POLITICA ARGENTINA: MATIAS E. RUIZ

Argentina: inexplicables compromisos del Presidente con oportunistas y palurdos

La habitual compostura de Carlos Pagni -columnista en el matutino...

30 de Marzo de 2016

'¿Qué tiene que ver Angelici, un empresario del juego, como Cristóbal López, amigo de López, con el manejo de la justicia federal? Macri dice que [Angelici] no tiene nada que ver; esas son fantasías de Carrió. Lo que sucede es que (...) lo mismo dicen los jueces y fiscales federales, y además, todo el mundo sabe que se le ha asignado a Angelici una parte de lo que era la SIDE, la AFI, a través de la dirección de Asuntos Jurídicos -es decir, la relación entre los servicios de inteligencia y la justicia, sobre todo, la justicia federal (...). Parece haber una continuidad oculta entre lo que fue el kirchnerismo en el manejo entre los servicios de inteligencia y la justicia federal, con el actual gobierno. Esto es un doble pecado (...), frente al mismo gobierno, porque Macri ha armado, posiblemente, uno de los gabinetes más decentes que haya tenido la historia argentina (...) Esa gente se merece otro tipo de tratamiento de este tipo de problemas institucionales...'.

Carlos Pagni (editorial en TN [Todo Noticias], del 7 de marzo de 2016: http://goo.gl/5KsYOr)


'La vida es una batalla y un conflicto sin fin, y Usted no podrá combatir con efectividad, a no ser que identifique a sus enemigos. Las personas se mueven con sutileza y de manera esquiva, disfrazando sus intenciones y simulando estar a su servicio. Se precisa claridad. Aprenda a forzar a sus enemigos a exponerse, a localizarlos por vía de señales y patrones que revelen hostilidad (...) No sea Usted ingenuo: con algunos enemigos no puede existir compromiso; no puede haber intermedios'.

Robert Greene ('Declare War on Your Enemies'; 'The Polarity Strategy')

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La habitual compostura de Carlos Pagni -columnista en el matutino La Nación- pareció conmoverse, en ocasión del editorial de referencia, de fecha 7 de marzo. Después de todo, el conductor solo se anticipaba con precisión a la minicrisis del espectro cambiemita que hoy tiene por protagonistas a Elisa Carrió y al Presidente Mauricio Macri. Los chisporroteos se vinculan, conforme ahora queda expuesto, con la pretendida influencia que Daniel Angelici -lenguaraz titular del club Boca Juniors- ha venido alimentando en la órbita de la justicia federal junto a un repulsivo consorcio de contertulios.

Daniel AngeliciEn efecto, la pertinaz labor de Angelici es comentario obligado de magistrados y fiscales. Muchos de ellos (los pocos rescatables, al menos) portan altas cuotas de angustia sobre sus hombros, tras más de una década de presiones y amenazas organizadas desde el poder kirchnerista que se ha ido; ahora, lamentan -siempre en privado- que la historia parece estar llamada a repetirse, solo mediando el cambio de identidades de actores centrales y de reparto.

Así las cosas, la desmentida pública que el Presidente compartiera en su momento, a los efectos de salir en defensa del presidente de Boca, ingresa hoy a los trompicones en la categoría del más abyecto error no forzado. Prueba de ello es que Carrió ha hecho a un lado su paciencia, optando por elevar la discusión al turbulento plano de la res pública y de los medios de comunicación: Angelici, por su parte, ha sido abandonado por su aura de tranquilidad, y deberá ahora rendir cuentas por tráfico de influencias.

Existe, entonces, margen para las preguntas. ¿Desconocía Macri aquello que la comunidad de inteligencia ya hace tiempo había asimilado, a saber, que Daniel Angelici exhibe vínculos probados con el flamante (e igualmente inepto) director de AFI, Gustavo Arribas, o con el abogado Darío Richarte? En tanto Arribas -un mustio y devaluado mercader en la compraventa de futbolistas- destaca por una ignorancia sin precedentes de cara a la comisión y responsabilidades que acaba de recibir, Richarte no solo es conocido por haberse desempeñado como el renunciado representante legal de Amado Boudou, sino también como jerarca de lo que el mundillo del espionaje ha bautizado (sin ánimo de sorna) como 'División Amenazas' en la ex Secretaría de Inteligencia del Estado. Son éstos -expondría Elisa Carrió ante sus incómodos interlocutores en los tribunales- las amistades predilectas del mandamás de uno de los dos clubes más populares del balompié argentino. Por incómoda transitividad, este sórdido grupúsculo termina, al cierre, ofertando indirectamente sus servicios a la Administración Macri.

En idéntica línea de pensamiento, analistas y adeptos al follow-up de la realidad judicial en la Argentina han comenzado a preguntarse si acaso Angelici hace lo que hace con la meta de imitar el modus operandi de Fabián Rodríguez Simón (alias 'Pepín'), quien ya desde hace tiempo ha recalado en el fuero tribunalicio para construir su reputación de intermediario ante magistrados. Es, Rodríguez Simón, el personaje que acercó a oídos del jefe de Estado la proposición del tándem Rosatti-Rosenkrantz para la Corte Suprema. La preparación de los pliegos que llevarían las identidades de los letrados, ideada por el 'multiprocesado' Pepín (así se refieren a él sus críticos) se corporizó en una apuesta a doble o nada que casi termina por comprometer peligrosamente la credibilidad política del Presidente Macri, quien recién aterrizaba en el comando de la Casa Rosada.

Fabián Rodríguez SimónRodríguez Simón -ex pupilo del Colegio Champagnat- es íntimo de José Torello y de Guillermo Montenegro, y oficia ahora de 'Director Titular' en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). La designación en el puesto de marras le ha significado un conato de baja intensidad contra el sitio web La Política Online, cuyos textos lo sindican beneficiario de una paga cercana a los cien mil dólares estadounidenses al mes, y de ser promotor de desaprensivas acciones de nepotismo, nombrando a parientes cercanos (y no tanto) en la compañía. Mientras allegados y empleados de YPF corroboran estos datos en formato off the record, el polémico Pepín no ha dicho palabra al respecto. Asignatura pendiente de reflexión para el funcionario no electivo, acostumbrado a deambular por el Viejo Continente en compañía de su pareja Helena Estrada (Instituto G25).

Adicionalmente, connoisseurs del intimismo PRO se atreven a explicitar que Rodríguez Simón mantiene una sorda puja con Daniel Angelici para dilucidar quién termina echando mano de las briznas del imperio del businessman kirchnerista Cristóbal López -cuando llegue el momento de desguazar sus tenencias. Si de lo que se trata es de añadirle coloridas páginas al epílogo de este relato, el consejo es rasgar la superficie de la reciente decisión del magistrado Esteban Furnari (del juzgado Contencioso Administrativo N. 2), coincidente con interrumpir la escisión del Grupo Indalo. El atribulado López ya se habrá percatado de que merodeadores bien identificados en el entorno presidencial articulan una estratagema para ir por su cabeza y, eventualmente, repartirse los pedazos de su criatura en una risueña partida de Monopoly. La negligencia del Amo del Juego a la hora de, torpemente, apalancarse sobre el impago de tributos nacionales y ampliar de esta forma su conglomerado -esto es, echando mano de una liquidez que no hubiese sido tal en un escenario contable de 'después de impuestos'- le ha venido de perillas a la agenda secreta de sus futuros verdugos. De esta maniobra de pinzas tampoco habrá que excluír a don Federico Miguel De Achával, licenciatario ad eternum de las salas de apuestas del Hipódromo de Palermo desde épocas del menemato, afecto y leal a Raúl Moneta y, a la sazón, partenaire comercial de López en el emprendimiento. El culebrón no escatima en ironías, por cuanto Cristóbal López, otrora reputado empresario del juego, ha mutado en el más mediocre de los jugadores de póker: en su equívoco, estimó que podía salir impune con un bluff, ofreciendo a Macri intercambiar críticas por elogios en los medios de comunicación que regentea (o, ¿pertenecen, en rigor, a Cristina Fernández Wilhelm por vía de Fabián De Souza?). El Jefe de los Cambiemitas no 'compró' el farol y, ahora, la caída en desgracia del multimillonario amigo del desaparecido Néstor Carlos Kirchner está cantada.

Otro aspecto -más terrenal, si se quiere- que condimenta el temperamento de Rodríguez Simón y el de ciertos teloneros del entorno del Presidente de la Nación remite a cierta sensibilidad (por llamarla de alguna manera) de cara a la prensa. Al anticiparse la preparación de este texto en la red social Twitter, usuarios anónimos que exaltan las supuestas capacidades de Pepín se ocuparon de enviar mensajes poco diplomáticos a quien esto escribe (se adjunta captura de imagen). Corolario: si existen similaridades con el kirchnerismo, que [no] se note. En lo que constituye una fiel reproducción de los peores modos del kirchner-cristinismo, una superestructura subterránea ligada a Mauricio Macri también ha entendido que la enajenación de las redes sociales cumple un rol central a la hora de defender aciagos intereses. En vistas del apego por momentos desmesurado del periodismo profesional para con el macrismo, la faena de los personajes aquí aludidos conlleva menor esfuerzo: los analistas verdaderamente críticos se han vuelto escasos, lo cual los convierte en presa fácil para el escarmiento.

Pepín Rodríguez SimónInvariablemente, la materia bajo tratamiento eventualmente forzará a no pocas mesas redondas a debatir -una vez más- el ominoso rol de los entornos presidenciales. Aflicción que bien se las ha arreglado para menoscabar y devaluar los logros cosechados por prácticamente todo gobierno desde 1983 hasta la fecha, sin excepciones. Pueden dar testimonio de ello los ex presidentes Raúl Ricardo AlfonsínCarlos Saúl Menem y Fernando De la Rúa, y también Cristina Fernández -las disputas intestinas protagonizadas por su núcleo de ex funcionarios y testaferros ya le han obsequiado una próxima presentación en el juzgado de Claudio Bonadio.

Mauricio Macri disfruta hoy de un apoyo ciudadano remarcable -y este factor difícilmente pueda soslayarse. No obstante, ello no impide que porciones de la opinión pública comiencen a preguntarse qué deudas de honor mantiene el Presidente con personajes declaradamente perniciosos y que en mucho contribuyen a opacar los éxitos de la Administración. Así, pues, mientras Alfonso Prat-Gay y Luis Caputo (aka: 'El Caputo Bueno') se desviven por reordenar las finanzas del Estado Nacional, Rodríguez Simón, Daniel Angelici y Federico M. De Achával solidifican una cabecera de playa político-comercial fungible para ellos mismos. En simultáneo, la trifecta Gustavo Arribas/Silvia Majdalani (incondicional de Francisco 'Paco' Larcher)/Julio Martínez (Defensa) pone de suyo para potenciar la tormenta perfecta en el ámbito de la Seguridad y Fuerzas Armadas -a caballo, todos ellos, de la pasmosa incultura que les es propia.

 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.