SOCIEDAD: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

La frustración del destino nacional, en el fondo del ideario argentino

Fue necesario que el país concluyera una guerra civil de más de cincuenta años...

30 de Marzo de 2017
Capitulo I
 
'Para un argentino que viaja por los Estados Unidos, todo lo que ve y observa provoca inmediatamente un juicio comparativo entre este pueblo y el nuestro. Es que estamos examinando lo que reputamos nuestro modelo: es que nuestro ideal es ser mañana lo que este pueblo es hoy y ocupar algún día, en el planeta, la situación que él ha conquistado ya... fijar la distancia que nos separa aún de nuestro ideal, las causas de nuestro retardo y los medios y modo de reaccionar, para acercarnos con la mayor rapidez posible al fin anhelado'.

Carta de Carlos Pellegrini a La Nacion desde Estados Unidos; 17 de diciembre de 1904.

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Fue necesario que el país concluyera una guerra civil de más de cincuenta años (1), para que Buenos Aires se constituyera en 1880 en Capital Federal de la República. Una generación indentificada con ese año finalmente emblemático, consolidaba algunos elementos esenciales del concepto de Estado (2). El territorio incorporaba la Patagonia al patrimonio físico nacional, acontecimiento notable si se tiene en cuenta que, todavía en 1870, los manuales de estudio de nuestros escolares incluían un mapa del país en el que ese inmenso espacio aparecía como zona de soberanía indeterminada.

Carlos PellegriniA su vez, obedeciendo al mandato de Juan Bautista Alberdi, cuando afirmaba que 'gobernar es poblar', se promueve la inmigración europea. La Constitucion argentina jurada en 1853 imponía al Poder Legislativo la tarea de promover la llegada de inmigrantes del dicho continente. Una estructura jurídica organizaba normativamente a la Argentina: se dictan códigos para regular las relaciones de los ciudadanos entre sí, y en su relación con el flamante Estado. La educación primaria será obligatoria y gratuita; se opacará la influencia social de la Iglesia Católica, al sustraerle el registro de nacimientos, estado civil y defunciones. Estamos en el momento en que comienza a gestarse la idea de que el país, 'crisol de razas' tendrá un lugar relevante 'en el concierto de las naciones del mundo'. Por entonces, resultaba inconcebible que un territorio bendecido por la Providencia con las mejores praderas del mundo, exento de grandes calamidades naturales y poblado por todos 'los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino' no disputara con los Estados Unidos el liderazgo de América, ya que el sudamericano se consideraba alcanzado y consolidado.
 
El Presidente Roque Saenz Peña pondera que su clase tiene una tarea histórica: organizar el primer comicio nacional transparente, libre de fraude parroquial y de cualquier otra artimaña que lo desnaturalice. Piensa que es mejor ceder en este terreno, antes que enfrentar más rebeliones radicales o la 'acción disolvente del anarquismo sin Patria'. Pide: 'Sepa el pueblo votar'. Se le hace caso, e Yrigoyen será Presidente. Pero Don Roque -previo a asumir en 1889- asiste en Washington, a un congreso de naciones americanas. Allí, el anfitrión buscará consolidar su hegemonía, al amparo de la Doctrina Monroe. Saenz Peña oyó, en pleno congreso -de parte de oradores estadounidenses- conceptos hirientes para estos países, y tuvo que desbaratar el plan con un discurso casi violento. Tiempo después, redacta un trabajo titulado 'La doctrina de Monroe', que cierra con esta conclusión: 'La felicidad de los Estados Unidos es la institucion mas onerosa que pesa sobre el mundo' (3). Altiva y soberbia, Argentina se prepara para ser 'la Nación señera en esta parte del mundo'. Aceptará la amistad desigual con Inglaterra, porque la magnitud del desafio requiere de la sociedad con un gigante.
 
En pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, el mercante argentino 'Toro' es hundido por submarinos alemanes, y va a pique con su carga de cueros, lanas y otros frutos del país. Yrigoyen ordena al Ministro Plenipotenciario en Berlín que traslade una enérgica reclamación en la que exige, 'además del desagravio moral y la reparación del daño, la seguridad del gobierno alemán de respetar en lo sucesivo los barcos argentinos en su libre navegación de los mares... porque el Gobierno argentino no puede reconocer que el intercambio de la producción nacional del país sea motivo de una calificación bélica restrictiva de su legítima libertad de acción y de evidente menoscabo de su soberanía'. (4) Alemania, finalmente, cubre la indemnización integral del daño causado, reconociendo de manera formal el derecho argentino a la libre circulación de sus buques mercantes.

