INTERNACIONALES: FRED LUCAS

Trump y el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel: implicancias

En su rol de candidato presidencial y al hablarle a un grupo de simpatizantes...

06 de Diciembre de 2017

En su rol de candidato presidencial y al hablarle a un grupo de simpatizantes estadounidenses de la causa israelí, Donald Trump había prometido que, de ser elegido, 'mudaremos la embajada estadounidense a la capital eterna del pueblo judío, Jerusalén'.

En junio pasado, Trump firmó el mismo waiver -al igual que sus tres predecesores-, a los efectos de mantener la embajada de los Estados Unidos en Tel Aviv. Pero esta semana, habrá de efectuar anuncios. Los informes de la semana pasada ilustraron que el mandatario estadounidense planeaba anunciar que los Estados Unidos de América reconocerán a Jerusalén como capital del Estado de Israel, pero que no se tomarían medidas para mudar efectivamente la sede diplomática. Sin embargo, el domingo, el yerno y consejero político principal del presidente -Jared Kushner- dijo a The Brookings Institution que el presidente estadounidense aún no había decidido si acaso reconocer o no a la capital, o si mudar o no la embajada.

El vocero de la Casa Blanca, Hogan Gidley, dijo a periodistas el lunes a bordo del Air Force One que el presidente no está renunciando a su plan.

Jerusalén, capital del Estado de Israel'Obviamente, éste es un tema sobre el cual hemos recibido muchos comentarios el día de hoy', dijo Gidley. 'El presidente ha sido claro sobre éste tema, desde el inicio; no se trata de 'si'; se trata de 'cuándo'. Sin embargo, no se tomarán medidas sobre el waiver hoy, y compartiremos una decisión sobre el waiver en los próximos días'. De acuerdo a informes, Trump informará su decisión el día de hoy, miércoles 6 de diciembre. Asistirá primero a una reunión de Gabinete; luego de ella, probablemente suceda como en otras ocasiones, en las que el mandatario comparte comentarios. El jueves, Trump oficiará de anfitrión en una recepción de Janucá en la Casa Blanca.

El reconocimiento de Jerusalén reafirmaría, en esencia, la legislación existente. En 1995, el presidente Bill Clinton firmó el Acta de Relocación de la Embajada hacia Jerusalén, la cual formalmente reconocía a Jerusalén como la capital del Estado de Israel. La legislación de referencia promocionó que la capital sea mudada de Tel Aviv a Jerusalén, no más allá de 1999. Sin embargo, la legislación habilitaba al presidente del país para emitir un waiver (en este caso, prórroga que funciona como medida tendiente a no innovar) cada seis meses, a los efectos de mantener a la embajada en Tel Aviv de ser necesario, con la meta de proteger intereses de seguridad nacional. Los presidentes Clinton, George W. Bush y Barack Obama así lo hicieron y, en junio, Trump también se acogió a la prórroga.

Con todo, el llamar a un reconocimiento de Jerusalén como capital consignaría una 'maravillosa declaratoria', afirmó Sarah Stern, presidente del think tank pro-israelí Endowment for Middle East Truth. 'Israel es la única nación en el mundo a la que le es negada elegir su ciudad capital', declaró Stern a The Daily Signal. 'Esta novedad, en sí misma, representa un símbolo del notable progreso logrado en la batalla de setenta años. Para los políticos y los candidatos, siempre es fácil obtener ovaciones tras prometer la mudanza de la capital'.

Durante el próximo-pasado fin de semana, el presidente palestino Mahmoud Abbas advirtió: 'Cualquier medida estadounidense vinculada al reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado de Israel, o bien cualquier decisión de mudar su embajada a Jerusalén, consigna una amenaza contra el futuro proceso de paz, y es inaceptable para los palestinos, los árabes y para la comunidad internacional'.

Conforme la violencia es recurrente, Stern se mantiene escéptica ante la afirmación de que cualquier mudanza podría conllevar la responsabilidad de eventuales hechos de violencia. 'Estados Unidos ha sido llevado por delante por la amenaza de violencia en el mundo musulmán', dijo Stern. 'Esa es una profecía autocumplida que ha alentado el uso de la violencia (...) Existen una serie de zonas difíciles en Oriente Medio ahora mismo pero, en realidad, siempre todo es muy difícil en Oriente Medio'.

