INTERNACIONALES: MEDICOS SIN FRONTERAS

Pacientes precisan que Johnson & Johnson reduzca el precio de medicamento vital contra la tuberculosis

Activistas contra la tuberculosis, voluntarios y miembros de la sociedad civil, se han sumado a las protestas organizadas...

14 de Octubre de 2019
Activistas contra la tuberculosis, voluntarios y miembros de la sociedad civil se han sumado a las protestas organizadas en línea y frente a las oficinas de Johnson & Johnson en los Estados Unidos de América, Sudáfrica, Brasil, Bélgica, Ucrania y España, para reclamar a la farmacéutica que ponga el medicamento a disposición de los pacientes por no más de un dólar al día. J&J no desarrolló por su cuenta este medicamento, sino que hubo diversas contribuciones, incluso de nuestra propia organización.
 

Nueva York, 10 de octubre de 2019.- Médicos Sin Fronteras (MSF) ha lanzado, en esta fecha, una campaña mundial en la que insta a la compañía farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) a que reduzca el precio de la bedaquilina (su fármaco para la tuberculosis) a un máximo de un dólar al día. De esta forma, se podría ampliar el tratamiento a los pacientes con tuberculosis resistente a los medicamentos, y reducir las muertes que estas cepas del bacilo causan.
 
Tuberculosis, protestas frente a oficinas de Johnson & JohnsonMSF demanda este recorte de precios teniendo en cuenta las contribuciones realizadas en el desarrollo de este medicamento, incluidas las realizadas por la propia organización médico-humanitaria. Activistas contra la tuberculosis, voluntarios y miembros de la sociedad civil se han sumado a MSF en las protestas organizadas frente a las oficinas de J&J en Estados Unidos, Sudáfrica, Brasil, Bélgica, Ucrania y España, para reclamar a la farmacéutica que ponga el medicamento a disposición de los pacientes por no más de un dólar al día.
 
"La bedaquilina fue desarrollada invirtiendo dinero de los contribuyentes, y con aportes de la comunidad mundial que trabaja en tuberculosis", recuerda Sharonann Lynch, asesora de políticas sobre VIH y tuberculosis de la Campaña de Acceso de MSF. "Quienes contribuyeron al desarrollo de la bedaquilina deberían poder opinar sobre el precio del medicamento. Por eso, hacemos esta llamamiento a J&J para que fije el precio de la bedaquilina por debajo de un dólar por día, de tal forma que se encuentre disponible para todas las personas con tuberculosis resistente a los medicamentos. No retrocederemos hasta que J&J baje el precio”.
 
Para el desarrollo de la bedaquilina se ha contado con un considerable apoyo de los contribuyentes, organizaciones sin fines de lucro y filántropos. Gran parte del crucial trabajo para informar del uso del medicamento y demostrar su valor terapéutico fue realizado por la comunidad de investigación en tuberculosis, los ministerios de salud y los proveedores de tratamiento, incluido MSF, y fue financiado por los contribuyentes y otros donantes. A pesar de este esfuerzo conjunto de I+D por parte de la comunidad mundial que trabaja en la tuberculosis, J&J ostenta en solitario la patente del medicamento en muchos países y tiene el derecho exclusivo de determinar en qué países se venderá el medicamento. Además, J&J ha obtenido un beneficio extraordinario: un bono de revisión de prioridad [1] por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) que puede usarse para acelerar una aprobación de comercialización para otro de sus medicamentos.
 
En la actualidad, J&J cobra por la bedaquilina el doble del precio que reclama MSF. El gigante farmacéutico ha tasado en 400 dólares el coste del fármaco para un régimen de tratamiento de seis meses para países elegibles para comprar el medicamento a través del Servicio Mundial de Medicamentos, un mecanismo de adquisición de fármacos y herramientas de diagnóstico.  
 
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Liverpool han calculado que la bedaquilina podría producirse y venderse con beneficios por mucho menos: por tan solo 25 centavos por día (0,22 euros) si se vendieran al menos 108.000 cursos de tratamiento al año.
 
A un precio de un dólar por día, el importe de la bedaquilina en los 20 meses de tratamiento que requieren muchos pacientes con tuberculosis resistente (TB-DR) sería de 600 dólares. En comparación, el precio más bajo que J&J cobra hoy por 20 meses de bedaquilina es de casi el doble: 1.200 dólares (2 dólares por día) en países elegibles para comprar a través de Servicio Mundial de Medicamentos. En otros países que no son elegibles para comprar mediante este mecanismo, la compañía farmacéutica carga un coste mucho mayor. Este precio elevado afecta a las posibilidades de ampliar el uso del medicamento en muchos países que hacen frente a epidemias de formas de la enfermedad resistentes a los fármacos. Hay que tener en cuenta que la bedaquilina es solo una de los múltiples medicamentos requeridos en los regímenes de tratamiento.
 
