NARCOTRAFICO Y ADICCIONES: JUAN A. YARIA

Superando al 'sol negro' de la melancolía

Jorge jalaba nafta. Cuando no la tenía a mano, recurría al PoxiRan.

15 de Noviembre de 2017
Llora mi alma triste, pero no destrozada 
está por un golpe; estremecida, no destruída. Se derrumbó una ilusión, no la esperanza.

Rosalía de Castro

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Jorge jalaba nafta. Cuando no la tenía a mano, recurría al PoxiRan. Desde los 12 años, hipotecó su vida cno tóxicos -incluyendo cocaína en su última etapa de juventud. Ya en tratamiento, lo conocí a sus diecisiete años. Todos los días hacía lo mismo, a saber, perseverar en su destino compulsivo. Su vida era una suerte de 'sol negro' melancólico, cuya última parada era la muerte. Hay tres formas posibles de leer esta historia, luego de transcurridos algunos años de su proceso de rehabilitación, conforme hoy vive en su tierra -el interior del país- con su propia familia. 
 
Jorge acusó daños en su desarrollo psicológico (conformación de la identidad) y en su sistema nervioso, a raíz de que en aquellos primeros años se hallaba en estado de incipiente maduración -recordemos que el desarrollo del sistema culmina éste a los 25. En una segunda instancia, hemos de ponderar la vida familiar de un niño que a los doce años de existencia ya consumía pegamentos, combustible y estimulantes varios. Sin lugar a dudas, la crisis familiar que comporta su caso era evidente. Finalmente, fueron la terapia y su familia los elementos que le obsequiaron capacidad de superación para superar su proceso adictivo-destructivo.
 
Rehabilitar un joven implica una asociación entre actores y circunstancias: 1) el propio joven/paciente, respaldándose en su propio esfuerzo para superar sus dependencias patológicas, construyendo vínculos con terapeutas, y apoyo familiar; 2) a continuación, la propia capacidad amorosa de los terapeutas y la institución en la que se trate, a los efectos de consolidar una relación estable y fructífera.


La enfermedad del desarrollo
 
Hoy día, las adicciones son evaluadas como una enfermedad del desarrollo en las personas. La variable etaria es importante, conforme el máximo impacto de consumo tiene lugar en la población de entre 12 y 25 años de edad. Tres procesos muy dinámicos se hallan alterados al mismo tiempo cuando se dan las adicciones en esta etapa de la vida. Se asiste a la consolidación inicial de una poda neuronal que imposibilita las conexiones químico-eléctricas propias de este nivel evolutivo, a lo cual se une la alteración de las autopistas de transmisión (esto es, la estructura que permite la activación del billón de neuronas que poseemos). Por último, tiene lugar la alteración de la oscilación sincronizada de esa 'orquesta sinfónica' que es el cerebro humano. Velozmente, el paciente ve alterada sus percepciones y su sentido de realidad, culminando en muchos casos con el emerger de trastornos psicóticos. Poda neuronal, alteración de las autopistas de transmisión y de sincronización neuronal comportan efectos graves en la conducta humana y en su posterior desarrollo.

Melancolía, TristezaJorge experimentó estos padecimientos en la forma de accidentes vehiculares, cuatro intentos de suicidio, vivencias delirantes y comisión de delitos (penas de prisión a consecuencia de robos). En él, se dio todo lo que forma parte del conocimiento actual de las drogas en los adolescentes: desarticulación de los sistemas de control de impulsos, motivación, memoria y del pensamiento. Así fue que dejó de estudiar, abandonó todo oficio ofrecido, y su vida se marginalizó por completo. Su existencia transcurría entre el consumir para buscar un alivio inalcanzable frente al malestar que le ocasionaba el no consumir. Jorge no contaba ya con capacidad para abstenerse; la ansiedad lo manejaba, aumentando el deterioro de su comportamiento, y ello derivó en la ausencia de reconocimiento frente a los problemas ocasionados por sus conductas.


