INTERNACIONALES: STEPHEN MOORE

El desastre griego expone las inevitables consecuencias del socialismo

Los ciudadanos griegos arrojaron los dados, y votaron en forma abrumadora...

16 de Julio de 2015
Los ciudadanos griegos arrojaron los dados, y votaron en forma abrumadora para rechazar las propuestas de sus acreedores en el referéndum sobre 'austeridad'. Fue el modo aprovechado por los votantes para picar el ojo de aquéllos. La izquierda alrededor del globo replicó ante el resultado del voto con un estruendoso aplauso -y promocionando esos resultados como un voto en pro del 'hombre de a pie'.
 
Los griegos pensaron que votar contra el plan de reestructuración de deuda les otorgaría una mejor posición para negociar con los bancos, con el FMI y con la Unión Europea. Pero, ¿qué sucede ahora en Grecia? Los bancos han comenzado a bajar sus cortinas. Los retiros de las cuentas bancarias han sido restringidos de manera estricta.
 
Grecia se encuentra formalmente en default sobre sus créditos y, durante las próximas semanas, cuando venzan los préstamos otorgados por el FMI y la UE, Grecia se deslizará por un barranco fiscal. Esta es la consecuencia natural e inevitable del socialismo, en todo sitio donde fue implementado.
 
El colapso definitivo.
 
No existen 'buenas' opciones para poner término a la crisis griega. Mucha gente terminará padeciendo recortes financieros -los pensionistas, los tenedores de bonos, los receptores de bienestar social, los trabajadores estatales, y el FMI. Al votar 'no' en el reciente referéndum, los sufragantes griegos rechazaron la ayuda externa, y las condiciones que sobrevenían con ella. Esto involucraba que la responsabilidad para resolver la crisis, permanecería claramente en los propios griegos, como debió haber sido siempre.
 
Ahora, Grecia está sentada sobre una deuda de US$ 350 mil millones. Es, por cierto, impagable, y expertos monetaristas internacionales se engañan a sí mismos si acaso creen que, gracias a una dosis de magia, esta nación de once millones de ciudadanos saldrá adelante en algún momento del futuro -echando mano de fondos con qué pagar.
 
Grecia ya padece de excesiva presión impositiva, y el hecho de agregarle más tributos a los pocos negocios en funciones solo garantizará su eventual clausura. Mientras tanto, los ciudadanos griegos ya han llegado a la conclusión de que las elevadas pensiones y los beneficios en asistencia social son derechos humanos que no les pueden ser quitados. Esta es la razón que los llevó a votar como lo hicieron en el referéndum. Pero perderán esos beneficios. El socialismo ha reducido radicalmente el estándar de vida de los ciudadanos.
 
El conjunto de soluciones convencionales de la UE y el FMI han sido diseñadas para dar tiempo a los griegos a detener sus comportamientos libertinos. Pero esto no sucedió. Los ciudadanos griegos están viviendo mucho más allá de su costumbrismo. Se trata de una nación con un promedio de jubilación de 60 años. En Grecia, uno de cada cuatro adultos está desempleado, y la mitad de su juventud carece de empleo. Con semejante nivel de paro, ¿quién trabaja para pagar estos beneficios superextravagantes? ¿Pagarán los esforzados trabajadores alemanes más impuestos para garantizar beneficios a los retirados griegos? Seguramente, no. Y serían tontos si así lo hicieren.
 
El default forzará a todo mundo a acusar el golpe. Los acreedores podrían obtener 50 centavos sobre cada dólar adeudado, dependiendo de qué tan poco prometedoras se muestren las finanzas en Atenas. Los beneficios del Estado de bienestar deberán ser cercenados. Las pensiones para retirados se recortarán, en base a la nueva realidad financiera griega. Esto podría sonar 'injusto' pero, ¿qué tan justo es exigir que los jóvenes ciudadanos griegos paguen impuestos exorbitantes por los pecados de sus padres y abuelos? Y el default al menos serviría para ofrecer la oportunidad de un nuevo comienzo.
 
Cuando, en los Estados Unidos, Detroit presentó quiebra, permitió a la Ciudad Automotriz recomenzar económicamente. La ciudad finalmente quedó fuera del financiamiento. Los trabajadores estatales han sido despedidos. Los beneficios finalmente fueron recortados. Y, ¿adivinen qué? Detroit está regresando a la actividad. Los precios de los bienes raíces están subiendo. La construcción se ha puesto en marcha. En una década, Detroit podría ser financieramente segura y convertirse en un sitio agradable para vivir y hacer negocios.
 
Una implicación para esta solución es que los inversores comiencen a ver la deuda soberana como riesgosa, y no 'libre de riesgos'. Ellos le facturarán a las naciones -especialmente a aquellas que registran un riesgo masivo- altas tasas de interés sobre su deuda. Hacer más difícil que los gobiernos pidan prestado representaría una novedad positiva. Más dinero fluirá hacia el sector privado, y menos hacia los gobiernos.
 
La mayor oportunidad para el contagio fiscal es acceder a las demandas de los votantes griegos por mejores términos sobre su repago de deuda. Si ello sucede, cada nación que le debe al FMI o a la Unión Europea, exigirá términos más generosos a sus acreedores. Naciones tales como la Argentina y Bolivia empezarían a dejar de realizar pagos sobre créditos internacionales, declamando que las condiciones son demasiado duras para proceder al repago.
 
La gran mentira es que Grecia ya ha sobrevivido a la austeridad. Este es un país que, en 2013, gastaba hasta el 59% de su PBI en programas de asistencia social y beneficios gubernamentales. Aún hoy, el gobierno es responsable por la mitad del gasto total. ¿Cómo podría decirse que esto equivale a austeridad? El problema es que, conforme la actividad privada se reduce, el rol del gobierno continúa expandiéndose. La deuda de Grecia era del 120% de su PBI una década atrás, y ahora es del 175%. Esto equivale al opuesto de austeridad. Es una fiesta de derroche.
 
En definitiva, Grecia necesita mucho menos socialismo, y más privatización. Vender los activos del Estado. Recortar impuestos. Vender una de sus islas a Disney. Eyectar a los comunistas que arruinaron esta nación. Lograr que el gasto estatal se reduzca al 25% del PBI.
 
Como ya se ha escrito, el gobierno griego, amén del referéndum y de su retórica flamígera, ha retomado sus negociaciones con los acreedores. Estos necesitan mantenerse firmes, insistiendo en que Grecia finalmente implemente las reformas necesarias que se prometieron una y otra vez. Claramente, los préstamos no han logrado, hasta ahora, evitar las crisis financieras. Antes bien, las han fogoneado, a partir de condiciones de préstamos que confiaron demasiado en las promesas de un gobierno irresponsable. Este es el equivalente a ofrecer cocaína a adictos. El relato nunca termina bien y, sobre todo, Grecia es un ejemplo trágico que ilustra con contundencia esa lección.


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/07/11/greece-disaster-shows-unavoidable-consequences-of-socialism/

 
Publicado originalmente en versión modificada, en Fox News (Estados Unidos)
Sobre Stephen Moore

Es Economista en Jefe en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Publica sus trabajos en The Daily Signal, y en español, en el sitio web Heritage Libertad. Previamente, se desempeñó como columnista en Economía y Políticas Públicas en el matutino The Wall Street Journal.