ECONOMIA INTERNACIONAL: ALEX NOWRASTEH

Estados Unidos: el número de visas H1-B debería ser ilimitado

El 1 de octubre, una nueva ronda de trabajadores invitados con visa H1-B comenzaron a trabajar en Estados Unidos.

18 de Octubre de 2014
El 1 de octubre, una nueva ronda de trabajadores invitados con visa H1-B comenzaron a trabajar en Estados Unidos. Las visas H1-B están destinadas a trabajadores calificados en ocupaciones especializadas, principalmente en ingeniería y empleos relacionados con la informática. Las visas H1-B representan un mecanismo importante, aunque defectuoso, a través del cual los inmigrantes altamente calificados ingresan a EE.UU. y contribuyen a la economía de este país.

Solo 85.000 visas H1-B son apartadas cada año para que las empresas estadounidenses auspicien a inmigrantes. El proceso de aprobación da inicio el 1 de abril, y los trabajadores aprobados pueden comenzar a trabajar el 1 de octubre. Las visas H1-B pueden ser utilizadas por un total de seis años antes de que el trabajador deba o volver a su país natal u obtener una 'green card'.

Los beneficios económicos de las H1-Bs y otros inmigrantes altamente calificados son significativos.

Los inmigrantes altamente calificados contribuyen considerablemente a la innovación en EE.UU., especialmente a través de las patentes. En 2006, los inmigrantes constituían aproximadamente un 12 por ciento de la población estadounidense, pero 24 por ciento de las solicitudes internacionales para patentes originadas en EE.UU. tenían al menos un inmigrante como inventor. La tasa real es incluso más alta, dado que esas estadísticas no incluyen a los inmigrantes que se convirtieron en ciudadanos estadounidenses. Los inmigrantes de China, Taiwán, India, Canadá, Alemania y el Reino Unido destacan entre las patentes.

Las investigaciones recientes por parte de los economistas Jennifer Hunt y Marjolain Gauthier-Losiselle concluyeron que un incremento de un punto de porcentual en inmigrantes con título universitario como porcentaje de la población aumenta las patentes per cápita entre un 9 a 18 por ciento —un aumento tremendo. Otras investigaciones descubieron que un aumento de 10 por ciento en los trabajadores con visa H1-B en determinada ciudad estadounidense estaba relacionado con un incremento de entre 0,3 a 0,7 por ciento de las patentes aprobadas ahí. Los estudiantes nacidos en el extranjero de las universidades estadounidenses también es muy probable que patenten.

Algunas investigaciones concluyen que alrededor de 50 por ciento del crecimiento de la productividad en EE.UU. entre 1950 y 1993 podría ser atribuida al crecimiento en la proporción de científicos e ingenieros —dos sectores que están creciendo en gran medida gracias a la inmigración altamente calificada.

No todas las patentes son productivas, pero un número mayor de patentes contribuye a las ganancias de productividad de los trabajadores estadounidenses. Mientras más productivos se vuelvan los trabajadores estadounidenses, es más probable que sus salarios aumenten. Un estudio económico reciente descubrió que un número mayor de inmigrantes trabajando en ocupaciones relacionadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) puede explicar entre un tercio y una mitad del crecimiento promedio de la productividad entre 1990 y 2010. Eso se traduce en salarios más altos para la mayoría de los estadounidenses.

Los inmigrantes altamente calificados también son muy emprendedores. Entre 1995 y 2005, 25,3 por ciento de todas las empresas de tecnología e ingeniería establecidas en EE.UU. tenían al menos un inmigrante como fundador o co-fundador. Cuarenta y seis por ciento de esas nuevas empresas se especializan en servicios relacionados a la innovación y a la manufactura y 33 por ciento eran firmas de software. Además de fundar empresas, muchos trabajadores nacidos en el extranjero fueron empleados importantes en las empresas nuevas. Muchas empresas exitosas que proveen servicios valiosos a los consumidores estadounidenses no hubiesen sido posibles sin las contribuciones de estos trabajadores inmigrantes.

Mientras que esos beneficios económicos se gozan bajo el actual sistema de inmigración restrictivo, Estados Unidos se beneficía mucho más con unas cuantas reformas sencillas.

En primer lugar, el número de visas H1-B y green cards disponibles para los inmigrantes altamente calificados debería ser ilimitado o, por lo menos, aumentado de manera dramática. Las fuerzas del mercado y las legítimas preocupaciones de seguridad deberían guiar cuántos inmigrantes vienen a nuestro país, no cuotas arbitrarias impuestas por el Estado u otras regulaciones costosas.

Segundo, los trabajadores con visas H1-B deberían poder cambiar de empleo con la misma facilidad que lo hacen los ciudadanos estadounidenses. Actualmente, las visas H1-Bs son auspiciadas por empresas estadounidenses y si el trabajador renuncia sin encontrar un nuevo empleo, inmediatamente se convierte en un inmigrante ilegal. Eso debe cambiar.

Tercero, debería existir una categoríá de visados para aquellos empresarios calificados que desean establecer un negocio en EE.UU. Muchas veces, los extranjeros graduados en universidades estadounidenses que desean fundar nuevas empresas son detenidos por complejas reglas de visa que previenen que muchos trabajadores se auspicien así mismos en virtud de una visa de trabajo. Una visa sencilla para empresarios resolvería gran parte de estos problemas.

Los trabajadores con visa H1-B y otros inmigrantes altamente calificados agregan un tremendo valor a la economía estadounidense. Sin embargo, las regulaciones estatales que afecta a estos inmigrantes de alta calificación limita sus potenciales contribuciones económicas. A criterio de aumentar estos beneficios, estas visas deberían ser reformadas o liberalizadas.

 
Sobre Alex Nowrasteh

Es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, en Washington, D.C. Su trabajo ha sido publicado en medios tales como The Wall Street Journal, Houston Chronicle, Boston Globe, San Jose Mercury, y otros. Es graduado en la Universidad George Mason