ECONOMIA INTERNACIONAL: MANUEL HINDS

Usando la crisis en Venezuela

Muchos aguardan que el régimen venezolano caiga dentro de poco tiempo...

27 de Febrero de 2015
Muchos aguardan que el régimen venezolano caiga dentro de poco tiempo, dada su terrible situación económica, y debido a las cada vez más numerosas complicaciones -derivadas de las posiciones absurdas  que el gobierno del Socialismo del Siglo XXI. Esto puede pasar. Pero el resultado puede ser el contrario, esto es, que el régimen se fortalezca, puesto que los problemas económicos le proporcionan pretextos al gobierno para terminar de destruir a la oposición organizada.
 
En este punto, es preciso recordar varias cosas. Primero, que los socialistas del Siglo XXI, al igual que los comunistas, buscan eliminar la propiedad privada de los medios de producción, por lo que consideran como enemigos de clase a todos los empresarios privados, grandes y pequeños. Además, estos empresarios son parte importante de las fuentes de financiamiento de los partidos políticos que pudieran oponérseles. Por esas dos razones, la destrucción de la empresa privada es una prioridad en la toma del poder absoluto por parte de los marxistas. Que esa destrucción implique la destrucción de la economía -que está basada en la empresa privada- es un hecho que para ellos no es importante en sí mismo, sino sólo políticamente.
 
Segundo, que en ese contexto político, el descontento de la gente no amenaza al gobierno. Sólo lo hace si se convierte en un descontento organizado. Desde que los Socialistas del Siglo XXI llegaron al poder, han estado tratando de desarticular la capacidad de sus opositores de crear una oposición. Por ello, han acosado, intimidado y metido presos a todos los líderes de esta oposición. De tal suerte que han enviado a prisión a varios de ellos con acusaciones sin fondo y han amenazado a muchos otros con hacerlo. Mientras más destruyen a estos líderes, más fácil se les hace el instalar su tiranía.
 
Tercero, que las tribulaciones económicas les presentan oportunidades para decir que son resultado de supuestas conspiraciones domesticas y extranjeras para desestabilizar al "régimen del pueblo", y se utilizan estos pretextos para terminar de destruir la posibilidad de una oposición organizada. Basta con ver lo que están haciendo los socialistas del Siglo XXI en Venezuela, incluyendo la reciente captura del Alcalde de Caracas. Acto que no hubiesen podido ejecutar en un ambiente de normalidad. La emergencia económica, en rigor, ayudó al gobierno a neutralizar a otro enemigo.
 
Cuarto, que por esas razones, los gobiernos de las ideologías marxistas siempre entran en una carrera doble: por un lado, necesitan destruir al sector privado lo más rápidamente, para que el centro y la derecha no puedan financiarse y, dado que esto seguramente lleva al colapso económico, por el otro lado corren para afianzarse del poder político para que la caída de la economía no represente también la caída del Socialismo del Siglo XXI sino, antes bien, su fortalecimiento. Esta carrera se lleva a cabo en todos los países de la América Latina en los que están en el poder.
 
Estos procesos han tomado su curso varias veces en la historia, siempre que los marxistas han comenzado a tomarse un país. Así fue en la antigua Unión Soviética, en donde desarrollaron todas sus técnicas. La economía colapsó inmediatamente luego de que Lenin tratara de imponer el comunismo en el país. Los comunistas se vieron forzados a retroceder y restablecer un régimen de propiedad privada limitada, llamada la Nueva Política Económica. Varios años después, los comunistas ya tenían el control político suficiente como para volver a imponer el comunismo, que hizo que la economía colapsara por segunda vez en los primeros años de la década de los treintas. Para justificar el colapso, enviaron a la cárcel y asesinaron a sus potenciales rivales políticos, acusándolos de conspiraciones con EE.UU. y los contrarrevolucionarios. Ya estos no tenían como defenderse.
 
Esto también sucedió en China, y en varios otros países. En Cuba, se hizo en dos oportunidades y ahora se busca hacerlo por tercera vez. La primera fue en ocasión de la llegada al poder de los Castro: el ingreso cayó catastróficamente ante la nacionalización de toda la economía, incluyendo los vendedores de hot-dogs. Los enormes subsidios que la Unión Soviética le pasó a Cuba sólo aliviaron la caída y permitieron que Cuba sobreviviera. Pero la calidad de vida y el ingreso cayeron enormemente aun después de los subsidios.
 
Luego, volvió a suceder cuando la Unión Soviética cayó y dejó de pasar esos subsidios. El ingreso por habitante cayó casi 40 por ciento de acuerdo a cálculos del Banco Mundial. Todo el mundo esperó que Cuba cayera, pero no cayó porque metió más gente presa y regresó la represión, en su peor formato. Ahora, está comenzando a aumentar la represión para contrarrestar el hambre que le viene al pueblo cubano como resultado de la caída del gobierno venezolano.
 
El proceso ya está muy avanzado en Venezuela. La oposición ha sido drásticamente desarticulada, y el peso de la violencia gubernamental ya es enorme. Si los socialistas del Siglo XXI perciben que la situación económica se vuelve más dramática, es posible que se obsequien un autogolpe y que aparten a Maduro, acusándolo de haberse vendido a la conspiración estadounidense, o de haberse desviado de la línea revolucionaria, o de cualquier pecado similar. Pero será difícil que se desautorice al régimen del Socialismo del Siglo XXI si todos o casi todos los líderes que pueden organizar la oposición están en la cárcel, o intimidados, o reprimidos.
 
Eso es lo que todos los países en los que los Socialistas del Siglo XXI y sus aliados están buscando tomar el control total de la sociedad. Darles control es un camino de una sola vía. Una vez que se montan en el gobierno, no lo sueltan, usando los métodos más primitivos de represión social para instalarse para siempre en el poder y heredarlo a sus parientes, como lo ha hecho Fidel Castro.

 
Sobre Manuel Hinds

Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.