INTERNACIONALES: HELLE C. DALE

Rusia: Putin incrementa la presión contra usuarios de redes sociales

El Kremlin ha comenzado a caer con dureza -y con recurrente severidad...

14 de Junio de 2016

El Kremlin ha comenzado a caer con dureza -y con recurrente severidad- sobre aquellos usuarios de redes sociales que se atreven a criticar los asuntos públicos en Rusia, o a aquellos que parodian a Vladimir Putin.

Por el delito de postear una fotografía de un tubo de pasta dental con el subtítulo: 'Exprima Rusia todo lo que a Usted le convenga', Andrei Bubeyev fue sentenciado a tres años de prisión.

Vladimir PutinLa legislación que da forma a este veredicto draconiano fue aprobada en 2002. En terminología vaga, pone la mira sobre el extremismo, los discursos que arengan al odio y a los discursos antigobierno -todos por igual. El extremismo ha sido definido en la letra como toda aquella actividad dirigida a comprometer la seguridad de la nación, o bien el orden constitucional, o bien a glorificar el terrorismo o el racismo. La ley habilita a los magistrados a interpretar quién representa una amenaza para el Estado -el pasado año, 54 usuarios de redes sociales fueron atrapados por la red de esta legislación.

Bubeyev, sin embargo, es un candidato que en muy poco califica para la severa reprimenda. Es apenas un trabajador de la construcción con una fuerte pasión por temas políticos (pero apenas cuenta con 12 seguidores en VKontakte, la red social más popular de Rusia, y que cuenta con un aproximado de 270 millones de cuentas/perfiles.

Las autoridades rusas bien podrían haber decidido a hacer de este trabajador de la construcción un ejemplo.

La guerra del gobierno ruso contra los disidentes se ha extendido en tiempos recientes a ejercer presiones contra la firma estadounidense Twitter, a criterio de que la cuenta @DarthPutinKGB sea dada de baja -y así sucedió. La lamentable decisión de Twitter fue seguida inmediatamente de protestas de parte de sus 50 mil seguidores, que incluyen al presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves. Ilves escribió en su cuenta:

 

Dear @twitter, why in the world have you suspended one of the funniest parody acc'ts around @DarthPutinKGB? It's a joke account, not a troll


'Estimado Twitter, ¿por qué han suspendido a la divertidísma cuenta en forma de parodia @DarthPutinKGB? Es una cuenta de broma, no un troll' (N. del T.: troll es entendido como 
 

En esencia, el gobierno ruso le ha declarado la guerra al mismísimo concepto de objetividad en las noticias. En el retorcido mundillo de la propaganda rusa, la realidad es todo aquello que el liderazgo ruso define.

Irónicamente, en un reciente foro sobre medios intitulado 'La Nueva Era del Periodismo: Adiós a los Medios Tradicionales', el jefe de la propaganda rusa, Dmitry Kieselev, argumentó que, en el mundo de las redes sociales, ya no existe necesidad para las noticias tradicionales. La guerra del gobierno en Moscú contra las redes sociales niega a los ciudadanos rusos ambas: ya no pueden acceder a titulares tradicionales creíbles, ni a noticias originadas en la red.

Los rusos residen hoy detrás de un muro de irrealidad, en un estado de 'aislamiento informativo', conforme fuera descrito por el Centro Levada (www.levada.ru) organización independiente dedicada a encuestas de opinión en Rusia. Solo el 1% de los ciudadanos rusos recibe noticias de fuentes extranjeras, con rigor diario. Lo que es más trágico, el 87% jamás lee titulares del exterior.

Este aislamiento es lo que asiste a Putin a mantenerse en el poder, y contribuye a aumentar la paranoia del pueblo ruso a la hora de analizar a Occidente, en particular a los Estados Unidos.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2016/06/10/putin-ups-his-persecution-of-social-media-users/ 

 

 

Sobre Helle C. Dale

Es Analista Senior en estudios de Diplomacia Pública, para la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Desarrolla trabajos relacionados con instituciones y programas del gobierno estadounidense que hacen a la relación con terceros países y diplomacia tradicional, y elementos críticos en la guerra de ideas contra el extremismo violento. Previamente, se desempeñó como Editora en el periódico The Washington Times.