INTERNACIONALES: JUAN CARLOS HIDALGO

El plan de Barack Obama para la Cumbre de las Américas

El presidente Obama asistirá a su última Cumbre de las Américas este fin de semana en Panamá.

10 de Abril de 2015
El presidente estadounidense Barack Obama asistirá a su última Cumbre de las Américas este fin de semana en Panamá. Atrás quedaron los días en que su carisma y retórica contenían los sentimientos anti-estadounidenses que suelen prevalecer en estos encuentros. En su lugar, Obama se encontrará con una audiencia hostil que le reprochará el endurecimiento de su política hacia Venezuela. Pero el presidente parece tener un astuto plan para hacer frente a las críticas e involucrar a otros países de la región:


Resaltar la hipocresía de Cuba
 
La ausencia de Cuba en la Cumbre de las Américas ha sido un tema delicado entre EE.UU. y el resto de América Latina. Hasta ahora, Cuba no había sido invitada porque Washington amenazaba con boicotear una cumbre donde el régimen comunista estuviera presente. A medida que creció la influencia de los gobiernos de izquierda en la región, la “cuestión cubana” se convirtió en un tema mas importante para las relaciones entre EE.UU. y Latinoamérica.
 
La Administración Obama no sólo ha aceptado la participación de Cuba en la Cumbre, sino que incluso ha involucrado a La Habana, proponiendo la apertura de embajadas en ambos países y el levantamiento de las sanciones económicas. Obama ha señalado con razón que, en lugar de aislar al régimen de Castro, la política de Washington hacia Cuba estaba aislando a EE.UU. del resto de la región.
 
Curiosamente, Cuba parece tener sentimientos encontrados con la idea de tener una relación normal con EE.UU. Elizardo Sánchez Santa Cruz, un destacado disidente en Cuba, resumió acertadamente la estrategia de La Habana hace muchos años: "[Castro] quiere seguir exagerando la imagen del enemigo externo que ha sido vital para el Gobierno de Cuba durante décadas, un enemigo externo que puede ser culpado por el fracaso del modelo totalitario implantado aquí".
 
No es de extrañar entonces que Cuba esté desacelerando las negociaciones con EE.UU. En enero, Raúl Castro ofreció un discurso en el que enumeró un listado de condiciones poco realistas para restaurar los lazos con Washington: devolver Guantánamo a Cuba, compensar al régimen por cincuenta años de sanciones, terminar el apoyo a los disidentes en la isla, y abolir la política de "pie mojado, pie seco" con respecto de los refugiados cubanos, entre otros puntos. Sonaba como si el dictador cubano estaba buscando excusas para mantener distancia de EE.UU.

Al involucrar a Cuba, Obama está desenmascarando la hipocresía del régimen de los Castro.


Socavar el apoyo a Venezuela en el Caribe
 
El presidente Obama está de visita en Jamaica en su camino a Panamá para encontrarse con los 15 jefes de gobierno de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Durante la última década, la mayoría de estos países se han beneficiado ampliamente de los envíos de petróleo subvencionado por parte de Venezuela en el marco del acuerdo de Petrocaribe. A cambio, estos gobiernos han constituido la columna vertebral del apoyo diplomático a Caracas en la Organización de los Estados Americanos y otros foros.

Sin embargo, debido a que la economía de Venezuela está colapsando, sus envíos de petróleo a las naciones del Caribe se han reducido a la mitad desde el año 2012. Esto constituye un grave problema para las naciones del CARICOM: más del 90 por ciento de sus necesidades de energía provienen de las importaciones de petróleo. Sólo Trinidad y Tobago es autosuficiente energéticamente.

La Administración Obama ya ha puesto en marcha una Iniciativa Caribeña de Seguridad Energética, destinada a ayudar a las naciones del Caribe en su transición desde la dependencia del petróleo hacia fuentes más limpias de energía. Los detalles aún no están claros. Pero Washington debería utilizar este esquema para acelerar el proceso de aprobación de las exportaciones de las empresas interesadas en exportar gas desde EE.UU. hacia la región. Sin duda, los países del Caribe necesitan mejorar su infraestructura y sus reglamentos para adaptar sus economías al gas natural licuado (GNL) y al gas natural comprimido (GNC). Pero a ellos les conviene hacerlo porque ya pagan uno de los precios de electricidad más altos del mundo, y el grifo venezolano se esta cerrando rápidamente.

Esta es, por supuesto, una estrategia a largo plazo. Pero si juega sus cartas correctamente, Obama puede comenzar a socavar el apoyo diplomático a Venezuela en el Caribe.


Desafiar a otras democracias latinoamericanas

Barack Obama ha solicitado reuniones con los presidentes de Chile, Costa Rica y Uruguay. Según los ránkings de respeto del Estado de Derecho y transparencia, estos son los países mejor administrados de América Latina. También resultan ser gobiernos de centroizquierda que, lamentablemente, han permanecido prácticamente en silencio con respecto a  las violaciones de derechos humanos en Venezuela.

No hay muchos detalles sobre lo que Obama discutirá con estos líderes, pero debería pedirles abiertamente una postura más contundente hacia Caracas. Al permanecer en silencio frente al golpe de estado en cámara lenta de Maduro en Venezuela, estas democracias están tácitamente apoyando la consolidación de una dictadura en ese país. Obama debería transmitir un mensaje fuerte y claro.


Ignorar a los populistas

El presidente Obama se enfrentará a una diatriba circense compuesta por Maduro, Evo Morales de Bolivia, y Daniel Ortega de Nicaragua. Puede ser que sean acompañados por Cristina Fernández de Argentina y Rafael Correa de Ecuador. Obama debería simplemente ignorarlos.

Es poco lo que el presidente Obama puede hacer para ayudar a América Latina a ayudarse a sí misma. En última instancia, el destino de la región está en sus propias manos. Pero Obama aún conserva algunas cartas bajo la manga que, jugadas con habilidad, podrían lograr algo bueno para el hemisferio.

 
Publicado originalmente en The Townhall (Estados Unidos)
Sobre Juan Carlos Hidalgo

Es Analista de Políticas Públicas para América Latina en el Cato Institute. Escribe frecuentemente sobre temas de actualidad, y sus trabajos han sido publicados en los principales periódicos latinoamericanos como La Nación (Argentina), El Tiempo (Colombia), El Universal (México) y El Comercio (Perú). También ha sido entrevistado en medios internacionales como BBC News, Al Jazeera, CNN en Español, Univisión, Telemundo, Voice of America, entre otros. Es graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Costa Rica y obtuvo su Maestría en Comercio y Política Pública Internacional en George Mason University.