SOCIEDAD: JUAN ALBERTO YARIA

Argentina: apuntes complementarios sobre la Ley Penal Juvenil

Poner sobre la discusión social el tema de la minoridad resulta crítico, y de extrema necesidad.

14 de Enero de 2017
Poner sobre la discusión social el tema de la minoridad resulta crítico, y de extrema necesidad. Pero no es la edad la cuestión más trascendental. Tampoco lo es la medida de 'progresismo' o 'conservadurismo' que caracteriza a un país dado. Pensar en ello coincide -desde mi punto de vista- con un pensamiento débil y netamente superficial de cara a la realidad que hoy experimentamos. Hace ya una semana, describí la manera en que la República Argentina está perdiendo a manos de la barbarie.

¿Que es la barbarie, sino aquello que destruye el tejido societario y que sumerge al ciudadano necesario (entendido por hombre ocupado y amante de su ciudad, y base de la democracia, de acuerdo a lo que nos han enseñado los griegos) en mero 'habitante' de un territorio y 'glotón' de objetos que le proporciona una realidad vacía -tan vacía como él mismo se encuentra?

Chicos de la calleLa ciudadanía se respalda en la vida familiar, escuela vivenciada como espacio de crecimiento. También reposa en barrios, como sede de la cultura territorial; en la cultura del trabajo y la primacía de lo cultural por sobre los 'fetiches' que promueve la sociedad de la compra-venta (que hace de los objetos y las mercancías el supremo valor). En contrario, la desfamiliarización sume en el desamparo a millones de niños; conduce a la caída de la escuela como lugar de humanización, a que los barrios terminen tomados por 'transas'. En tal formato, los clubes deportivos se reconvierten a sitios de comercialización de drogas y asiento de 'barrabrava'.

Tal es la descripción de la barbarie, desde su origen. Si la Ley penal Juvenil fenece en una estricta cuestión de edades, de abogados y jueces, pues entonces ello conducirá a una escenario de otra Ley que dimensionará la marginalidad en oscuros 'contenedores' sociales. En contrario, si la amplitud de la visión que tuvieron otros países lograra transformarse en un Proyecto Nacional de Cuidado y Protección a los jóvenes y sus familias con medidas de limite (función necesaria en todo Estado democrático) y de promoción y prevención, otro sería el 'cantar'.

Desde hace ya 44 años, mi consultorio es mi 'Wikipedia' permanente; la función pública me ha obsequiado una remarcable experiencia en nueve años. Tiempo de profunda autorrealización profesional en donde hemos tomado contacto con la barbarie, y con metodologías desde las cuales contrarrestarla efectivamente. El barrio -con olores, aromas y costumbres- regentea nuestra investigación. En nuestro trabajo, preguntamos hoy a nuestros pacientes en dónde residen, cómo es su cuadra, cómo describen a sus territorios y sus vínculos sociales. Es así que uno se topa con los barrios tomados por los 'transas'. El adolescente, inerme, sin una cultura que se respalde en el abrazo materno y la orientación paterna, sin una escuela viva y sólida, con instituciones culturales (deportivas, religiosas, etcétera) anémicas y anómicas, queda irremediablemente a expensas de  las fuerzas negativas del barrio. Mi maestro, Cancrini (Italia), solía decirme: '(...) Cuando en un barrio hay mucha droga y vendedores y al mismo tiempo, y una gran población de adolescentes, la venta de esas drogas triúnfa'.


Zonas de barbarie

Se trata de zonas sumergidas de la cultura. Muchos hablan de la pobreza pero, en rigor, son zonas entregadas a la barbarie de referencia, en donde casi no existen ya escuelas, o bien éstas son apenas espectros de lo que deberían ser. En tales geografías, iglesias y centros culturales-comunitarios son débiles, o cumplen la función de refugios políticos. La palabra cede el lugar a los tóxicos, con cadenas de explotadores que 'trabajan' a destajo. Son territorios en donde la legislación y la aplicación de la misma no llegan; sus mandantes son meras caricaturas de lo que deberían ser.

Habitualmente, estos jóvenes exhiben problemas de aprendizaje desde la infancia (carencias en materia de lecto-escritura y/o ritmo de atención; son hiperactivos, etcétera). Esta realidad no es tenida en cuenta: los jóvenes no superan los estudios iniciales y, desde luego, evitan asistir a la escuela secundaria -o bien la abandonan al transcurrir un breve tiempo.

El contacto con el alcohol y las drogas comienza, allí, a los doce años. Las armas también están presentes allí, por cuanto son fiel testimonio de ese Otro Poder de la Barbarie, que domina existencias y personas. Si los barrios están dominados por los 'transas', y las fuerzas de la Ley son impotentes para enfrentar a ese Otro Poder -o bien se alían a él-, entonces la sociedad queda inerme. Adicionalmente, los fenómenos migratorios regionales conducen a un escenario en el que multitudes de ciudadanos peruanos, bolivianos y colombianos ingresan al país y engrosan aquéllos circuitos de marginalidad. No pocos de estos ciudadanos de naciones latinoamericanas se desempeñan en franca conexión con el crimen organizado de sus territorios de origen, tanto como organizadores barriales del tráfico de estupefacientes, o bien como empresarios de 'pantalla legal' en countries y barrios cerrados.
 

