INTERNACIONALES | REALPOLITIK: PHILIP GIRALDI

El retiro de tropas estadounidenses de Siria enfurece a los halcones

Un obsequio de Navidad para los pueblos sirio y estadounidense.

25 de Diciembre de 2018

La orden del presidente estadounidense Donald Trump de retirarse de Siria ha sido recibida, predeciblemente, con una avalancha de condenas, lo cual terminó con la renuncia del Secretario de la Defensa, James Mattis, el pasado jueves. La carta de renuncia de Mattis se centró en la traición acometida contra los aliados -aunque no abundó en detalles sobre sus razones para decirlo-, lo cual sugiere que el General del Cuerpo de Marines estaba teniendo algunas dificultades a la hora de discernir que los intereses de los Estados Unidos son algo diferentes de los que aliados desaprensivos como Israel o Arabia Saudita se esmeran en manipular, al tirar de las palancas del poder en Washington y en los medios de comunicación. Claramente, Mattis aprecia el hecho de que contar con aliados hace de efecto multiplicador en tiempos de guerra, pero fracasa en comprender que eso también es un lastre, conforme el escenario lo obliga a uno a ir a la guerra para defender a esos países, antes que responder en los intereses de la propia nación.

Retiro de tropas estadounidenses desde Siria, Donald Trump, Geopolítica, Oriente MedioLos medios de comunicación rápidamente se alinearon detrás de Mattis. El viernes, The New York Times presentó un editorial principal, intitulado: 'Jim Mattis tenía razón', mientras que las cuentas de Twitter de usuarios neoconservadores estallaban en indignación. Los prominentes bocones de los halcones, David Frum y Bill Kristol, entre muchos otros, proclamaron en esa red social que el final se acerca.

Previo al dramático anuncio de Mattis, la prensa americana había decidido ir a la guerra contra la Administración Trump en relación a Siria, e informando que otras fuentes anticipaban que también habría reducción de soldados en Afganistán. El titular siguiente, en rigor, apareció en un artículo publicado online en la agencia de noticias Reuters el día después de conocido el anuncio del presidente: 'En el retroceso de Siria, Trump desmiente a consejeros de alto nivel y deja ciegos a los comandantes militares de Estados Unidos' ('In Syria retreat, Trump rebuffs top advisers and blindsides U.S. commanders'). Sería difícil imaginar algún método de insertar más mentiras en una oración relativamente breve: 'Retroceso', 'Desmentida' y 'Ceguera' no son palabras que buscan orientar al lector a un mínimo de análisis racional sobre lo que está ocurriendo en la política estadounidense hacia Oriente Medio. En lugar de ello, el titular de Reuters estaría queriendo decir: 'Hey; ese idiota de la Casa Blanca volvió a estropearlo!'.

Considérese por un momento la agenda que Reuters, en apariencia, estaría promocionando. En la práctica, Reuters respalda una invasión de carácter ilegal e inconstitucional de Siria por parte de los Estados Unidos, país que ha expresado que su principal objetivo consistía en eliminar una organización terrorista que ya ha sido mayormente abatida; en paralelo, Reuters apoya un objetivo que no suele reconocerse abiertamente, esto es, la meta del cambio de régimen en perjuicio del legítimo gobierno de Damasco, y la expulsión de los aliados más importantes de ese gobierno. Reuters está pregonando que el permanecer en Siria sería algo bueno para los Estados Unidos, e incluso para sus 'aliados' en la región, aún cuando no hay manera de 'ganar', y mientras tampoco existe una estrategia de salida.


Presuntamente, Reuters fundamenta su respaldo en el juicio colectivo de un grupo de 'consejeros de alto nivel' que son confesos promotores de la guerra, y a quienes la ciudadanía del resto del mundo (incluyendo a la de EE.UU.) considera como psicópatas o, posiblemente, desquiciados mentales. Y luego están las preferencias de los generales 'a quienes se ha cegado', como Mattis, que tienen un interés personal en lo que a su carrera respecta, esforzándose ellos en mantener un status recurrente de belicismo. Si Usted desea saber qué piensan realmente los militares sobre una guerra en desarrollo, pues entonces debe consultar a un sargento o a un soldado de primera clase -nunca a un general. El sargento y el soldado le confesarán a Usted que están hartos de despliegues sin fin que no resuelven ni logran nada. 

