INTERNACIONALES: RILEY WALTERS

¿Qué beneficio obtuvo Estados Unidos tras el cónclave entre Donald Trump y Xi Jinping durante el G-20?

El mundo contuvo la respiración, anticipándose al encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump...

04 de Julio de 2019


El mundo contuvo la respiración, anticipándose al encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario chino Xi Jinping de este 28 de junio, en los márgenes del cónclave de líderes del Grupo de los 20 en Osaka, Japón. El resultado del encuentro nada tuvo de sorpresivo, a pesar de que ambos líderes conferenciaron durante casi una hora de reloj. En el cierre, los dos acordaron continuar las negociaciones con miras a poner fin a la guerra comercial entre los Estados Unidos de América y la República Popular China.

Donald Trump y Xi JinpingDonald Trump acordó congelar su decisión de implementar sanciones contra US$ 300 mil millones en bienes producidos en China, que EE.UU. compra. En concordancia con los conceptos vertidos por el mandatario estadounidense, ambos líderes también conversaron sobre la adquisición china de productos estadounidenses del sector agrícola, y la cuestión que hace al intercambio estudiantil. Los mercados respondieron de manera acorde, frente al auspicioso resultado del cónclave bipartito.

Sin embargo, Trump también compartió una serie de comentarios vagos en relación a permitir que firmas privadas de los Estados Unidos continúen comerciando productos a Huawei Technologies Co., gigante chino de las telecomunicaciones y, a la vez, factor de preocupación para el establishment de la seguridad nacional en los EE.UU. La comunidad de seguridad americana, en consecuencia, ha compartido reparos.

Mientras que lo cierto es que aún resta conocer numerosos detalles al respecto de lo que Trump y Xi convinieron, el resultado fue, en esencia, el que quien esto escribe anticipara el preciso día del cónclave; esto es, que los presidentes acordarían una nueva tregua en la guerra comercial que los tiene por protagonistas. De momento, es positivo saber que no se implementará un nuevo incremento de impuestos contra aquellos ciudadanos estadounidenses que compren bienes Made in China, pero firmas privadas y consumidores aún deberán pagar por el impuesto del 25% interpuesto contra US$ 250 mil millones en bienes de origen chino, hasta tanto no se firme un acuerdo comercial definitivo.

Y no existen indicios sobre la fecha en que tal acuerdo pueda conocerse. Considerándose lo cerca de construir un acuerdo que han estado ambos países, podría esperarse que esa firma tenga lugar previo a fin de año. El lunes, Trump reiteró que él desea acordar definitivamente con Xi, y que el presidente chino espera lograr idéntico objetivo. En Washington, solemos tomar nota de analistas que se preguntan sobre quién se propone acordar más que el otro; si acaso es Donald Trump, o si acaso es Xi Jinping.

Al final del día, esa pregunta -sin embargo- deviene en improcedente, dado que comporta un aspecto más bien político, y la política en Washington ciertamente es muy diferente a la que se practica en Pekín. Es como asistir a la proverbial comparativa entre manzanas y naranjas. Por ejemplo, en lo que respecta al modo americano de hacer política, la Casa blanca continúa describiendo al convenio que pueda firmarse con China como de índole comercial. Trump no desea etiquetarlo de otro modo, en gran parte porque él mismo ha hecho campaña promocionándose como un constructor de acuerdos.

Brevemente, he explicado en éste texto la razón por la cual un acuerdo con la República Popular China no es un acuerdo comercial en el sentido tradicional, sino que, antes bien, se trataría de un convenio ejecutivo emparentado con los intereses económicos estadounidenses en el seno de China. En esa nación asiática, Xi Jinping no necesita preocuparse por las elecciones; solo debe atender al prospecto de satisfacer a otros miembros del Partido Comunista. Esto es así, al punto en que la pregunta que versa sobre cuál de los dos líderes se esmera más por firmar un acuerdo, comporta un carácter económico. Hace al interés de ambas naciones consolidar un acuerdo. La impasse actual no es favorable para nadie.

De tal suerte que, ¿qué fue lo que Estados Unidos obtuvo como beneficio tras enviar a Trump al G-20 para reunirse con Xi Jinping? Mi colega Jim Roberts escribió, recientemente, un análisis que exploró si acaso estas cumbres del G-20 valen la pena, después de todo. Mientras más rápidamente se construya un convenio entre los EE.UU. y China, más pronto los ciudadanos de los Estados Unidos asistirán a una eliminación de los aranceles, verificando luego un marcado recorte de impuestos. La razón es que existen maneras de negociar con China, preferibles a subirle impuestos a los estadounidenses. Previamente también, compartí una serie de alternativas con la que EE.UU. cuenta, a efectos de firmar un acuerdo con la República Popular. 

Por culpa de los aranceles estadounidenses, durante el pasado año, los ciudadanos estadounidenses pagaron un aproximado de US$ 5 mil millones al mes en impuestos adicionales.

Y, como al propio Trump le gusta decir, en inglés son billones. 'Billions, with a B'.



Artículo original, en inglés, aquí

 

 

Sobre Riley Walters

Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.