ECONOMIA INTERNACIONAL: JUAN RALLO

Venezuela: patatas fritas a 127 dólares

Venezuela se ha convertido en el campo de pruebas de una política económica...

19 de Noviembre de 2015
Venezuela se ha convertido en el campo de pruebas de una política económica con un perfil muy determinado: control estatal de los recursos naturales con el propósito de incrementar el gasto público dirigido a comprar votos. El resultado de esa irrefrenable adicción estatal a gastar ha llevado a que, incluso después de que el precio del petróleo se haya desplomado en los mercados internacionales, el gobierno siga tirando de chequera por la vía más descerebrada posible: imprimir nueva moneda en gigantescas cantidades.
 
Ello ha conducido a que el país viva una de las tasas de inflación más terroríficas del mundo: según los manipulados datos oficiales del propio gobierno venezolano, entre 2001 y 2015 la inflación acumulada asciende a casi el 6.000%, y sólo en el último lustro totaliza un 1.000%. Cifras de espanto que, sin embargo, el ejecutivo bolivariano se niega a trasladar a muchos bienes de consumo o al mercado de Maduro y Cristina Kirchnerdivisas: Venezuela impone controles de precios tanto en productos de primera necesidad como en la compra de dólares, lo que está llevando a un desabastecimiento generalizado de bienes esenciales.
 
Probablemente, uno de los ejemplos más llamativo de esta carestía de bienes sea el caso de las patatas fritas de McDonalds: hace diez meses, la cadena de comida rápida estadounidense anunció problemas de abastecimiento de patatas fritas, debido entre otras razones a los rígidos controles cambiarios del gobierno de Maduro. Ahora, las patatas fritas de McDonalds vuelven a venderse en Venezuela, pero a un precio desorbitado: 500 bolívares para el paquete pequeño y 800 bolívares para el paquete grande. Al irreal tipo de cambio oficial que establece el gobierno venezolano entre el bolívar y el dólar (6,3 bolívares por dólar), el paquete pequeño costaría 79 dólares y el grande 127.
 
Sí, las cifras son tan malas como parecen: el salario mínimo de Venezuela se incrementó un 30% el pasado 1 de noviembre y asciende a 9.649 bolívares. O dicho de otro modo, el salario mínimo mensual del país equivale a 12 paquetes de patatas fritas grandes del McDonalds: en España serían unos 390 paquetes. Ésa es la terrible realidad de un país al que muchos han tomado durante demasiado tiempo como referencia y del que ahora, cuando observamos en toda su crudeza los pauperizadores resultados de las políticas económicas allí aplicadas, nadie reconoce como propio. Ojalá, Venezuela cambie de rumbo, y España no tome su relevo.

 
Sobre Juan Ramón Rallo Julián

Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista en ElCato.org. Es Licenciado en Derecho y Licenciado en Economía (Universidad de Valencia).