INTERNACIONALES : J. PHILLIPS & M. HUTCHINSON-POSAY

Sobre las funestas consecuencias de que EE.UU. cese su respaldo a Arabia Saudita en Yemén

El marco geopolítico de Oriente Medio, a la luz del Caso Khasshogi y el rol de Arabia Saudita en la guerra civil yemení.

07 de Diciembre de 2018

En lo que consignó una nueva resolución, un núcleo bipartidista de senadores estadounidenses está exigiendo que Estados Unidos ponga fin a su intervención -específicamente, en respaldo de Arabia Saudí- en el conflicto de Yemén. El próximo-pasado miércoles, el Senado de los Estados Unidos votó un medida procedimental (en los votos, 63 versus 37), que allanará el margen para un futuro debate sobre el particular, durante la semana que viene. La iniciativa, fundamentalmente, se vincula con unificar respuestas en torno del homicidio del periodista saudita Jamal Khashoggi.

Estados Unidos en Yemén, Arabia Saudita, Jamal Khasshogi, Riad, Washington, IránLa Administración Trump le ha prohibido el ingreso a territorio estadounidense a veintiún sospechosos de nacionaldiad saudita, dada la responsabilidad en aquel asesinato. Adicionalmente, ha interpuesto sanciones contra diecisiete funcionarios de Riad, y ha expresado su total predisposición para tomar nuevos cursos de acción a medida que las investigaciones en torno del caso prosiguen su curso. Numerosos senadores estadounidenses buscan hacer mucho más para reprender a los saudíes, aún si esto signifique sacrificar los intereses del gobierno de Yemén, lo cual incluso llevará a dificultar cualquier alcance de un acuerdo para la guerra civil que padece ese país. 

El homicidio de Khashoggi ciertamente fue un episodio deleznable. Sin embargo, la posibilidad de que EE.UU. ponga fin a su respaldo a la coalición internacional que opera en Yemén no es una solución adecuada. Se arriesga a emparentar peligrosamente a dos hechos que nada tienen que ver uno con el otro y, a la postre, la decisión podría desembocar en funestas consecuencias que comprometerían los intereses de los Estados Unidos de América en la región. 

Los senadores americanos habrán de recordar que Arabia Saudí no es la única parte beligerante en Yemén. Una reducción en el apoyo materializado por Washington heriría seriamente al gobierno yemení -elegido y reconocido a nivel internacional-, que fuera eyectado por rebeldes hutíes respaldados por la República Islámica de Irán en 2015 en medio de un sangriento golpe que quebró el cese al fuego negociado por Naciones Unidas. El retiro del apoyo estadounidense incluso perjudicaría los intereses de otros aliados de los Estados Unidos que combaten hoy en Yemén, incluyendo los de Emiratos Arabes Unidos y Bahrein.

La guerra que se lleva a cabo en Yemén comporta aspectos sumamente complejos. Aquellos que se apresuran en culpar enteramente a Arabia Saudita por los padecimientos del pueblo yemení, ignoran los crímenes de guerra y las cruentas metodologías utilizadas por los hutíes contra sus oponentes, así como también hacen a un lado el rol desempeñado por Irán y su apoyo para el movimiento conocido como Houthi Ansar Allah ('Simpatizantes de Alá'), núcleo islamista radicalizado de confesión shiíta.

Con justicia, los saudíes son criticados abiertamente por no tomar medidas adicionales con miras a evitar el incremento en las cifras de víctimas civiles, mientras ponen en la mira a las posiciones de Ansar Allah. Pero, de igual manera, los hutíes no deberían contar con un cheque en blanco tras emprenderla selectivamente contra objetivos civiles en Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos -para lo cual emplean misiles balísticos fabricados por Irán, dotados de una sofisticación cada vez mayor.

Adicionalmente, Ansar Allah también es pasible de críticas, al conocerse su violento rol en la desestabilización de Yemén, y por haber generado las condiciones que llevaron al desastre humanitario que hoy se verifica. Con periodicidad, Ansar Allah ataca la frontera saudí, ejecuta ataques con misiles hacia el seno del territorio de Arabia Saudita y de Emiratos Arabes, y desvía la asistencia humanitaria y de alimentos internacional con el objeto de favorecer a sus propios simpatizantes -vendiendo luego esa misma asistencia en el mercado negro.

Pero Ansar Allah también ha atacado a navíos de la Armada de los Estados Unidos, a aquellos pertenecientes a las naciones aliadas, y a buques comerciales civiles en el Mar Rojo -empleando misiles proporcionados por Irán, utilizando lanchas rápidas artilladas, y barcos-bomba.

Tras lo cual, cualquier decisión que debilite el esfuerzo de la coalición liderada por Riad en Yemén arriesga a una escalada y a una amplificación de la amenaza contra el comercio marítimo internacional, obsequiando a Irán la oportunidad de amenazar los envíos de crudo a través del Estrecho Bab al-Mandab -exactamente como cuando amenazó con hacer lo propio en el crítico Estrecho de Hormuz.

Aquellos que insisten en retirar el apoyo estadounidense para Arabia Saudita creen, en apariencia, que de alguna manera pueden poner fin al actual conflicto yemení, recurriendo a una estrategia unilateral que penalice a los aliados de Riad y potencie los esfuerzos de Ansar Allah, núcleo cuyo eslogan principales y cánticos rezan 'Muerte a Estados Unidos' y que se exhibe cada vez más como una réplica de Hezbolá -el conocido núcleo proxy o subsidiario de Teherán.

No parece importar que Arabia Saudí respalda al internacionalmente reconocido gobierno de Yemén, en este esfuerzo militar. No parece importar que dotar de libertad de acción a Ansar Allah no servirá en modo alguno para poner fin a los padecimientos humanitarios, sino que los prorrogará en el tiempo.

En la actualidad, Estados Unidos ofrece un respaldo limitado a Arabia Saudita en Yemén, el cual se centra en la provisión de información de inteligencia y en intercambio de la misma. No existen tropas estadounidenses involucradas allí en combates directos, con la excepción de raíds ocasionales protagonizados por fuerzas especiales o de tipo comando, y de raíds aéreos ejercitados contra al-Qaeda en la Península Arábiga.

La Administración Trump ya ha interrumpido la provisión de combustible en vuelo para aeronaves de combate saudíes involucradas en el conflicto yemení, en tanto también ha vuelto a convocar a las partes para arribar a una solución del mismo. Pero, en rigor, EE.UU. no puede permitirse el lujo de abandonar a sus aliados, concentrándose meramente en plegarias para que todo se solucione. Finalmente, el obstaculizar al gobierno de Yemén y a la coalición liderada por Arabia Saudita solo logrará que cualquier solución negociada se vuelva imposible en la práctica.

El gobierno de Yemén y Arabia Saudí deberán continuar los combates en esta guerra, con o sin el respaldo de los Estados Unidos de América. Aquellos que insisten en vincular dos episodios sin relación entre sí; quienes condenan al gobierno saudí, ignorando el rol hostil de Irán en territorio de Yemén, solo provocarán mayores perjuicios a los sufridos civiles yemeníes -otorgándole mayor poder y margen de acción a Teherán y a sus proxies o ejércitos subsidiarios en Yemén.



Artículo original, en inglés, aquí

 

Sobre James Phillips

Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.