ECONOMIA INTERNACIONAL: MANUEL HINDS

Economía: escenario internacional, 2018

Todo parecería inmejorable en la economía mundial, en este momento.

18 de Diciembre de 2017
Todo parecería inmejorable en la economía mundial, en este momento. La economía estadounidense está creciendo fuertemente; su tasa de desempleo es bajísima; los precios de las acciones se encuentran elevados -y continúan rápidamente hacia la suba-; el mercado de los bonos también se expande velozmente; y la economía europea (especialmente la de Alemania) crece de manera robusta.
 
Sin embargo, se registran ciertos nubarrones en el horizonte, que no anuncian nada positivo. En primer lugar, esta bonanza tiene lugar en medio de circunstancias demasiado convenientes -no sostenibles en el largo plazo-, motorizadas por una enorme abundancia de liquidez (esto es, dinero disponible en los bancos para inversiones, créditos o consumo), y tasas de interés que se muestran muy por debajo de los promedios históricos.
 
Janet Yellen, FedEn segunda instancia: aquella enorme liquidez, disponible a las anormalmente bajas tasas de interés, ha propiciado una gigantesca demanda por activos financieros (acciones y bonos). Como consecuencia, los precios de estos activos han subido hasta alcanzar récords históricos, a pesar de que sus rendimientos no han registrado idéntica suba. Los precios de las acciones, por ejemplo, han aumentado violentamente, a pesar de que el capital invertido de estas empresas está creciendo a tasas que son apenas una fracción del aumento del precio de sus acciones. La relación de precio de las acciones a ganancias producidas por éstas en promedio por diez años está ahora en 32,24 veces, que es el segundo más alto de la historia. Sólo en 2000 se vio más alta, cuando alcanzó 45. El promedio desde 1870 hasta ahora ha sido de 16,76. Para tener una idea de los alto que se encuentra hoy este indicador, sólo es necesario notar que, al precipitarse la bolsa en 1929 en pleno inicio de la Gran Depresión, se hallaba en 30, un par de veces más abajo que ahora.
 
Vistos desde otro punto de vista, estos datos explicitan que el rendimiento promedio del total de las acciones en este momento es de 3,1% anual, cuando el rendimiento promedio desde 1870 hasta ahora ha sido de 6,0%. Es decir que el rendimiento de las acciones en este instante histórico es apenas la mitad del promedio de los últimos 147 años. En tales condiciones, la demanda de las acciones debería de haber bajado, porque rinden poco, lo cual llevaría a que su precio bajara. La demanda se encuentra alta, sin embargo, porque se observa demasiado dinero en circulación, y las tasas de interés son tan bajas que se presenta rentable invertir en acciones -aún cuando sus rendimientos sean tan bajos. Una fuente adicional de ganancias es el aumento continuo de los precios de las acciones mismas, que generan una ganancia de capital que incita a más gente a invertir en ellas, constituyéndose una burbuja con posibilidades de desinflarse cuando la gente se desengañe, al ver que está pagando cada vez precios más altos por cada vez menores rendimientos. Si esto sucediera así, y la burbuja estallase, se registraría una crisis muy seria, porque los precios de los activos financieros caerían como piedras. La burbuja comporta posibilidades de estallar, por numerosas razones.
 
La más probable de tales razones coincidiría con el aumento en las tasas de interés, que provocaría una caída automática de los precios de los activos financieros. La caída de los precios de las acciones provocaría cuantiosas pérdidas, pero éstas serían mucho más elevadas en los bonos de largo plazo, cuyo precio es inversamente proporcional a las tasas de interés. A menores tasas de interés, mayores precios, y viceversa.
 
Las tasas de interés ya están aumentando por dos caminos: primero, la Reserva Federal de los Estados Unidos ya las está aumentando, y los bancos centrales de Europa están a punto de hacer lo propio. Segundo, la gran liquidez que había en el mercado está secándose ahora, al incrementarse el crédito bancario. La menor liquidez en los bancos es un factor adicional para la suba de tasas.
 
En conclusión: en el corto o mediano plazo, la enorme liquidez que ha habido en los bancos y las bajísimas tasas de interés que han prevalecido en los préstamos, tenderán a desaparecer. Esta desaparición dará lugar a un incremento en las tasas de interés -en sus valores de largo plazo-, quiera o no quieran los bancos centrales, y la burbuja estaría llamada a estallar. Es de desear que la caída de los precios de los activos financieros sea gradual. De otro modo, habrá terreno para que tenga lugar una crisis internacional de gravedad.

 
Publicado originalmente en Diario Hoy (El Salvador)
Sobre Manuel Hinds

Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.