De igual manera, el titular de primera plana del New York Times del jueves pasado comunica a los lectores que los Editores no estaban satisfechos con la maniobra de Trump. El titular rezaba: 'La salida de EE.UU., vista como una traición a los kurdos, y como una tentación para ISIS'. También editorializaron así: 'La decisión de Trump de retirarse de Siria es alarmante. Solo consúltelo con los consejeros del presidente'.

The Washington Post no se quedó atrás. De inmediato, publicó un editorial tutelado por el siempre redituable neoconservador Max Boot, a quien en su oportunidad Caitlin Johnstone alguna vez calificó como 'El Hombre Acostumbrado a Equivocarse Siempre' (The Man Who Has Been Wrong About Everything). El artículo recibió el siguiente título: 'La sorpresa de Trump en el retiro de Siria es un gigantesco obsequio de Navidad para nuestros enemigos', el cual sintonizó con la increíble pieza de Victoria Nuland, al estilo '¡Al diablo con la UE!' y que fuera titulada: 'En sólo un tweet, Trump destruye la política estadounidense para Oriente Medio'. Boot y Nuland no pueden ser ponderados como autoridades objetivas sobre Oriente Medio, por cuanto han explicitado su más firme lealtad para con el Estado de Israel y sus intereses, tal como sucede con Fred Hiatt, editor y columnista de opinión que respalda siempre a ese país, desde los puntos de vista étnicos y filosóficos. Todos ellos son, naturalmente, devotos sionistas y, en apariencia, vale la pena repetir permanentemente la gran mentira que se quiere promocionar para la región. Tal como el propio Joseph Goebbels lo sentenciara en 1941: '(...) Cuando Usted miente, debe hacerlo en grande, y aferrarse a ello (...) aún bajo riesgo de verse ridículo'.

Los comentarios en torno de los artículos y las editoriales en el Post y el Times merodearon un abundante histerismo, sugiriendo en ocasiones que los lectores en realidad deberían creer que Trump estaba siguiendo órdenes del presidente ruso Vladimir Putin. Y lo que Reuters insiste en agitar, junto con el Times y el Post, en realidad es apenas la proverbial punta del iceberg. Los proveedores de noticias mainstream en la tevé se han unido para condenar la audacia de un presidente que bien podría estar intentando poner fin a una guerra; al mismo tiempo, los únicos comentarios favorables a la esperada medida del jefe de Estado han provenido de medios de comunicación alternativos.

Y bien valdría la pena refrescar las oportunidades en que Trump era calificado como 'estadista' por el establishment: ello sucedió dos veces; una de ellas, cuando se ordenó el ataque con misiles versus Siria, basándose la Administración en información fallida de inteligencia. El Deep State quiere sangre -nadie debe equivocarse en esta cuestión; y ese Deep State o Estado Profundo nada quiere saber con la palabra 'retroceso'. Y Trump de seguro casi no podrá contar con apoyo alguno desde el Congreso, habida cuenta de que las únicas personas que celebraron su decisión han sido los Senadores Rand Paul y Mike Lee -ambos, críticos de la intervención en Siria-, así como también la Señora legisladora Tulsi Gabbard -quien, desde los incios, aplaudió la decisión presidencial.

