INTERNACIONALES: JUAN DAVID GARCIA RAMIREZ

Los cosmointelectuales y sus burlas contra el resurgir conservador

Vientos de cambio.

14 de Enero de 2019
En un especial para el matutino colombiano El Espectador, inconvenientemente intitulado ¿Está de vuelta el Fascismo?, el historiador británico Michael Buleigh declama que el conservadurismo moderno atraviesa hoy una acentuada crisis, en virtud de la degeneración a la que la han transportado las élites políticas de Occidente, obsesionadas con la manipulación de la identidad nacional y el rechazo a la globalización como fuerza del cambio.

Brexit, Reino Unido, Socialismo, PopulismoSin llegar a  equiparar a los líderes, partidos y movimientos de derecha que han surgido en el último decenio, con el Partido Nacional Fascista de Mussolini o el Nacionalsocialista de Adolf Hitler, el mencionado ha referido, en todo caso, que personajes como Beatrix von Storch, de Alternativa para Alemania, o Jacob Rees-Mogg, partidario del Brexit, avergonzarían a un pensador conservador como Eric Voegelin. En el recuento, Burleigh hace referencia a un conjunto de élites políticas que, en rigor, no serían conservadoras ni liberales, ni de derecha ni de izquierda. Se trata -en su perspectiva- de grupos que han manoseado a la gente en los Estados Unidos de América, el Reino Unido, España, la Unión Europea, Colombia y cualquier geografía del mundo, imponiendo sus experimentos a los efectos de mantener bajo control a la ciudadanía -nunca cediendo un ápice de poder.

En la actualidad, aún cuando Michael Burleigh y numerosos intelectuales alejados del sistema es esfuercen en negarlo, para el ciudadano común no es grato que dirigentes políticos y encumbrados medios de comunicación dilapiden tiempo y recursos para difundir retóricas o ideas que consideran más urgentes que los problemas concretos que afectan a todo los colectivos a diario. Bastará, pues, con encender el televisor para comprobarlo: si bien la violencia contra la mujer es un hecho y es menester que los Estados nacionales atiendan al problema con diligencia, no deja de ser certero afirmar que la exacerbación de los titulares en torno del particular ha terminado por alimentar una maquinaria de propaganda que obedece los dictados de la ideología de género, desconociendo en el proceso el carácter contundente y abrumador de estadísticas que, conforme también puede certificarse, ponen a otras expresiones de violencia en primeros lugares para la ponderación ciudadana.

Existe, finalmente, una evidente tergiversación de la realidad allí: mientras hombres y mujeres procuran convivir de la mejor manera posible en todo ámbitos de cotidianeidad, ciertas élites insisten en promocionar y fogonear una agenda feminista de confesión radical, la cual no se esmera en incrementar libertades individuales ni en luchar sinceramente por el reconocimiento de la igualdad; antes bien, persigue la consolidación de una guerra abierta contra el género masculino. En síntesis, su finalidad es acentuar la fractura social.

No se trata, entonces, de conservadores poderosos, a los que el autor citado líneas arriba ridiculiza y califica de retrógrados; ni se trata de masas ignorantes que se inclinaron por la alternativa 'Leave' en oportunidad de expresarse a favor o en contra del Brexit; ni de quienes obsequiaron un ruidoso voto de confianza al núcleo VOX en Andalucía; ni de quienes condujeron a Jair Messias Bolsonaro a la presidencia de Brasil. Si -conforme se observa- hoy numerosas naciones explicitan un giro a la 'derecha' y optan por liderazgos diferentes, desde luego que ello difícilmente se deba a una eficiente campaña de desinformación o a un reducido coeficiente intelectual de su electorado promedio.

Será lícito convenir que la razón reposa, fundamentalmente, en el hartazgo de la ciudadanía, que ha venido observando el modo en que la riqueza producida por su trabajo se malgasta en propagandas multimillonarias como la ya mencionada, o en programas que otorgan excesivos privilegios (en inglés, le dirán entitlements) a inmigrantes ilegales. Un caso bien gráfico está dado por el que tiene lugar en el Reino Unido, país en donde el recién llegado puede escoger el apartamento donde vivirá, recibe un monto -financiado por el Estado- en una cuenta bancaria, y se le ofrece un menú semanal de su preferencia -aspectos que, como siempre, corren por cuenta del atribulado contribuyente.

Esta semana, en España, el Partido Popular y VOX han firmado un convenio basado en 37 puntos a criterio de gobernar Andalucía. La meta del documento se verifica en intentar recuperar la confianza del ciudadano en las instituciones; y podría afirmarse, sin temor al error, que la intención en este caso busca detectar maneras de representar verdaderamente los intereses principales y cotidianos de aquél -proponiéndose un cambio, desde la urna de cristal tan característica de los políticos cosmopolitas, por las cuestiones reales que preocupan a la gente de a pie.


 
Sobre Juan David García Ramírez

Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.