Embajada de Estados Unidos en Tel AvivLa mudanza de la sede diplomática americana ha constituído un 'tercer riel' para la política de EE.UU. hacia Oriente Medio, a raíz de los temores de que ello dotaría a Irán y a otras fuerzas antiamericanas y antiisraelíes de una razón más para emprenderla contra los gobiernos árabes más moderados, señala James Phillips, senior fellow investigativo en el think tank estadounidense The Heritage Foundation. 'Esta medida corregiría una anomalía histórica, porque Estados Unidos cuenta con un consulado en Jerusalén Este, que representa sus intereses ante la Autoridad Palestina, pero no hay allí representación ante el Estado de Israel', declaró Phillips a The Daily Signal. 'Pero ello podría provocar incidentes violentos antiestadounidenses, y comportar un impacto negativo en las negociaciones de paz palestino-israelíes, sobre las cuales la Administración Trump está trabajando'. A efectos de mitigar el riesgo -señala Phillips-, 'la Administración habrá de ser muy clara sobre el particular, subrayando que la medida que se adopte no tendrá impacto en los sitios sagrados del mundo musulmán'. Una decisión basada en el reconocimiento sencillamente serviría para reafirmar la política estadounidense, pero es probable que oscurezca otras medidas, afirmó Jonathan Schanzer, vicepresidente del think tank dedicado a cuestiones de seguridad nacional, Foundation for Defense of Democracies (FDD).

'El presidente se ha comprometido a, en definitiva, promover a un cambio, y ésta es la base para ese cambio, no de manera súbita, sino ayudando a que la región se aclimate', dijo Schanzer al medio The Daily Signal. Probablemente, la Administración tenga otros planes, dice Schanzer, y subrayó que no es tan sencillo como si Trump fuera a cumplir una promesa de campaña, que potencialmente provoque disrupción en el proceso de paz.

'Podrían haber otras cuestiones que el presidente ofrezca a los palestinos, como parte de un combo más importante', señala Schanzer. 'Esto se trataría de arquitectura regional. No es paz, pero sería como un 'primo' del concepto paz. Algunos Estados árabes ya están dispuestos a ayudar a Israel, si Israel los ayuda con Irán (...) Los palestinos, en tal escenario, podrían ser empujados hacia un lugar que no comprenden. Estados Unidos no les está permitiendo controlar los términos de los convenios. Y, si tiene lugar un proceso de arquitectura regional, los palestinos no querrán quedar fuera'.

La promesa de reconocer finalmente a Jerusalén y la mudanza de la embada americana han sido tema de conversación para demasiados presidentes de EE.UU., señala Frank Gaffney, presidente del Center for Security Policy.

En un comunicado público, Gaffney señaló:

Durante décadas, los candidatos presidenciales que resultaron victoriosos, de ambos partidos, han prometido ejercitar autoridad estatutaria para mudar la embajada, para terminar reculando una vez que llegan al Salón Oval.

Normalmente, esta política de avance y retroceso estaba justificada por los temores ante amenazas de violencia de parte de la comunidad árabe, si acaso Estados Unidos efectivamente respaldaba el reclamo de Israel en torno de Jerusalén.

En tal contexto, el presidente Donald Trump no solo ha honrado su promesa de campaña y relocalizará la embajada; mientras se dedica a ello, también deberá clausurar la oficina en Washington del enemigo en común que tanto EE.UU. como Israel tienen aquí: la de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Este artículo fue actualizado, a criterio de incluir comentarios del vocero de la Casa Blanca, Hogan Gidley

Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/12/04/what-trumps-recognition-of-jerusalem-as-israels-capital-could-mean-for-the-middle-east/

* Fotografía: Embajada de los Estados Unidos de América en Tel Aviv (Israel), 2005 | Crédito: Matías E. Ruiz

 

Sobre Fred Lucas

Lucas se desempeña como corresponsal en la Casa Blanca, para el sitio web estadounidense The Daily Signal (Washington, D.C.). Es autor del libro 'Tainted by Suspicion' (Contaminados por la Sospecha).