'El 21 de setiembre de 1917, la bandera argentina -como homenaje a nuestra Patria- fue desagraviada en el puerto militar de Kiel, en acto solemne por la escuadra alemana, con asistencia del ministro argentino, quien fue objeto de expresivos agasajos' (5).
 
Hacia la misma época, un nutrido grupo de intelectuales se propone 'la restauración nacionalista', propósito que parte de consideraar insuficiente el culto de los héroes para la consolidación de un Estado ordenado en el ámbito interno y respetado en sus relaciones internacionales. Se pide un decidido cambio de paradigmas para acelerar el proceso, inaugurando numerosos frentes de urgente renovación: 'En cuanto a la Familia, nada puede esperarse tampoco de ella. Hasta hoy, no ha hecho sino restarle fuerzas cívicas e intelectuales a la escuela, con la indiferencia del hogar criollo o la hostilidad del hogar extranjero. Fluctúa aquí la familia entre la disolución del conventillo y la sensualidad del palacio, quedando por averiguarse donde se esconde más inmoralidad: si en esta abundancia, o en aquella miseria'.(6) Será en la escuela donde se pondrá énfasis en el 'destino manifiesto' de la Argentina, que recibe de la Historia el mandato indeclinable de tomar en sus manos las riendas de América. Generaciones de alumnos serán iniciados en la reverencia de los símbolos patrios, la rememoración orgullosa de su historia militar y la supremacía cultural de la Argentina en razón de su condición de ser 'una porción de Europa' en pleno continente americano. Una literatura fervorosa terminará contaminando los textos escolares para cristalizar en la mente de los futuros ciudadanos la idea inmarcesible de nuestro destino de grandeza. El Himno es 'Salmo de concordia ante el altar de la Patria,canto de la esperanza y la libertad argentinas... Himno de paz,antífona de amor, loa de gloria, la musa indiana canta en aquellos versos con apolínea serenidad y varonil entusiasmo... El sentimiento patrio se levanta sobre ellas con la majestad de los cóndores triunfales sobre la aspereza de las crestas andinas. Generoso y optimista en su juventud, ofrece al mundo sus dones y oye que el mundo lo saluda proclamándole grande' (7). 
 
A la generación del ochenta, habrá de sucederle la de quienes nacieron entre el 70 y el 80 del siglo XIX. Ahora, la séptima economía del mundo (primer exportador mundial de carne vacuna, trigo, maíz, lino) tiene otros problemas: la inmigración 'ácrata' trae ideas que conspiran contra la consolidación del Estado liberal oligárquico; la apuesta a una gestión en relaciones exteriores destinada a liderar a la comunidad de naciones hispanas no termina de definirse; la salida democrática es todavía una medicina amarga para los sectores que creen firmemente que el peso internacional de Argentina descansa en un sistema cerrado a las veleidades de la turba sensual y apasionada. 
 
La escuela primaria se vuelca decididamente a desarrollar programas en los que, a la veneración de los Padres Fundadores de la Nación, se le adiciona la idea de que la Providencia ha querido, en virtud de arcanos insondables para la criatura humana, dotar a nuestro país de cuantos dones otros aspirarían a gozar: un territorio feraz como pocos, cuatro estaciones climáticas, un espíritu abierto a todos los hombre de mundo que lleguen hasta aquí para ofrecer su trabajo, tolerancia religiosa y estatuto constitucional para facilitar la convivencia social. Pero el proyecto puede naufragar: 'El ideal político que Sarmiento y Alberdi predicaron en el Rio de la Plata hace ya medio siglo, ha comportado, al realizarse, nuevos problemas morales... Concluída la organización nacional y conquistado el desierto, la paz y la fortuna constituyen desde hace veinticinco años, las dos ambiciones supremas de la sociedad argentina. Esto, como era de esperarlo, ha originado mengua en los conceptos más nobles de la conducta, hasta producir, en ciertos instantes de nuestra reciente historia, verdaderos eclipses de la conciencia moral'.(8)
 
La idea central de que nada debe detener la misión asignada por el destino a nuestro país penetra todos los niveles sociales y se disemina como 'benéfica mancha de aceite sobre el cuerpo social de la República'. La Nación, para cumplir su mandato, 'ha debido cruzar por largas y dolorosas pruebas, sufrir muchos reveses, verter mucha sangre,contemplar muchos crímenes y cometer muchos errores, como en todas las luchas de la civilización en todas las demás regiones de la tierra y períodos de la historia, y en particular, en aquellas naciones y razas que fundaron, como Inglaterra y Francia, los modelos de cultura y civilidad que hoy admira la humanidad y estudia la ciencia política; y acaso sea el más valioso de los fundamentos para la futura grandeza de esta República, el conjunto de los obstáculos, vicisitudes y desgracias por que ha debido atravesar y ha debido sobrellevar y vencer con singular tenacidad y energía... Por su propia magnitud territorial, por su raza y por los tiempos en que le tocó en suerte presentarse en la historia, está señalada su ruta;... puede renovar al mundo confiado en su fuerza, en su labor y en que sabrá labrar su moralidad colectiva... un Estado digno de ser erigido en hogar y templo de las cualidades e ideales que más enaltecen el alma humana' (9).
 
