INTERNACIONALES : LEE EDWARDS

Doctrina Reagan: Richard Pipes, aquel extraordinario referente de la Guerra Fría

Richard Pipes fue un distinguido historiador de origen ruso, de gran influencia...

21 de May de 2018
Richard Pipes fue un distinguido historiador de origen ruso, de gran influencia entre los intelectuales de la época, y desempeñóse también como consultor de primer línea para el ex presidente estadounidense Ronald Reagan, el mandatario que ayudó a poner fin a la Guerra Fría -tras 44 años de duración. Pipes -en la foto, segundo desde la derecha- falleció el pasado jueves, a los 94 años de edad.
 
Nacido en Polonia en 1923, Pipes y sus padres de origen judío huyeron a Italia en 1939, poco antes de que las tropas de la Alemania nazi ingresaran a Varsovia. Llegaron a los Estados Unidos de América apenas un año más tarde, radicándose en el norte de la ciudad de Nueva York.
 
Richard Pipes, Ronald ReaganPipes fue uno de los expertos en comunismo más encumbrados de los EE.UU., tras ausentarse de la universidad de Harvard en 1982 y unirse en ese momento al staff de Seguridad Nacional de Reagan. Pipes fue uno de los autores de dos directivas de seguridad nacional críticas para aquel entonces: NSDD-32 y NSDD-75.
 
La primera, NSDD-32, declaraba que Estados Unidos buscaría 'neutralizar' el control soviético de la Europa Oriental, en tanto autorizaba el empleo de acciones clandestinas para respaldar a núcleos antisoviéticos en la regiéon, especialmente al sindicato Solidaridad en Polonia. Por su parte, forzaba a los Estados Unidos a no buscar un sistema de coexistencia con la Unión Soviética, proponiendo un cambio fundamental del sistema.
 
Ambas directivas se convirtieron en instrumentos esenciales de la Doctrina Reagan, un approach multifacético de política exterior que involucró un incremento sustancial en la diplomacia pro-democracia a nivel público -iniciativa destinada a herir la economía soviética por vía de la reducción del precio del petróleo, y respaldando a las fuerzas anticomunistas en Afganistán y Nicaragua.
 
Pipes fue el autor de libros que superaron toda expectativa, como 'La Revolución Rusa' (1990), que presentaba al partido Bolchevique como lo que en realidad era: una facción política impiadosa, y no la cabeza de un movimiento popular. El libro explicitó los modos en que el líder bolchevique Vladimir Lenin sentó los cimientos de un Estado terrorista que su sucesor, Josef Stalin, luego perfeccionaría.
 
En ese libro, Pipes rompió con el grueso de las interpretaciones progresistas que retrataban al bolcheviquismo con cierta simpatía. Pipes supo escribir que su deber consistía en 'difundir un mensaje moral, exhibiendo, con ejemplos históricos, cómo las ideas diabólicas conducen a consecuencias igualmente diabólicas'. 

Además, Pipes desempeñó un rol vital en el modelaje de la política pública durante 1976, cuando lideró un grupo de expertos en temas militares y de política exterior, conocido como 'Team B', ocupándose ellos del desarrollo de análisis profundos sobre la estrategia militar soviética y de política exterior. El equipo aconsejó echar mano de una política más agresiva contra la Unión Soviética, alejando a Estados Unidos de un approach más relacionado con el acomodarse a la realidad geopolítica -variante esta última que había sido aconsejada por el 'Equipo A', compuesto por los propios expertos de la CIA. Así las cosas, los analistas del 'Equipo B' allanaron el camino para la estratagema ofensiva que terminará conociéndose como Doctrina Reagan, la cual puso fin a la Guerra Fría.
 
En tanto Pipes era extremadamente minucioso al compartir anécdotas ('La Revolución Rusa' tiene 842 páginas), también portaba la capacidad de ser conciso cuando debía serlo.

En su trabajo del Instituto Hoover, intitulado El Colapso del Comunismo (2000), explicó Pipes que las 'causas incidentales' de la disolución de la ex URSS en 1991 fueron la invasión de Afganistán, el desastre nuclear de Chernobyl, y la personalidad vacilante del líder soviético Mikahil Gorrbachev.
 
También subrayó la incidencia de causas más profundas, como la ruina económica, las aspiraciones recurrentes de las minorías soviéticas, y el disenso intelectual en el seno de la Unión Soviética. Pero afirmó Pipes que el 'catalizador decisivo' fue la naturaleza utopista y coercitiva del comunismo y sus objetivos.
 
Con el colapso de la Unión Soviética, escribió el matutino The New York Times, Pipes emergió como un historiador occidental con altísima estima en Rusia -un novedoso cambio de circunstancias para alguien que había sido 'vilipendiado por historiadores soviéticos a lo largo de toda su carrera'.
 
En los Estados Unidos, la izquierda había venido denunciando por largo tiempo al historiador de Harvard. 'Aquellos que me llamaron guerrero frío' -escribió Pipes en su 'Vixi: Memorias de Alguien que No Pertenece' (2003)- '... en apariencia querían hacer que yo dudara; pero, de hecho, acepté ese título con gran orgullo'.
 
Al escribir sobre temas históricos, Pipes argumentaba que 'las preguntas filosóficas y fundamentales jamás dejarán de arribar. Porque la disputa no solo tiene que ver con lo que sucedió en el pasado, sino que tiene relación con lo que podría suceder en el futuro'.
 
A lo largo de su vida, Pipes se hizo preguntas fundamentales sobre la política exterior estadounidense. No solo escribió sobre la historia, sino que ayudó a forjarla y, al hacerlo, ayudó a ponerle fin al conflicto más largo que EE.UU. había tenido -la Guerra Fría.


Artículo original, en inglés, en éste link

 
Sobre Lee Edwards

Reconocido historiador y analista del conservadurismo estadounidense en la Fundación Heritage, Washington, D.C., Edwards es autor de más de veinte libros, incluyendo biografías de Ronald Reagan y Barry Goldwater. También es presidente de la Fundación por la Memoria de Víctimas del Comunismo (Victims of Communism Memorial Foundation) desde 2007, y que lanzaran en modalidad online el Museo Global sobre Comunismo en 2009. Publica en la web estadounidense The Daily Signal.