ECONOMIA INTERNACIONAL: MARIA BLANCO

España: la tentación (política) vive arriba

¿Qué tiene el poder que saca lo peor de los humanos? Se diría que, a medida que uno asciende en su trabajo...

11 de Agosto de 2015

¿Qué tiene el poder que saca lo peor de los humanos? Se diría que, a medida que uno asciende en su trabajo, sea político, académico, periodístico, financiero, se ve abducido por un embrujo que le lleva a poner la mano, a recibir sobres por debajo de la mesa y a hacer cosas que, de no ocupar ese puesto, probablemente nunca haría. Personas con valores, acaban por ceder, y si no reciben prebendas, consienten que otros lo hagan y, normalmente agarrándose a una causa noble, una meta mayor, aceptan comportamientos fraudulentos en sus compañeros y superiores. No vaya a ser que, por moverme, no salga en la foto.


La política de 'muestras'

No me refiero a muestras estadísticas, sino a esos botecitos extra mini con cremas y perfumes que te regalan en las perfumerías para que pruebes nuevos productos. A todos nos encanta esa deferencia que beneficia tanto al productor, que sondea el mercado, como al establecimiento, que fideliza a un cliente, como al consumidor. Pero este invento del marketing no se puede exportar a otros ámbitos, como la regulación, la política o la enseñanza. No se deben recibir regalitos. Dicho así parece obvio, pero pongámonos en situación. Un alto cargo de un medio de comunicación es halagado por una de las empresas que contrata publicidad con ese medio. '¡Vente al concierto que patrocina nuestra empresa, que tengo un palco y vas a ver a Mick 

Regalo, EspañaJagger frente a frente!'. Y así empieza todo. De ahí, resulta que el gestor se va a tal hotel de cinco estrellas que le invita 'por ser vos quien sois', y se va en el coche último modelo que le prestan por la misma razón, acude a tal restaurante donde le dan la mejor mesa y no paga porque sale en la sección de Gastronomía de ese medio, y suma y sigue. ¿Es lícito? No sé si los propietarios de la empresa saben lo que dejan de ganar con un tipo así y si saben que está disfrutando a título personal de beneficios obtenidos gracias a la empresa.

Desde mi punto de vista, emplear de manera privada recursos de la empresa no está bien. Pero esa empresa soporta las ganancias y las pérdidas, y allá los propietarios y su vigilancia.

Pero ¿qué sucede cuando esta 'política de muestras' llega a la política? Pues que los propietarios de los medios somos nosotros y los delegamos a gestores políticos que no vigilan como deberían. Eso sí, la pérdida por uso indebido, la mala gestión, el coste de oportunidad perdido… lo pagamos los españoles, a través de los impuestos.


De políticos, jueces, y sobreactuaciones

Y así aparecen los Bárcenas de turno, los Rato de turno, los políticos bajo sospecha, o algo más grave, de todos los partidos que jalonan las páginas de los periódicos y las imágenes de las noticias de televisión de este denso mes de agosto.

Los de izquierda dicen que cuando un juez no le conviene al Partido Popular, se cambia al juez. Los de derechas dicen que eso es lo que hacía el PSOE y que sigue haciendo allá donde tiene poder. Lo peor es que en algunos casos ambos tienen razón. Pero ninguno de ellos tiene autoridad moral para decir nada. Ni tampoco son todos los jueces los que se venden a la política. No sé si es peor decir 'soy economista' o decir 'soy juez' hoy en día. Porque te miran con sospecha. Ya sé que algunos amigos y conocidos me dirán que decir 'soy politico' puede pasar peor factura. Pero creo que ante un político, o proto político, muchas personas se callarían por lo que pueda sacar en el futuro. Y quienes más critican acaban perteneciendo a algún consejo asesor donde se tratan temas peregrinos sin llegar a conclusiones claras y sin la más mínima esperanza de que se vayan a poner en práctica. O se invita al consejero autonómico de turno para que tu propuesta se acepte en el próximo pleno, mezclada con otras muchas, en plan 'omnibus'.

Pues, si esa contradicción es cuestionable y la de los jueces también, también lo es la sobreactuación de los medios que no discriminan entre los corruptos y los no corruptos, y lanzan titulares desmedidos para vender en un mes como agosto. Los ojos y los oídos de la gente de bien se acostumbran al escándalo como a la luz y ya no reaccionan.

El rigor, la justeza en la información y el equilibrio son mucho más importantes que el titular de verano. O así debería ser. Y si no hay información, siempre nos queda Gibraltar.

 

Publicado originalmente en Voz Pópuli (España)
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