Problemas familiares

En Jorge, fue clave la madre. Hemos de subrayar aquí la necesidad de elogiar a la función materna, tal como solía explicarlo con magnificencia D. Winnicott, en su trabajo intitulado 'La madre privada'. Abandonada por su compañero consumidor, esa madre se veía compelida a trabajar, mas la educación era una tarea harto difícil. Cada vez con mayor recurrencia, asistimos -en lo que hace a adicciones de adolescentes- a fallos en la función paterna, con sus distintas variantes: abandonos, descuidos, violencia, consumo de drogas, etcéteras. En el referido texto, Winnicott consigna: 'La función de criar hijos es la que proporciona el único sustento real para la sociedad, y la única fuente para respaldar las tendencias democráticas de un país'. Cuidados parentales y democracia -hermosa definición, si las hay. Lo propio supo explicitar Winnicott al premier Winston Churchill; éste, en su capacidad de primer ministro británico, había convocado al profesional para ofrecer asesoramiento sobre lo que sucedía en su país tras la Segunda Guerra Mundial. El escenario era uno de multiplicación de niños y jóvenes abandonados a su suerte. Entre sus conclusiones, Winnicott subrayaba que Churchill habría de promover políticas de Estado que consolidaran los vínculos familiares entre padres adoptivos y los niños bajo su tutela, único remedio para la sociedad democrática.


El verdadero proceso de cambio

Privación paterna y defección de la madre fueron cuestiones superadas en el proceso de recuperación de Jorge. El maestro francés Boris Cyrulnik, a tal efecto, compartía: 'Empezar mal en la vida no determina que tu vida tenga que ser desgraciada'. Precisamente, a los siete años, Cyrulnik se encontró en un campo de concentración junto a sus padres. Estos serían luego asesinados, y él quedóse solo en el mundo. Es adoptado a posteriori, tras arribar a una Casa de Beneficencia. A sus actuales 88 años, es uno de los psiquiatras que más conocimientos ha compartido en relación a lo que él denomina resiliencia -llámese, la capacidad de superar adversidades y emerger fortalecido de ellas. Este encumbrado médico neurólogo y psiquiatra es un verdadero ejemplo, entre los casos aquí citados. Los campos de concentración actuales (a los que nos hemos referido en reiteradas oportunidades en este espacio) no son más que alambrados imaginarios; esos espacio son protagonistas centrales en la miríada de compulsiones adictivas, por donde se amplifican las epidemias y pandemias.

En la época actual, caracterizada por la devaluación planificada de la palabra y la compañía humana, y donde fetiches y ortopedias (drogas y adicciones; sexo, juego, etcétera) suplantan al vínculo humano, los consultorios se ven repletos de personas que aún lloran heridas emocionales de muchos años y que supieron ocultar con rituales, sustancias o parejas múltiples. La tarea del terapeuta no es otra que escuchar y acompañar al paciente en este dolor -su dolor-, al tiempo que hemos de ponderar el modo en que otras personas, que transitaron por similares padecimientos, lograron superar la adversidad y salir adelante. Será lícito apuntar que el rehabilitar a Jorge fue equivalente a rehabilitar también a su madre, sosteniéndola en su vínculo con el equipo de tratamiento. La depresión materna, la recurrencia de los traumas vividos y el abandono experimentado ante la ausencia de un compañero válido fueron el eje central de los esfuerzos de recuperación.

Precisamente, la resiliencia es ese proceso de superación, allí donde emerge un sentido de la vida como variable de autosuperación. A criterio de que este proceso pueda consolidarse, es menester se dé el sano protagonismo de un tutor humano. Ni más ni menos, una compañía válida que garantice afectos, un apego seguro y palabras orientadoras. El adulto que acoge al desamparado y abandonado después de sus tragedias se transforma, a la postre, en un modelo identitario. Cyrulnik diría que el tutor es aquel que 'ayuda a navegar en los torrentes'.

Jorge aprendió a navegar en los torrentes; nosotros fuimos su guía. Pero el 'sol negro' de melancolía no terminó rigiendo su existencia. Aún cuando siempre lo acompañe, supo salir adelante.

 
Sobre Juan Alberto Yaría

Juan Alberto Yaría es Doctor en Psicología, y Director General en GRADIVA, comunidad terapéutica profesional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Los artículos del autor en El Ojo Digital, compilados en éste link.