INTERNACIONALES: JAMES PHILLIPS

Las fallas más notables del reciente acuerdo nuclear con Irán

El acuerdo de la Administración Obama con Irán exhibe fallos de importancia que podrían minar...

16 de Julio de 2015
El acuerdo de la Administración Obama con Irán exhibe fallos de importancia que podrían minar peligrosamente los intereses de los Estados Unidos de América, y de sus aliados, en materia de seguridad nacional.
 
Aún cuando la Administración ingresó a las negociaciones exigiendo recortar todos los caminos que pudieran conducir a que Irán cuente con armas nucleares, el convenio remite a apenas un 'lomo de burro' que demorará, aunque en ningún caso detendrá, el esfuerzo iraní por contra con un capacidad nuclear para desarrollar armamento de este calibre.
 
El acuerdo en vigencia legitimiza a Irán como un Estado nuclear.
 
Una vez que las restricciones sobre uranio enriquecido expiren en diez o quince años, Irán contará con la opción de desarrollar un programa de enriquecimiento a escala industrial que le facilitará cruzar el umbral para desarrollar armas nucleares.
 
Irán ha utilizado fechas límite y ultimátums para cansar a la Administración estadounidense, que jugó una carta fuerte de manera muy débil.
 
La Administración Obama terminó siendo comprometida por su propia posición en la negociación, dejando en claro que deseaba un acuerdo nuclear mucho más de lo que lo necesitaba Teherán, a pesar del hecho de que los iraníes necesitaban en demasía este convenio, principalmente por razones económicas.
 
El hecho de que la Administración americana haya minimizado, al iniciarse las negociaciones, la opción militar y el súbito alivio de sanciones, redujo los incentivos iraníes para hacer concesiones.
 
Lo cual obsequió a los iraníes mayor poder de negociación -y éstos lo emplearon con perspicacia.
 
Irán se atuvo a los límites proclamados por su líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, mientras que los límites establecidos por la Administración Obama terminaron convirtiéndose en fronteras difusas.
 
La infraestructura nuclear de Irán quedará mayormente intacta. Las centrifugadoras serán almacenadas, pero no desmanteladas.
 
Las instalaciones nucleares de Natanz y Fordow -ambas de carácter ilícito-, cuyas operaciones se supone serían clausuradas en atención a los considerandos de múltiples resoluciones de Naciones Unidas, ahora han sido legitimizadas, a pesar del hecho de que fueron construídas subrepticiamente, en franca violación al Tratado de No Proliferación Nuclear.
 
En esencia, se recompensa a Irán por haber hecho trampas, por debajo de la mesa del acuerdo. Este país obtuvo un mejor acuerdo en materia de enriquecimiento de uranio, del que Washington ha ofrecido en el pasado a sus propios aliados.
 
A Taiwan, Corea del Sur y los Emiratos Arabes Unidos, les fueron negados acuerdos para enriquecimiento de uranio, que ahora Irán se ha garantizado.
 
En lugar de desmantelar la infraestructura nuclear de Irán, el convenio desmantela las sanciones que hubiesen forzado a Irán a sentarse a la mesa de negociaciones en primer lugar. Detalle que no ha escapado a los aliados de los Estados Unidos, a sus socios y a sus 'amienemigos' en la región.
 
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu -quien, comprensiblemente percibe el potencial nuclear de Irán como una amenaza existencial- denunció el acuerdo con Irán, calificándolo de "error histórico".
 
Ahora, es probable que los Estado árabes sunitas amenazados por Irán comiencen a buscar reaseguros, trabajando para ampliar sus propias opciones nucleares. Arabia Saudita ya ha dado a entender que exigirá las mismas condiciones para enriquecer uranio que Teherán acaba de garantizarse. Los sauditas han dado inicio a negociaciones para adquirir reactores nucleares de origen francés, y este programa civil podría convertirse en piedra basal para un programa de armamento.
 
Es probable que otros Estados árabes y Turquía escalen sus programas nucleares, en base a un prudente contrapeso que sirva con miras a competir con el potencial nuclear iraní, luego de que algunas de las restricciones en materia de enriquecimiento de uranio están, ahora, apagándose.
 
El resultado final podría rematar en una proliferación nuclear acelerada, y en una posible carrera nuclear en la región más volátil del planeta.
 
Otro problema de gran importancia en el convenio es la verificación del cumplimiento iraní. La Administración Obama insistió originalmente en inspecciones bajo el formato 'En cualquier momento/En cualquier lugar', que luego fueron reducidas a 'Algunas veces/En algunos sitios'.
 
Irán cuenta con hasta catorce días para evaluar las demandas de los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Si decide objetarlas, tales objeciones deberán ser remitidas a un comité de arbitraje que contará con siete días para elevar una decisión final. Si falla contra Irán, Teherán contará con otros tres días para llevar a cabo una inspección.
 
Todo lo cual otorga a Irán hasta veinticuatro (24) días para movilizar, ocultar o destruir material buscado por los inspectores. Este sistema está lejos de garantizar resultados, particularmente a la luz del extendido historial iraní en hacer trampas.
 
El alivio en las sanciones es otro dolor de cabeza potencial. Teherán se beneficiaría, tras la liberación de un aproximado de US$ 150 mil millones, congelados en cuentas del extranjero. A fin de cuentas, la economía iraní acusará un boom, a partir de la recepción de miles de millones de dólares -surgidos de ingresos petroleros y del levantamiento de sanciones.
 
Lo cual contribuirá a ayudar a Irán en reformular el equilibrio de poder regional, estableciendo hegemonía frente a Irak, Yemén -fuentes de petróleo y rutas críticas en el transporte del oro negro. Gran parte de este dinero se destinará a financiar al régimen de Basher al-Assad en Siria, a Hezbolá, a los rebeles hutíes yemenitas, a Hamás, a la Yijad Islámica Palestina, y a otros grupos terroristas tradicionalmente financiados por Teherán.
 
Esto rápidamente conducirá a una escalada bélica, a guerras clandestinas y a guerras civiles que ya están teniendo lugar en los alrededores del Medio Oriente.
 
Los peligros que representa la capacidad ampliada de Irán para financiar el terrorismo internacional se verán agravados por la capitulación de último minuto, por parte del gobierno de los Estados Unidos de América, en relación al embargo de armas interpuesto desde Naciones Unidas, que gradualmente se diluirá si Irán cumple con el convenio nuclear.
 
Ello permitirá a Irán ejecutar un upgrade de sus armas convencionales, ya que desde ese momento podrá importar material de proveedores extranjeros. A su vez, este factor le permitirá dotar de mejor armamento a sus aliados y suplantadores extranjeros.
 
En definitiva, la Administración del presidente estadounidense Barack Obama acaba de firmar un acuerdo que ampliará la influencia y el poder iraníes, complicará las relaciones de EE.UU. con sus socios regionales, debilitará los objetivos de largo plazo en materia de no proliferación -y su respectiva restricción para acceder a tecnologías nucleares-, y contribuirá a la evolución de un Medio Oriente multipolar nuclear.


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/07/14/what-the-major-flaws-in-the-iran-deal-are/

 
Sobre James Phillips

Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.