ECONOMIA INTERNACIONAL: JAMES M. ROBERTS

La corrupción y la violencia están destruyendo a Haití

Nuevamente, Haití se encuentra hoy rehén de otro ciclo de violencia.

27 de Junio de 2019

 

Nuevamente, Haití se encuentra hoy rehén de otro ciclo de violencia.

En los últimos meses, la recurrencia de manifestaciones ciudadanas que protestan contra la corrupción gubernamental han dejado como resultado un caos de vandalismo, disparos con armas de fuego, heridos, y muertes. El bloqueo de avenidas y caminos ha provocado disrupción en la distribución de alimentos, agua potable, medicinas, y en el funcionamiento de servicios públicos -todo lo cual ha potenciado los padecimientos de una población que ya experimentaba dificultades con rigor diario.

Crisis HaitianaLa última serie de protestas ciudadanas dieron inicio luego de un informe, desarrollado por el senado haitiano, que afirmaba que, entre otros personeros del gobierno e individuos vinculados a la élite del sector privado, el presidente Jovenel Moïse y su predecesor, Michel Martelly, habían incurrido en una defraudación de un aproximado de US$ 2 mil millones, originados en el ahora difunto programa 'PetroCaribe', ingeniado en Venezuela.

La intención original era que ese dinero asistiera a la población pauperizada de Haití, optimizándose la infraestructura, los servicios sanitarios y la educación. El movimiento contra el presidente Moïse crece día a día. Numerosas organizaciones cívicas y de partidos políticos, a las que se han sumado prominentes figuras del mundo de los negocios, han expresado su agudo descontento frente a la gestión presidencial.

Algunos observadores y analistas anticipan que Moïse se verá forzado a dimitir, previo a que su período presidencial llegue a término. Fuerzas de oposición han prometido que las manifestaciones continuarán en todo el país, hasta tanto Moïse renuncie. Sus consejeros y su propio vocero han afirmado, en contrario, que Moïse no cederá su puesto, en tanto han negado las acusaciones que comprometen a Moïse en el escándalo.

Moïse niega cualquier responsabilidad y, recientemente, hizo público un comunicado en donde intentó desmentir su involucramiento. El mandatario haitiano ha exigido a todos los involucrados que acepten responsabilidad, que habrá una investigación, y que se hará justicia sobre el particular.

Sin embargo, la credibilidad otorgada a las acusaciones han hecho que la popularidad de Moïse se redujera al mínimo -y se estima que esa caída se acentuará.

Amén de la inestabilidad política, el parlamento haitiano ha vuelto a fallar, a la hora de ratificar un nuevo gobierno y de designar a un nuevo primer ministro, tras la eyección de Jean-Henry Céant en marzo pasado. A la sazón, los frustrados líderes de los partidos de oposición terminaron saqueando el edificio parlamentario. A la postre, Haití se vuelve ingobernable, tras cada día que se sucede.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha suspendido el otorgamiento de un crédito de US$ 229 millones, en razón de que Haití no cuenta con un gobierno funcional que esté en capacidad de recibir y gestionar tales fondos, mientras que la ausencia de moneda estable ha provocado un masivo apagón que ha dejado a muchos ciudadanos sin una fuente de energía, y sin acceso a combustibles. 

La inflación también se ha potenciado; escenario que ha dejado a la ciudadanía sin posibilidad de adquirir productos de primera necesidad y alimentos.

Recientemente, el Departamento de Estado de los Estados Unidos redujo sus advertencias para viajar a Haití, cifrándolas en el segundo nivel más elevado -justo antes de la recomendación 'No Viajar'-, para el semestre remanente de 2019. Otras naciones han compartido similares advertencias.

Como resultado, las líneas aéreas comerciales han reducido los vuelos a ese país, lo cual complica las labores que llevan adelante grupos de misioneros y organizaciones humanitarias de origen estadounidense y de otras geografías. En consecuencia, no es posible enviar suministros ni voluntarios, lo cual amenaza el mantenimiento de un esquema vital para Haití y genera un vacío en escuelas, clínicas, centros comunitarios y otras instituciones de importancia que ayudan a que esta nación se mantenga mínimamente a flote.

El Indice de Libertad Económica (desarrollado por la Fundación Heritage, en Washington, D.C.) ya se ha ocupado de apreciar las medidas que el gobierno haitiano necesariamente debería tomar, a efectos de reconstruir estabilidad y de generar las condiciones para mejorar la libertad económica y el crecimiento del PBI. En esa lista de recomendaciones, la primera invita a combatir la corrupción interna y a reforzar la aplicación del Estado de derecho, de forma coherente y a consciencia.

Esta y otras reformas de fondo son vitales, si acaso el objetivo coincide con impedir que la población haitiana transite por mayores padecimientos.



Artículo original, en inglés, aquí


 

Sobre James M. Roberts

Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití