INTERNACIONALES: LIC. SANTIAGO PEREZ

Visita a Cuba: Barack Obama hace historia

El Air Force One abandona el espacio aéreo norteamericano y aterriza...

21 de Marzo de 2016
El Air Force One abandona el espacio aéreo norteamericano y aterriza en el Aeropuerto José Martí. Barack Obama desciende de la aeronave, pisa suelo cubano y, en ese preciso instante, hace historia. El último resabio de la Guerra Fría en el hemisferio occidental comienza a evaporarse. La oxidada cortina de hierro caribeña se desmorona.
 
Obama y CastroLa disolución de la Unión Soviética en 1991 transformó al enfrentamiento entre estas dos naciones en una cuestión anacrónica, en un conflicto falto de fundamentos -en apenas una anécdota dentro del sistema internacional. Previo a aquella fecha, las cosas eran bastante diferentes. La Habana fue, durante décadas, un enclave geoestratégico de Moscú, en el corazón mismo del área de influencia directa de Washington. Ni más ni menos que una bandera roja clavada en el centro de gravedad del patio trasero estadounidense. La Crisis de los Misiles de 1962 trasformó a las 90 millas que separan a Cuba de Key West (punto más austral de los Estados Unidos) en el escenario de mayor tensión del planeta. Fue allí donde se materializó la presión máxima ejercida por dos superpotencias rectoras de un sistema de poder bipolar en delicado equilibrio. Los bloques ideológicos del socialismo real y el mundo libre se vieron las caras, sin necesidad de binoculares. La destrucción mutua asegurada estuvo a un ápice de concretarse.
 
Pero todo esto es parte de la historia de hace ya 25 años. Un cuarto de siglo ha transcurrido desde que el Kremlin se retirara de la isla, dejándole a Fidel Castro mucho menos que el 0,01% de la relevancia geopolítica que supiera tener. Desde entonces a este lapso, solo persistieron la retórica y el simbolismo, fogoneados por el mero efecto de la inercia. Dirigentes en La Habana y en Washington parecían no haber comprendido que las fuerzas profundas del sistema político internacional ya no empujaban a estos dos países al conflicto. Los tiempos de la política pueden ser irracionalmente largos, pero, finalmente, la lógica acaba por imponerse. Raúl Castro, portador de una visión más pragmática que la de su hermano, y Barack Obama -dueño de una estrategia diferente a la de sus antecesores-, finalmente se dan la mano. Se necesitaban dos para el Tango.
 
El mandatario estadounidense le agrega, de esta manera, un trofeo a su legado. Cierra un conflicto de más de medio siglo, sin siquiera disparar una bala. Sin una nueva guerra por la teórica 'libertad' que suelen augurar las intervenciones americanas. Algo similar a lo sucedido con la resolución pacífica del conflicto con Irán. El acuerdo nuclear alcanzado con Teherán podría enmarcarse en de la misma lógica, la cual coincide con clausurar frentes abiertos echando mano de la vía diplomática. Obama lo consigue, al menos en estos dos casos.
 
Luego de Cuba, el Air Force One se trasladará a Buenos Aires, donde Washington intenta cumplir una misión algo más contemporánea, esto es, volver a acercarse a América Latina luego de más de una década de gobiernos de retórica antiestadounidense. Con el kirchnerismo fuera del poder, la República Argentina muta en un aliado fundamental desde el cual reconstruir relaciones con Iberoamérica. La decisión de la Casa Blanca de desclasificar archivos vinculados a injerencias pasadas de Washington en la historia política del Río de la Plata consignan un aggiornamento en la estrategia de aproximación. Se intenta -tal como se desprende del caso cubano- dejar atrás los temas pendientes de la extinta Guerra Fría

 
Sobre Santiago Pérez

Es Licenciado en Relaciones Internacionales. Observador de la política internacional desde el enfoque realista, es columnista de una decena de medios gráficos y digitales del mundo de habla hispana. Reside en Río de Janeiro, Brasil, y publica regularmente en el sitio web Brasil Economía.