POLÍTICA ARGENTINA: MATIAS E. RUIZ

Belerofonte versus Quimera; primer round

Tras la esperada caída de los insignes y elusivos narcocriminales...

09 de Enero de 2016

Tras la esperada caída del narcocriminal Cristian Lanatta (su hermano Martín y Víctor Schillaci aún permanecen prófugos, tras la desmentida de informaciones que los daban por capturados), la Gobernadora María Eugenia Vidal ha recuperado bríos y una apreciable cuota de oxígeno. Amén de las buenas intenciones, la funcionaria comenzaba a ver contaminada su gestión, en virtud de la inacción de los resortes del sistema de seguridad en su distrito. Complementariamente, el recelo neumanista en la mesa chica de PRO -que comporta una atendible cuota de influencia en la Casa Rosada y, ergo, en los oídos del Presidente- incrementaba decibeles, emprendiéndola puertas adentro contra la figura de Cristian Ritondo. Este espectro intimista gubernamental -que acumula viejas facturas contra el hombre a cargo de la cartera de Seguridad en Buenos Aires- bregaba por contar una semana más con los fugitivos libres, a criterio de rematar la faena y eyectar definitivamente al ministro.

Más allá de las guerras intestinas de oportunidad (componente siempre presente en todo entorno presidencial), María Vidal parece haber comprendido que el 'Efecto Recaptura' deberá ser aprovechado al máximo por su gestión, a los efectos de profundizar la limpieza soterrada del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), la policía provincial y -por qué no- condimentar esta receta con acciones que conduzcan a la remoción de la Procuradora María del Carmen Falbo (de probada cercanía con el tóxico conglomerado que asistiera en el salvoconducto de los conspicuos prófugos y la evasión de éstos del penal de General Alvear).

Belerofonte versus QuimeraAcercando la lupa sobre los detalles de la caída de Martín Lanatta, para entendidos en la materia no resulta coincidencia que los malhechores hayan rematado su periplo en la Provincia de Santa Fe; acaso aspiraban a contar con la asistencia polivalente que la narcopolítica doméstica podía ofrecer -entramado del que encumbradas figuras del socialismo no pueden desentenderse. Así las cosas -y sin saberlo-, el hecho de que uno de los prófugos fueran detectados en ese territorio, ha terminado conduciendo a la revelación de detalles que aportan mayor claridad sobre las complicidades del tráfico de estupefacientes con policías y políticos santafesinos. Bastaría -según se informa en determinados circuitos- con repasar las medulosas conexiones politiqueras de propietarios de quintas y casas de fin de semana que fueron brindando cobijo a los evadidos.

Con todo, columnistas políticos y periodistas que no destacan precisamente por la profundidad de sus análisis dejan pasar de largo la porción más fundamental del cuadro, esto es, que Schillaci y los Lanatta son -en el mejor de los casos- el músculo de la operatoria que, desde lo alto, exhibía la triangulación de efedrina como objetivo primario; siendo el secundario, como es lógico, la consolidación de un esquema bien aceitado de protección político-judicial.

Importándola ilegalmente desde India (entre otros mercados de Asia), los responsables argentinos del circuito de la efedrina pusieron, desde el inicio, el foco de sus operaciones en la reexportación del producto a México -una de las naciones en donde los interesados pagan elevados precios por kilo bruto-, recurriendo a una cifra hoy conocida de laboratorios y droguerías que tenían por meta diversificar/'disfrazar' la remisión de grandes cantidades. El negocio no puede ser menos que tentador, en virtud de que México limita con los Estados Unidos de América, primer consumidor mundial de metanfetaminas (y su variante crystal-meth, para cuya producción la efedrina es precursor químico).

El breve comentario del párrafo anterior, además de arañar la superficie del carácter transnacional de este codiciado submercado, será útil para posicionar el spotlight sobre el ciudadano argentino Ibar Esteban Pérez Corradi, cerebro de la operatoria local de la efedrina y cuyas conexiones con el homicidio triple de Forza-Ferrón-Bina ya los medios nacionales se ocuparon de certificar. Pérez Corradi, en concordancia con lo apuntado por elementos del espionaje argentino y fuentes cercanas a la SEDENA (Secretaría de la Defensa Nacional) mexicana, se encuentra refugiado en Cancún (Quintana-Roo). Este reputado paraíso turístico exhibe una faceta poco explorada, en tanto zona de influencia y protección de Los Zetas, organización narco a quien todo comerciante minorista y mayorista debe abonar soborno mensual fijo para ahorrarse episodios desagradables. Si cabe remitirse a la historia reciente, los Estados Unidos Mexicanos han servido de madriguera en forma de vergel para delincuentes argentinos de grueso prontuario, llámense Enrique Gorriarán Merlo o Raúl Martins y, ahora, Pérez Corradi. De aquí que algunas voces en el Palacio San Martín hayan comenzado a ingeniar servomecanismos encaminados a que el Presidente Mauricio Macri (por intermedio de su Canciller, Susana Malcorra), demande una cooperación más profunda de parte de su par mexicano Enrique Peña Nieto en este terreno. Se ha dicho que la nueva oleada de presiones que el mandatario azteca está recibiendo de parte de sus vecinos del norte para que extradite a Joaquín Guzmán Loera podrían aportar sinergia al caso argentino: Pérez Corradi podría ser, diligentemente, despachado a domicilio.

¿Por qué debería Corradi ser sindicado como titular del papel protagónico en este endiablado culebrón? Pues, porque podría elaborar en papel un extendido organigrama que identificaría, con nombre y apellido, al cast completo de policías, jueces, espías, fiscales, empresarios, abogados y dirigentes políticos conjuntados para subvertir el orden democrático y perturbar la cotidianeidad de centenares de miles de argentinos. Debería atenderse al hecho de que el ex policía José Luis Salerno -profundo conocedor del plot-, prefirió acercarse a las cámaras de tevé para presentar su versión. Claramente, los tribunales no le parecieron dignos de confianza.

Aún está por verse si Belerofonte -asesino de monstruos en la mitología griega-, tendrá margen para exterminar a la Quimera. O si, en contrario, el deforme endriago se erigirá victorioso, para dejar que todo quede como estaba.


* Material actualizado, tras conocerse informes oficiales de que solo Martín Lanatta fue recapturado -Cristian Lanatta y Víctor Schillaci continúan prófugos.

 

Sobre Matias E. Ruiz

Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.