ECONOMIA & NEGOCIOS: MARCELO D. FERRER

Principios básicos para entender la Economía

Entender cómo funciona la economía es tan importante para un país como...

08 de Marzo de 2015
Entender cómo funciona la economía es tan importante para un país como para un individuo comprender la ley de gravedad.


La economía, ciencia social

El resultado económico de una ecuación matemática básica podría sorprendernos cuando agregamos al cálculo aquello que los economistas denominamos expectativas. Así, pues, la economía no es una ciencia exacta; es una ciencia social, y lo social está ligado a los vínculos que se construyen entre los ciudadanos a partir de sus experiencias.

Estos vínculos podemos denominarlos: 'usos y costumbres'; varían de un país a otro de manera sustancial. Si, en la Argentina, la costumbre es ahorrar o valorizar activos en dólares estadounidenses, ello se debe a determinadas vivencias que, arraigadas luego en la sociedad, se transforman en instinto o costumbre.


Economía e instinto humano

Desde el inicio, los seres humanos aspiran para sí mejorar su bienestar. Esto es: alcanzar un modo o mecanismo que facilite o haga más placentera su existencia. Cada vez que un individuo invierta esfuerzo, lo hará ante la expectativa de modificar su realidad para mejor. Podríamos denominar a esta aspiración: beneficio.

Dos elementos básicos requiere la economía para funcionar: Trabajo y capital. Ambos elementos buscan, de modo diferente, un beneficio que modifique su realidad para mejor. O, subalternamente, el trabajador una mejor remuneración y el capital, una mayor renta.

La eterna lucha de quién se beneficia más: si el trabajo o el capital, ha dado origen a dogmas, revoluciones, confrontaciones, luchas, guerras, etc. Y se han escrito numerosos libros al respecto, a los efectos de intentar dilucidar -por vía de fórmulas y teorías- aquello que es la esencia misma de la existencia humana, el 'alter ego'; en latín: 'el otro yo'. Diría mi vecina: simplemente, egoísmo.


La eterna lucha, y cómo se la utiliza políticamente

'Allí donde haya una reivindicación habrá un político dispuesto a obtener provecho de ella'.

'Yo estoy de tu lado!'; 'Justicia Social!' 'Patria o Buitres!' 'Precios Cuidados!' 'Patria o muerte' y 'bla blableta!'. Infinidad de gansadas y tonterías dieron origen a la especulación política, provocando infinidad de muertes con el objeto de que, al final, nada cambie. O para que todo se vuelva aún peor. Por lo general, los políticos que llenaban de principios vacíos sus arengas, terminaban transando y traicionando tan nobles principios, ni bien tuvieran la primera oportunidad o hubieran satisfecho su precio o conveniencia. Algo así como dobles agentes infiltrados en cada uno de esos elementos básicos que, oportunamente sabotean todos los procesos.

Políticos que dicen estar a favor de una parte para luego beneficiar por completo a la otra, han abundado. Adrede o por ignorancia, toda discursiva demagógica ha sumido más en la pobreza a quienes se pretendía defender, y ha beneficiado más a quienes especulan con la pobreza y la ignorancia.


Fortalezas y debilidades

'Tu mayor fortaleza es conocer profundamente tus debilidades'.

La debilidad del 'Factor Trabajo' es que éste abunde más que la cantidad que la economía necesita. Concretamente, que la oferta laboral sea superior a la demanda en un determinado momento de la economía. Esto produce dos efectos: disminuye la retribución y precariza las condiciones contractuales.

El capital siempre estará en una posición de ventaja en relación al trabajo. Esto es así por varias razones elementales:

§ El capital puede sobrevivir sin ser invertido;
§ El trabajador sin empleo muere de hambre;
§ El capital puede mudarse en un santiamén de un lugar a otro; el trabajador, no.

Dicho esto, tal vez hayamos arribado a la conclusión deseada. Siendo tan insensible el capital en relación a la debilidad del trabajo, el trabajo siempre perderá en una confrontación. Una confrontación de esta naturaleza, en función de las experiencias históricas, es violenta y redunda en muertes evitables que, al final, sólo modifican la realidad de los representantes, mientras la realidad de los representados se mantendrá igual, o bien se verá perjudicada.

Pelar contra el capital sin el auxilio de una ley y organismos de gobierno que persigan el cabal cumplimiento de la ley, es inútil. La mala noticia es que, al final, el capital recupera el territorio perdido, y más. Ejemplo a analizar: Chinauna economía comunista que abrió sus puertas al capital y redujo el salario y las condiciones de vida de los trabajadores a un punto casi inhumano.

Usted dirá: 'Tons, ¿no hay nada que hacer?'. Mi respuesta debiera ser: sí, para que Usted duerma mejor esta noche... Pero lo cierto es que el cambio para que la cosa cambie debe llevarse a cabo allí donde no llegan las leyes ni tienen efecto las huelgas: el espíritu humano.


Capitalismo y socialismo

Si un país ha elegido para sí una economía capitalista, lo que regula esta batalla de intereses es la ley. Leyes equilibradas que, sin desalentar por completo las expectativas de beneficio del capital, beneficien progresivamente la situación y el bienestar de los trabajadores.

Fundamentalmente, se asiste en tal escenario a impuestos cobrados al capital que redundan en beneficios para los ciudadanos, mejorando la educación de estos, lo cual conducirá a que el conjunto obtendrá mejores recompensas por su desempeño. Más hospitales, seguridad, justicia, e infraestructura para que las personas puedan movilizarse de un lugar a otro de manera más rápida y segura.

Claro está que, para esto, harán falta funcionarios honestos, preparados y eficientes.

Diferente es si un país ha elegido para sí una economía de corte socialista-comunista, en donde el capital pertenece exclusivamente al Estado. Lo que no le asegura nada... Ya son tan contundentes como nefastos los resultados compartidos por Cuba, la ex URSS o CHINA.


Dificultades y verdades esenciales

La concepción del capital no cambiará por arte de magia, ni de un día para otro. Modificar el concepto de valor del 'Capital' implica necesariamente un cambio en la espiritualidad del ser humano, con miras a que revalorice la 'persona humana'. De hecho, la raíz individualista humana, el sentido de posesión o el poseer algo material de lo que extraemos un beneficio, es poderoso: provoca idéntico efecto en todas las personas cuando se sienten dueñas de algo.

Teniéndose presente también que los trabajadores que, al alcanzar un estado de riqueza se han pasado al otro bando, actúan de igual manera a aquellos que siempre estuvieron.


 
Sobre Marcelo D. Ferrer

Es Contador Público y Licenciado en Economía. Reside en Buenos Aires, Argentina, y publica regularmente en su sitio web www.marcelodferrer.com.ar.