INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

China y su nuevo Imperio

Con un espectacular desfile llevado a cabo en Pekín, y exhibiendo un indiscutible poderío militar...

04 de Octubre de 2019
Con un espectacular desfile llevado a cabo en Pekín, y exhibiendo un indiscutible poderío militar, se conmemoró el septuagésimo aniversario de la fundación de la República Popular China.

China, desfile militar, Setenta aniversario Revolución CulturalEn plena tensión con los Estados Unidos de América, por los términos del intercambio comercial bilateral, Xi Jinping y el Partido Comunista se proponen mostrar al mundo la grandeza del país, que la mayoría de líderes y analistas occidentales se resisten a reconocer. Aún más, insisten con obsecuencia en la necesidad de occidentalizar a China, pretendiendo que mañana o en el 2030, ésta nación se convierta en una democracia liberal, pues les parece un tanto extraño que los valores e instituciones de la modernidad europea hubiesen encajado con relativa facilidad en Japón o Corea del Sur, y en China, en cambio, esa posibilidad no haya tenido eco.

En rigor, aquél es un craso error de diagnóstico, habida cuenta de que pone en evidencia la ignorancia y el sesgo arrogante con que, en ocasiones, observadores en Occidente insisten en percibir al continente asiático -o al mundo entero, para el caso- como una entidad única. Así lo expresa el periodista y escritor británico Martin Jacques, en su libro Cuando China Gobierne el Mundo: El Fin de Occidente y el Surgimiento de un Nuevo Orden Global, que data de 2009. Jacques argumenta que la República Popular China nada tiene de nación convencional sino que, antes bien, personifica un Estado-civilización, y que su modernización económica, en conjunto con la revolución tecnológica que la acompaña, de igual modo que el vertiginoso desarrollo en sus infraestructuras físicas y digitales, la han conducido a una nueva modernidad, bien distinta a la experimentada por Occidente desde mediados del siglo XIX. Al final, sostiene el analista, se ha abierto una suerte de competencia entre varias modernidades; proscenio en donde los ciudadanos chinos se sienten en extremo orgullosos de su propia versión.

Tras haber sido invadida y sometida por Europa durante alrededor de tres siglos, la actitud de China hacia el mundo hoy dista mucho de aquella del pasado. Al reconocerse como una sociedad eminentemente agraria y con poco margen de maniobra entre 1850 y la primera mitad del siglo XX, era previsible que el opio, las guerras y la pobreza la situaran en condiciones de inferioridad en el escenario internacional. El ya citado Jacques y otros sinólogos se muestran de acuerdo en que la autoestima de China se ha desmoronado a partir de los acontecimientos del último siglo y medio, los mismos que forjaron un modo aprehensivo de observar a los occidentales. El incremento del gasto en seguridad y defensa, una mayor precaución a la hora de entablar negociaciones comerciales, o un discurso con tono nacionalista en la proyección de su política exterior, causan temor a la Unión Europea e, incluso, a los Estados Unidos.

De la resistencia al imperialismo occidental, que llevó a Mao Tse-Tung al poder en 1949, la República Popular ha pasado a promover su propia idea de lo que debería ser un imperio. Cada nuevo proyecto que se emprende, bien en Asia Central, el Africa o América Latina, es la demostración del ascenso de China se anuncia sin complejos. Por ejemplo, el nuevo aeropuerto internacional de Beijing-Daxing, diseñado para recibir más de setenta millones de pasajeros al año, costó US$ 25 mil  millones (el más costoso del mundo hasta hoy), cuenta con conexión a Internet 5G, y se respalda en tecnología de reconocimiento facial en todas sus instalaciones.

La China de hoy es como la joven que en el colegio era maltratada y menospreciada y, casi de súbito, un día salta a la pasarela como la modelo más despampanante, despertando la envidia y el desconcierto de todos. 

 

 

Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.