“La bedaquilina me salvó la vida. Padecí muchos efectos secundarios durante mi tratamiento anterior, que incluía medicamentos inyectables”, recuerda Noludwe Mabandlela. Noludwe recibió tratamiento para la tuberculosis multirresistente (TB-MDR) en Khayelitsha, Sudáfrica y se curó a principios de año. “Tras cambiar a la bedaquilina, mi salud mejoró mucho más rápido. No quisiera que nadie pasara por lo que sufrí. Las empresas farmacéuticas como J&J deberían dejar de inflar el precio de una medicina que ofrece un salvavidas a las personas afectadas con formas de tuberculosis resistentes a los fármacos".
 
La bedaquilina es uno de los tres nuevos medicamentos contra la tuberculosis que se han desarrollado en más de medio siglo (los otros son la delamanida y la pretomanida). Los regímenes de tratamiento de TB-DR recomendados anteriormente y utilizados en la mayoría de los países requerían que las personas tomaran hasta 20 pastillas diarias durante dos años y soportaran cada día inyecciones dolorosas y efectos secundarios graves que van desde la psicosis y las náuseas persistentes hasta la sordera. Estos tratamientos subóptimos solo lograron curar al 55% de las personas con tuberculosis multirresistente y al 34% de las personas con tuberculosis extremadamente resistente (TB-XDR).
 
Sobre la base de los datos generados por la comunidad de tuberculosis que han demostrado que los tratamientos que incluyen la bedaquilina ofrecen mejores resultados, la Organización Mundial de la Salud recomendó en 2018 que se empleara la bedaquilina como parte central de un régimen de tratamiento totalmente oral, reemplazando los medicamentos inyectados. El mayor uso de la bedaquilina ya ha mostrado beneficios, incluso entre los pacientes que tenían menor probabilidad de responder al tratamiento (personas que viven con el VIH y pacientes con TB pre-XDR y TB-XDR). Así, en Bielorrusia, entre las 244 personas tratadas con la bedaquilina (96% de las cuales tenían TB pre-XDR o TB-XDR) y la tasa de éxito del tratamiento aumentó al 87%.
 
"Hemos visto a muchos pacientes quedarse sordos, perder sus trabajos o sus vidas porque no tenían otra opción que los insoportables medicamentos contra la tuberculosis que tenían que inyectarse", afirma Pilar Ustero, asesora médica de la Campaña de Acceso de MSF. “Ahora, la bedaquilina cambia las reglas del juego dando a las personas con formas de tuberculosis resistentes que pueden acceder a este medicamento mayores oportunidades de curación, sin los efectos secundarios tóxicos. Necesitamos que este medicamento sea asequible para todos los que lo requieren y en todas partes".
 
Desde que hace un año la OMS recomendara el uso de la bedaquilina como un medicamento esencial para el tratamiento de la TB-MDR, menos de 12.000 personas han sido tratadas con un régimen que incluya este medicamento, según los datos de los programas nacionales de tuberculosis. Esta es una cifra insignificante teniendo en cuenta que aproximadamente el 80% de las 558.000 personas que desarrollan tuberculosis resistente deberían ser tratadas con este medicamento. La implementación rápida de un tratamiento mejor tolerado que contenga bedaquilina solo tendrá lugar si J&J la hace asequible y aumenta su disponibilidad, incluso permitiendo que otros fabricantes de medicamentos para la tuberculosis produzcan versiones genéricas.


* * *
 
MSF es el mayor proveedor no gubernamental de tratamiento contra la tuberculosis en todo el mundo y lleva involucrado en la atención de la tuberculosis desde hace 30 años trabajando, a menudo, junto a las autoridades nacionales de salud para tratar a los pacientes en una amplia variedad de entornos, incluidas zonas de conflicto crónico, barrios marginales, cárceles, campos de refugiados y zonas rurales. Desde  de septiembre de 2018, más de 2.000 personas han sido tratadas con los medicamentos más nuevos en los proyectos de MSF en 14 países. 633 han recibido delamanida, 1.530 con bedaquilina y 227 con una combinación de ambos medicamentos.
 
MSF también trabaja para superar las barreras de patentes para este medicamento y asegurar la entrada de múltiples productores como una solución a largo plazo para el acceso a una bedaquilina asequible. En febrero de 2019, MSF apoyó una oposición presentada por dos supervivientes de tuberculosis contra la solicitud de patente de J&J en India. MSF también está instando al Gobierno indio a anular la patente y a alentar a sus fabricantes de medicamentos para la tuberculosis a suministrar la bedaquilina para su programa de tuberculosis nacional mediante la emisión de una "licencia obligatoria", ya que la tuberculosis resistente a los medicamentos constituye una emergencia de salud pública. Esta puede ser una forma efectiva de superar eventualmente las barreras de patentes para acceder a productos sanitarios vitales. Así mismo, otros países podrían seguir su estela y emplear el alto precio como base para emitir igualmente licencias obligatorias.


Referencias
 
[1] Bajo el programa de bonos de revisión de prioridad para enfermedades olvidadas, cuando la FDA aprueba un producto elegible para enfermedades olvidadas (sea medicamento o vacuna) el desarrollador recibe un PRV. Este se puede usar para acelerar la revisión por parte de la FDA de cualquiera de los medicamentos o vacunas del desarrollador. Como alternativa, el desarrollador puede optar por vender su bono a otra entidad. En anteriores ocasiones, este bono ha alcanzado un precio de hasta 320 millones de euros.