Los argumentos que se presentan a la hora de criticar la iniciativa de Trump tuvieron, desde el comienzo, sabor a discurso neoconservador. El referido escrito de Reuters, en sus primeros renglones, asegura que la reversión de la política sobre Siria 'conmovió a los legisladores y a los aliados de Estados Unidos, con la orden de retirar tropas de Siria, maniobra que pone fin a la política estadounidense en Oriente Medio. El resultado, dijeron ex funcionarios y funcionarios en actividad que fueron informados de la decisión, dotará de mayor poder a Rusia e Irán, y dejará sin terminar el objetivo de remover definitivamente el riesgo personificado por el Estado Islámico o ISIS, que ha perdido todo menos un pequeño territorio, y que podría reconstruírse'. El texto sigue adelante, citando a una fuente anónima del Pentágono, la cual opinó: 'La decisión de Trump fue ampliamente evaluada en el Pentágono como una maniobra tendiente a beneficiar tanto a Rusia como a Irán, los cuales han utilizado su respaldo hacia el gobierno sirio para potenciar su influencia regional. Asimismo, Irán ha optimizado su capacidad para remitir armamento al Hezbolá libanés, para que sea empleado contra el Estado de Israel. Al ser consultado sobre quiénes son los vencedores de la iniciativa de retirar tropas estadounidenses, el funcionario de la Defensa, quien habló en condiciones de anonimato, replicó: Geopolíticamente, Rusia; a nivel regional, el ganador es Irán'.

Otro pretendido 'experto', Charles Lister -del Instituto para Oriente Medio, Middle East Institute- fue citado en el texto antes mencionado, afirmando: 'La decisión destruye por completo a la estrategia de los Estados Unidos en Siria pero, lo que es más importante, destruye al objetivo central de la política exterior de la Administración Trump, que es contener a Irán'.

Israel también está calentando el ambiente contra Trump, afirmando que la decisión del jefe de Estado americano hará que Tel Aviv se sienta más insegura. El primer ministro Benjamin Netanyahu bregó por incrementar los ataques aéreos contra objetivos iraníes en Siria, como medida de seguridad adicional que pueda 'empatar' la traición estadounidense. Normalmente, los judíos estadounidenses del mundillo progresista, suelen unirse contra Trump, para defender a Israel. El realizador de cine Rob Reiner publicó en la red social Twitter, el pasado jueves, el siguiente mensaje: el presidente es un 'narcisita infantil, idiota y mentalmente inestable que está cometiendo delito de traición contra los Estados Unidos'.

Sin embargo, la historia real aquí -extraviada en la andanada de críticas- es que, aún concediéndose la hiperbólica afirmación de Donald Trump frente a que Estados Unidos ha derrotado a ISIS y que la razón para el retiro carece de sentido, cierto es que siguen sin existir verdaderas razones para que Washington mantenga fuerzas militares en Siria. En realidad, Estados Unidos hizo menos que nadie contra los grupos terroristas que infestaban la región; más han hecho los propios rusos, iraníes o sirios y, como resultado, tendría muy poco qué opinar a la hora de resolverse qué tipo de país tendrá Siria al finalizar la carnicería. Y esto es, ciertamente, algo bueno para el pueblo sirio.

Pero, presupongamos por un momento que la invasión estadounidense en verdad tuvo que ver con ISIS. Pues, bien; ISIS continúa aferrándose a una pequeña porción de territorio en cercanías del Río Eufrates, y se ha informado que le quedan entre mil y dos mil milicianos. Otras estimaciones hablan de una cifra de entre diez mil y veinte mil seguidores que ya se han dispersado, aguardando por un eventual resurgimiento del núcleo. El argumento de que ISIS se reorganizará y resurgirá como resultado del retiro estadounidense, presume que solo son los escasos y poderosos dos mil soldados estadounidenses allí desplegados los que venían impidiendo que Estado Islámico resurgiese, lo cual es ridículo. El mejor remedio contra cualquier recuperación de ISIS es respaldar el proyecto que busca reconstruir una Siria reunificada, la cual contará con recursos más que suficientes como para eliminar los últimos vestigios de los grupos terroristas que subsisten en su territorio soberano.

Y luego está el fallido argumento 'B', que llama a 'contener a Irán'. Aquello de la 'Contención' fue en su oportunidad una política ingeniada para los Estados Unidos por George Kennan en 1947, a los efectos de inhibir cualquier expansión de una eventual Unión Soviética potencia y dotada de armamento nuclear, la cual era correctamente percibida como una amenaza de importancia. Irán es una nación del segundo mundo con unas fuerzas armadas pequeñas, una economía de igual tamaño, y que no cuenta con armas nucleares; tampoco amenaza a los Estados Unidos ni a ninguno de sus vecinos. Pero Israel, respaldado por Arabia Saudita, no tiene a Irán en buen agrado, y ha inducido a Washington a que siga su agenda. La acción de retirarse de Siria confiesa que Irán no es una amenaza en realidad. El poner en posición a las fuerzas militares estadounidenses con la mira puesta en 'contrarrestar' a la República Islámica de Irán, no minimiza la amenaza contra EE.UU., porque allí no había ninguna amenaza, en primer lugar.

