POLITICA ARGENTINA | FOTOGRAMAS: MATIAS E. RUIZ

Argentina: 'Pichetismo de emergencia'

La coalición de gobierno que responde al Presidente Mauricio Macri decidió...

11 de Junio de 2019


La coalición de gobierno que responde al Presidente Mauricio Macri optó, este martes 11 de junio, por poner fin al misterio: el senador peronista Miguel Angel Pichetto será quien acompañará al jefe de Estado en sus aspiraciones reeleccionistas en los comicios generales de octubre próximo.

Pichetto y Mauricio Macri, Pichetto VicepresidenteReconocido albacea de lo que algunos han dado en llamar 'peronismo republicano' -exteriorización esta última que pretende ahuyentar el ADN desestabilizador que bien supo caracterizar a ese espectro-, Pichetto terminó personificando una alternativa superadora como wingman de Macri, frente a la ingenua intentona del radicalismo de imponer a un vicepresidente de cosecha propia. En tal sentido, de poco sirvieron las arengas del mendocino Alfredo Cornejo y de algunos de sus correligionarios en la UCR, quienes bramaban poco disimuladamente por un proceso aperturista que, eventualmente, hubiese podido beneficiarles. Casi ajedrecística, la jugada de apertura efectivamente sobrevino, pero en franco desmedro de los personeros contestatarios del yrigoyenismo que poco atrás se manifestaron en estruendosa -aunque inocua- convención en Parque Norte.

No obstante, la decisión presidencial no solo cobró forma de desaire para los radicales cambiemitas; el purismo PRO -oportunamente verbalizado en los discursos de Jaime Durán Barba o en los retóricos tentempiés autorreferenciales de Marcos Peña Braun- también acusó un doloroso punch. Acaso en la perspectiva del Ingeniero Macri, aquél sectarismo electoral resultó imprescindible en el amanecer de su gestión, pero la presente realidad política imponía despojarse de él cuanto antes. Pragmatismo, sentenciarán algunos, no sin sonrojarse.

Primer corolario: 'Cambiemos' se ha convertido en un remoto recuerdo, por cuanto, al consorcio 'cool' de ProponentesRepublicanos y radicales de nobles costumbres (Cornejo, Gerardo Morales) y al brazo político progresista/populista de management territorial (María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta) se agrega desde ahora el justicialismo democrático referenciado en Miguel Pichetto que, no siendo ello poco, garantizará un flujo de relaciones más fluídas con gobernadores de provincia, la Cámara de Senadores, y la administración de justicia en sus Vertientes Comodoro Py y Corte Suprema.

Así las cosas, si los ADRs argentinos en el New York Stock Exchange (NYSE) evidenciaron un brusco spike o rebote, ello se debió a la notificación foránea de que el macrismo terminó de edificar una suerte de combinado integrado con los cuadros más rescatables de la poco prolífica arena política nacional. A ese microshock de confianza, naturalmente, aportó el discurso compartido por el propio Pichetto en el Congreso tras conocerse su nominación -ponencia que se viera colorida de una sólida reivindicación del sistema capitalista o de libremercado. Puesto en limpio: la Administración Macri parece haberse percatado del eminente riesgo institucional que azuza, con perturbadora cadencia en forma de expresiones e infortunadas advertencias de vendetta, el kirchnerismo desde su atalaya en Unidad Ciudadana.

Otras aristas que arroja el particular no serían menos relevantes. En primer término, el pichetismo emergente en tiempo de descuento le imprime un efecto inocultablemente devaluacionista a la figura del Jefe de Gabinete Marcos Peña. Para muchos dirigentes de peso, éste dejará de ser un interlocutor válido; siempre será preferible lidiar con el senador rionegrino, portador de una trayectoria negociadora/dialoguista que el otrora hijo putativo de Mauricio Macri no puede siquiera intentar emular. Peña Braun cargará desde ahora con el punzante estigma de una desautorización presidencial sin precedentes; novedad que arriba en una instancia en la que se ha ganado la declarada enemistad del grueso de los integrantes del Gobierno Nacional, mientras que no pocos analistas económicos continúan responsabilizándolo por haber provocado un ruido innecesario en el libre juego de las variables macroeconómicas.

En simultáneo, ese pichetismo de emergencia ha volado por los aires la curiosa exteriorización conocida, en el quehacer suburbano, como 'Plan V' ('María Eugenia Vidal Presidente'), patrocinada y fogoneada desde la clandestinidad por Horacio Rodríguez Larreta -otro derrotado de la tornadiza jornada.

Finalmente, la Novedad Pichetto le ha inoculado el virus de la abulia a próximos titulares que pudieren compartir apostillas sobre cualquier conversación que sostengan entre ellos Sergio Tomás Massa, Roberto Lavagna, o Graciela Camaño. Sobre éstos, la opinión pública desconoce qué posicionamiento, sistema de propuestas o ideología los convoca. Sin que ello represente sorpresa, esta previsible licuación de viejas personalidades en desordenado proceso de retiro se superpondrá a otro incipiente fenómeno (que ya se ha comentado aquí), y que prohíja la inescapable aniquilación de los partidos tradicionales.

Para certificarlo, la República Argentina se halla ahora bajo el comando y control de una peculiar y polimórfica cuadrilla, estructurada por radicales, progrepopulistas cambiemitas y peronistas representativos. Allí donde aún resta comprobar si, en octubre, los votantes le obsequiarán su correspondencia a semejante osadía.


 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.