Hacia un modelo de prevención integral

La ausencia de padre biológico es considerada hoy como un factor potenciador de la pobreza. Con periodicidad, se menciona a la pobreza extrema como una de las fuentes de la disolución de los lazos familiares; esto es cierto pero, al mismo tiempo, no se menciona un aspecto de mayor importancia: la falta de padre como un factor que impide la apertura a las redes sociales productivas y de socialización.

Todo esto nos acerca a países como Estados Unidos, Suecia y países nórdicos en general (o bien de Europa Central), los cuales, luego de este fenómeno y a partir de la década del noventa, decidieron potenciar la vida familiar. Lo han hecho incluso a través de vías impositivas, en donde se premia a la familia numerosa y el apoyo materno en la crianza. Los marcos legales juveniles buscan proteger la escolarización en todos los niveles; se potencia el valor de la salud, del ámbito laboral, de las áreas deportivas, las actividades culturales, la comunicación social y familiar, y municipio. El objetivo de este proceder coincide con la prevención integral, a los efectos de evitar el consumo de narcóticos en niños y adolescentes y mujeres embarazadas y el resto de la población, respaldando toda suerte de movimientos de tratamiento para pacientes -como es el caso de las comunidades terapéuticas y los centros de desintoxicación. En algunas naciones europeas, los padres que no aseguran la educación obligatoria a sus hijos pierden la tutela legal sobre los mismos -y surge la familia sustituta, que sí se ocupa de las responsabilidades hechas a un lado por los progenitores biológicos.

Tal escenario de prevención se vio en su momento precedido por la multiplicación de consecuencias sociales negativas, como ser el incremento de la delincuencia infanto-juvenil y del consumo de drogas, así como de trastornos educativos severos. Del conjunto de estos circuitos, emergen los 'soldaditos' de clase media, baja o alta. No habrá excusas ni margen para el error: este escenario es genérico y, en muchos casos, depende del abogado con que se cuente, o de los poderes que busquen ocultar esta situación. Cuando un menor está en contacto con drogas desde los 12 años, y se moviliza en un circuito de desamparo, todo puede suceder. Sin distinción de clase social -así me lo confirma mi propia experiencia, y las estadísticas nacionales que son de público conocimiento.

Por su parte, el contexto de los hijos de políticos, de empresarios o de circuitos marginales, abreva la toxicomanía por desorganización social, que deriva en la más crónica de las toxicomanías, y que son la base de la venta de drogas de las organizaciones (estudios realizados en la mafia italiana así lo prueban, conforme de allí surge el reclutamiento del 'soldadito' ideal). La paga es con drogas; el soldadito es el material reciclable de la organización. La organización habrá de ocuparse de conseguir puertos, de 'untar' fronteras y caminos, de recurrir a vías navegables que reporten liquidez y que carezcan de interrupciones inconvenientes para sus objetivos. Otros se ocuparán de las fuentes de producción, y otros del lavado de los activos adquiridos. Incluso, en muchos casos, se pagan autos de alta gama con drogas, de forma tal que se multiplica la venta (en donde, nuevamente, los 'soldaditos' son fundamentales). Asimismo, habrá que subrayarlo: los soldaditos nacen de la crisis socio-familiar y de valores que caracteriza a nuestra sociedad.

Los narcos tienen por costumbre planificar de antemano los distintos territorios para la comercialización y la distribución de drogas. En tal esquema, la entrada de los jóvenes en el primer consumo es clave, a la hora de asegurar un futuro cliente y, eventualmente, un soldadito que pueda custodiar una villa, vender en moto, o en una disco VIP. Entretanto, la población juvenil permite un contagio por imitación, dada la fuerza de los grupos de pares en la consolidación de pautas para cualquier consumo. En estos tiempos, la drogadependencia también es considerada como una enfermedad del desarrollo. Entre los 14 y los 20 años, se registra el mayor contacto con las drogas.

Conforme lo hemos establecido en el artículo anterior, de no evaluarse el problema de la Ley Penal Juvenil como una problemática que exigirá atención desde el escalafón presidencial, todo será en vano. Tal programa habrá de incluir, necesariamente, la denominada 'Emergencia Nacional en Adicciones', recientemente promulgada.

Así como es importante el soterramiento del Sarmiento -que será un canal aliviador para millones de personas- o el Paseo del Bajo, una Ley de Protección juvenil reviste importancia fundamental, por cuanto significa apostar al principal capital de un pueblo: su capital social y humano.


 
Sobre Juan Alberto Yaría

Juan Alberto Yaría es Doctor en Psicología, y Director General en GRADIVA, comunidad terapéutica profesional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Los artículos del autor en El Ojo Digital, compilados en éste link.