Tiempo después, se tropieza uno con el argumento de que la partida de tropas estadounidenses otorgará mayor poder a Rusia y a Irán. Para estos países, el permanecer en Siria consigna un pozo sin fondo para sus limitados recursos. Mientras más dinero y recurso humano deben destinar a Siria, menos tienen para involucrarse en otras geografías, y es difícil imaginar cómo cada país podría explotar favorablemente una 'victoria' en Siria, a los efectos de contrapesar su influencia en otras regiones del globo. Ambos verían con buenos ojos una resolución del problema sirio, así puedan marcharse de allí, de una vez.

Y, en lo que respecta a los Estados Unidos, sus fuerzas armadas sólo deberían ser desplegadas en otros cuadrantes de la geografía mundial, para defender a los propios Estados Unidos, o a sus intereses vitales. Y no hay nada de eso en juego en Siria. ¿Estará mejor o peor la seguridad nacional americana, si Washington opta por el retiro de tropas? Conforme soldados rusos y estadounidenses en rigor solo confrontan unos con otros, directamente, en Siria, la seguridad nacional americana, de hecho, mejorará notablemente. Porque los peligros de iniciar una guerra accidental con Rusia se verían reducidos dramáticamente. Según se ha conocido, ya han tenido lugar no menos de una docena de incidentes entre tropas estadounidenses y rusas en Siria, incluyendo episodios en donde se llegó al intercambio de disparos. Y esa docena de incidentes, es demasiado. Incluso las probabilidades de dispararse un conflicto armado contra Irán sería potencialmente desastroso para los Estados Unidos, así como también para el resto de los interesados en la región. De manera que, al cierre, es preferible poner distancia entre ambas veredas.

Y, finalmente, es preciso remitirse al argumento menos oído a la hora de analizar el retiro desde Siria -y que rara vez los medios de comunicación de los Estados Unidos, o políticos cabezaduras como Graham y Rubio, mencionan cuando se pronuncian sobre política exterior.  ¿De qué manera la intervención estadounidense en Oriente Medio y en Asia central y del sur ha beneficiado a los pueblos de las naciones que han sido invadidas o bombardeadas? De ninguna. De acuerdo a estimaciones, cuatro millones de musulmanes han sido asesinados, a consecuencia de las guerras que dieron inicio en 2001 -mientras que otros millones de personas han sido desplazadas de sus hogares. Más de ocho mil soldados estadounidenses han perecido en el proceso, en medio de conflictos bélicos sin propósito ni estrategia de salida. Y las guerras ciertamente han sido onerosas: van ya US$ 6 billones, y en franco aumento; y gran parte de ese dinero es prestado. La guerra sin fin implica matar sin fin, y esto debe terminar.

La decisión de retirarse de Siria es lo correcto, aún cuando debería uno preocuparse ante la posibilidad de que existan acuerdos secretos con Israel o con Turquía que, en rigor, puedan derivar en más ataques sobre territorio sirio y contra los kurdos. Donald Trump ya se encuentra bajo una presión extrema que proviene de toda dirección posible, para que revierta su decisión de retirar tropas. Es muy posible que el mandatario estadounidense o bien revierta completamente la medida, o que lo haga en parte.

La esperanza es que ello no suceda, así el pueblo de los Estados Unidos puede tener su esperado obsequio de Navidad. Y, ya desde ahora, Trump podría ponderar un obsequio de Navidad, para 2019: lo que se sugiere es un retorno definitivo de las fuerzas americanas de Afganistán.



Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor y del Editor en el sitio web The Unz Review (Estados Unidos)


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.