INTERNACIONALES: TED BROMUND

Es hora de que EE.UU. reconsidere su respaldo a la Unión Europea

Desde registrado el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos alentó...

05 de Octubre de 2015
Desde registrado el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos alentó a las naciones libres de Europa a que abandonen su independencia, en nombre de una más sólida unión política y económica.
 
EE.UU. alentó esto, en parte debido a que creía que Europa era como los Estados de la Unión, y que precisaban unirse bajo la Constitución. Pero, de manera más directa, Estados Unidos alentó a esa cooperación porque estimó que era la mejor manera de controlar a Alemania, garantizar a las otras democracias, alentarlas a comerciar en libertad, y asistirlas al momento de plantarse frente a la Unión Soviética.
 
Estados Unidos así lo hizo, conforme creyó que era la política correcta para ese momento histórico. Y, tras 1945, durante la Guerra Fría, esa política comportó gran sentido. Infortunadamente, luego de que la Guerra Fría llegó a término, esa política no Torre Eiffel, Europa, Francia, Alemania, UEse ha repensado. Lo que dio inicio como un modo razonable de ayudar a Europa a recuperarse de la Segunda Guerra Mundial y a combatir al comunismo se convirtió en un compromiso sin necesidad de mayor reflexión.
 
Pero ha llegado la hora de reevaluarlo, nuevamente. Estados Unidos comporta tres objetivos en Europa, estos son: que Europa sea segura, próspera, y libre. Si las políticas de EE.UU. no están promocionando tales objetivos, entonces las políticas deberán modificarse. Y, el día de hoy, la Unión Europea no coincide con ninguno de aquellos tres objetivos.
 
La UE nunca se trató de seguridad militar: ese era -y continúa siendo hoy- el rol de la OTAN. Pero, ahora, la Unión Europea está intentando moverse hacia las fronteras de la defensa y las políticas de seguridad. En el mejor de los casos, oficia de órgano duplicador de la OTAN; en el peor, se retrae de la OTAN. Tampoco se necesita que la UE aliente a las naciones de Europa a no atacarse entre sí: el riesgo de guerra entre Alemania y Francia es, hoy día, nulo.
 
La UE ha hecho no pocas cosas buenas para la prosperidad europea. Por sobre todo, ha eliminado las tarifas en Europa: no hay dudas de que el libre comercio ha hecho de Europa un sitio más próspero. Pero hoy, la UE existe principalmente para imponer reglas onerosas, promover políticas de Estado de bienestar que aniquilan el empleo, mantener un Euro fallido, y desalentar a las naciones del Viejo Continente de competir entre ellas.
 
Precisamente, el tipo de competencia de nación contra nación en el seno de Europa que supo hacerla grande. Por cierto, se desea que esa competencia sea de índole económica, no militar. Pero, si alguien -desde Felipe II hasta Napoleón- logró imponer las mismas políticas a toda Europa, hubiese sido mucho peor salirse en el largo plazo. Europa no puede preservar su sitio en el mundo arrastrando a todos hacia su nivel.
 
Y, finalmente, está el asunto de la libertad. El concepto definitivo detrás de la UE es la creencia de que no es seguro ni inteligente permitir que las naciones de Europa -y, en rigor, sus pueblos- tomen decisiones por sí mismas. En lugar de ello, tienen que hacerlo desde la UE en Bruselas. La esencia de la Unión Europea hoy es antidemocrática, y opuesta a la soberanía de los pueblos. Se trata de un esfuerzo para revivir el viejo control de las élites sobre la política europea, pero desde un formato diferente.
 
Es hora de que los Estados Unidos reconozcan que la política de respaldar a la Unión Europea ya no coincide con los intereses de EE.UU., ni de la propia Europa. El momento en que tal iniciativa era inteligente y necesaria, ya ha quedado en el pasado.
 
Gran Bretaña se dirige ahora hacia un histórico referendo sobre su membresía en la Unión Europea, que probablemente se lleve a cabo en 2016. Estados Unidos debería dejar de decir que desea que el Reino Unido se mantenga en la UE y, en lugar de ello, debería respaldar el derecho del pueblo británico (y el de todos los pueblos europeos) de controlar su propio destino, libre de la dominación de Bruselas.
 
Los estadounidenses nunca deberían ceder el derecho de gobernarse, por encima de los deseos de una burocracia supranacional. No deberíamos pedir a otros aquello que nosotros mismos jamás haríamos.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/10/04/time-for-the-us-to-rethink-its-support-for-the-european-union/

 
Sobre Ted R. Bromund

Egresado de la Universidad de Yale y con un doctorado obtenido en esa casa de estudios, es Analista Senior en Relaciones Británico-estadounidenses. Se unió a la Fundación Heritage (Washington, D.C.) en 2008, luego de oficiar como director asociado de Estudios de Seguridad Internacional en Yale, un centro de investigación y enseñanza dedicado a historia de la estrategia, temas militares y diplomáticos. Ha brindado numerosas conferencias en Historia y, desde 2004, sobre asuntos internacionales. Sus artículos y análisis son publicados regularmente en The Daily Signal.