Yrigoyen, con sus 76 años a cuestas, asume su segundo mandato. Es un fervoroso defensor de la nacionalización de los recursos energéticos. Gobernadores del norte argentino, con relaciones íntimas con Standard Oil, especialmente en Salta, obstruyen el proyecto con la colaboración de sesudos análisis jurídicos de un Poder Judicial cooptado por los intereses dominantes. En un Mensaje al País, el Presidente afirma que la Nación 'ha acumulado amargas experiencias sobre el manejo desordenado e imprevisor de las riquezas naturales que forman parte del patrimonio del Estado. Basta recordar lo acontecido con la tierra pública cuya historia desastrosa mantiene una acusación ilevantable sobre los gobiernos del pasado y que fuera enajenada a precios viles sin plan ni concierto, sustrayéndola a sus convenientes destinos económicos para hacerla servir de base a los extraordinarios enriquecimientos privados que se obtuvieron a expensas de la fortuna nacional, para sentir la aspiración fervorosa y el propósito inquebrantable de que no sea igualmente malograda la segunda riqueza con que los mandatos de la Divina Providencia han querido favorecer a nuestra tierra privilegiada' (10). 
 
Hacia los años treinta, se producirá un reverdecer de los estudios en torno a la cultura española y, consecuentemente, una corriente intelectual promoverá la reconciliación definitiva con la Madre Patria. El Día de la Raza conmemorará sin tapujos el honor de integrar una civilización definida por las cualidades de su identidad étnica. Un grupo entusiasta consigue que una calle de Buenos Aires lleve el nombre de Cisneros, recordando al Virrey que intentó frustrar la Revolucion de Mayo. Otro sector se atreve a más: este acontecimiento no sería más que un golpe de la anglofilia porteña y toda la tragedia nacional deriva de la ruptura del Virreinato del Rio de la Plata. 'Si con decisión se propusiera Argentina conservar en esencia no sólo su alma tradicional sino también ciertos aspectos de su individualidad étnica, sería menester secundar esos afanes con una política trascendente, biológica, promoviendo una inmigración selecta capaz de renovar, depurar y enaltecer la población nativa, allegándole elementos afines y sanos extraídos de las mejores fuentes de razas blancas, pero sin alterar el temperamento español. Tendríamos, de tal manera, la gran nación con gran destino. Encarnando una potencia superior legitima y pacífica en el Continente, y en mancomunidad de espíritu y de tendencias con España... el hogar argentino acoge y seguirá acogiendo a los hombres laboriosos y sanos de cuerpo, de mente y de conciencia, que nos llegarán confiados y optimistas a labrar la tierra, abrir un surco, fundar una familia, plantar un árbol y cavar el suelo haciendo, brotar manatiales de progreso... Unidos, España, Argentina, América, seremos la luz, la potencia, el orden y la paz: ¡la civilización futura!' (15).

 
Referencias
 
(1) Entre el 13 de diciembre de 1828, en que el Coronel Dorrego es fusilado en Navarro por orden de Juan Galo Lavalle y el 21 de setiembre de 1880 en que el Congreso Nacional aprueba la federalización de Buenos Aires como Capital Federal de la Rapublica Argentina, transcurre medio siglo de feroces enfrentamientos.
(2) La doctrina distingue entre elementos esenciales del Estado y elementos modales o históricos. Son los primeros el Territorio, la Población, el Poder y el Derecho. Son modales la soberanía y el imperio de la Ley (Fayt, Carlos S. Derecho Político, Abeledo Perrot, 1968).
(3) Octavio R. Amadeo; Prólogo a Ideario de un Estadista, Discursos y escritos selectos de Roque Saenz Peña, pag. XVII, Jackson, 1947.
(4) Carlos Ibarguren, La Historia que He Vivido, pag. 347, Sudamericana, 1999.
(5) Idem, pag. 348.
(6) Ricardo Rojas, La Restauracion Nacionalista, pag. 238, Librería “La Facultad”, 1922.

 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.