INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

El G-7 sin China: la UE no reacciona

En la cumbre del G-7, celebrada entre el 24 y el 26 de agosto, en Biarritz, Francia...

02 de Septiembre de 2019

En la cumbre del G-7, celebrada entre el 24 y el 26 de agosto, en Biarritz, Francia, se dieron cita los representantes de las pretendidas siete mayores potencias económicas, políticas y militares, para discutir sobre los asuntos más importantes del actual concierto internacional. Conformado por Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Japón, el G-7 continúa siendo un poderoso bloque, que resultó del orden internacional de la Guerra Fría y se mantuvo vigente en los años posteriores. Constituye la prueba fehaciente de que Occidente aún puede plantear un juego interesante, y que sus decisiones suelen ser vinculantes para el mundo entero. La expulsión de Rusia del foro, a partir de 2015, demuestra su autoridad y alcance actual, pues solo los estados dispuestos a entrar en su espacio de cooperación y sujetarse a sus reglas, pueden participar y beneficiarse de la integración que el grupo promueve.

Xi Jinping y Vladimir PutinNo obstante su importancia, los líderes occidentales parecen no reaccionar frente a la transición en curso, excepto por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha comenzado a tomar en serio el desafío planteado por China. Y es que, sin subestimar la relevancia de las tensiones con Irán, país invitado a la cumbre por el presidente francés, Emmanuel Macron; sin negar la gravedad de los incendios en la selva amazónica, situación que motivó un pronunciamiento de los siete jefes de Estado; o reconociendo que el Brexit es un asunto de primer orden, el primer lugar de la agenda del G-7 debería ser, al menos para el 2020, la incorporación de China al club.

Casi siete años después de que el gigante asiático los superara a casi todos en el tamaño de su economía, estos siguen reuniéndose como si nada hubiera cambiado. Hablan de China, pero no con China, o si lo hacen, es únicamente hasta donde lo indica la conveniencia. Es como pedirle dinero a un amigo para organizar una fiesta, y no invitarlo. Solo Trump y los presidentes anteriores de los Estados Unidos, fundamentalmente Barack Obama, comprendieron el nuevo momento, proponiendo desde 2011 la estrategia Pivot to Asia.

Evidentemente, Pekín no tiene intención de ocultar sus ambiciones globales ni sus necesidades estratégicas, y rápidamente está ocupando numerosos espacios de influencia. En desarrollo de la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda Marítima y Terrestre (China’s Belt and Road Initiative), el gobierno chino ha suscrito acuerdos con más de 120 países, para el desarrollo de infraestructuras viales, energéticas y portuarias, que hacia el año 2027 ascenderán a 1.5 trillones de dólares.

El nuevo tren que comunica a Lagos y Abuja, las principales ciudades de Nigeria; el tren multimodal del corredor centrooriental de la costa africana (para conectar los centros urbanos más  importantes de Kenia y países vecinos); el nuevo tren de alta velocidad que une a Jakarta y Bandung, en Indonesia, o el nuevo parque eólico de Chile, son solo algunos de los múltiples proyectos impulsados y financiados por China.

Mientras Macron, Merkel, Trudeau o Shinzo Abe se toman la foto y se conforman con actuar como potencias equilibradoras, el presidente chino, Xi Jinping, se ha arriesgado con nuevas y audaces jugadas que se apartan de la lección de Deng Xiaoping: 'Esconde tu fuerza, aguarda tu tiempo'.

Los europeos han ido más lejos, y aplican una nueva máxima: 'Renuncia a tu fuerza, pierde tu tiempo'


 
Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.