ESTADOS UNIDOS: DAVID BOAZ

EE.UU.: Republicanos pro-empresa versus Republicanos 'liberales'

Los Republicanos que no buscan favorecer a corporaciones están en la mira durante esta temporada de elecciones primarias.

23 de Junio de 2014
Los Republicanos que no buscan favorecer a corporaciones están en la mira durante esta temporada de elecciones primarias
 
Las grandes firmas sufrieron una gran pérdida (en inglés) la semana pasada en Virginia, conforme el líder de la mayoría en el congreso, Eric Cantor, perdió su curul ante el poco conocido David Brat, un favorito del Tea Party y quien había criticado a Cantor por sus lazos con las empresas grandes e hizo la siguiente promesa (en inglés): “Lucharé por acabar con los programas propios del capitalismo de compadres que benefician a los ricos y poderosos”.
 
Alrededor del país, sin embargo, las grandes empresas están destinando una sorprendente cantidad de esfuerzos a tratar de derrotar al limitado número de miembros del congreso y de las legislaturas a nivel de los estados que tienen posiciones liberales. ¿Por qué, por ejemplo, las grandes empresas gastaron tanto dinero para derrotar a un legislador del Partido Republicano en Georgia? Aparentemente, el representante Charles Gregory era simplemente demasiado liberal para la Cámara de Comercio de Georgia y empresas como Coca Cola, Delta Airlines, Georgia Power, y AT&T, que repentinamente establecieron una “Coalición de Georgia para el Crecimiento del Empleo” para hacerle oposición a él y a otros legisladores del Tea Party. Este no es el único ejemplo durante estos tiempos pre-primarias.
 
En Kentucky, los líderes empresariales hicieron un intenso lobby aunque sin éxito para persuadir a Steve Stevens, titular de la Cámara de Comercio del Norte de Kentucky, de postularse en contra del Representante Thomas Massie. Massie, un empresario, es un conservador fiscal consistente, pero a algunos líderes empresariales locales no les gusta lo que ellos perciben como su estilo independiente.
 
Una consultoría empresarial de Washington se ha mudado al norte de California para hacerle oposición al Representante Tom McClintock (un conservador fiscal) porque él “piensa que los representantes deben responder a la gente en su jurisdicción”, en las palabras de un reportero local.
 
Y es así de sencillo. No es el matrimonio homosexual o la política exterior lo que parece molestarle a las empresas grandes y políticamente conectadas. Solo reparan en que los legisladores liberales no quieren jugar el juego de siempre, no participan en el clientelismo de las grandes empresas, y realmente toman en serio las ideas de un gobierno limitado que la gran mayoría de los Republicanos expresan de la boca para afuera.
 
En Michigan los líderes empresariales están financiando la candidatura del consultor financiero Brian Ellis en contra del Representante Justin Amash. Desde que fue electo en la oleada del Tea Party en 2010, Amash ha surgido como el miembro más liberal del Congreso. Es superado solo por McClintock en la calificación de votos relacionados al gasto público que publica la Unión Nacional de Contribuyentes. Organizó una propuesta bipartidista para controlar la Agencia Nacional de Seguridad que llegó a estar cerca de ser aprobada en el Congreso. Lidera la Bancada de la Libertad en el Congreso. Amash le dijo al New York Times, “Sigo una serie de principios, sigo a la Constitución. Y es en eso que fundamento mis votos. El gobierno limitado, la libertad económica y la libertad individual”.
 
Entonces, ¿por qué los líderes empresariales de Grand Rapids no estarían orgullosos de tener a un representante joven que es admirado tan ampliamente? Dicen que quieren un representante que trabaje con otros para “lograr que se hagan las cosas”. Andrew Johnston, el director político de la Cámara de Comercio de Grand Rapids, le dijo al Wall Street Journal, “Hay frustración entre aquellos que piensan que su rigidez dificulta avanzar con la legislación”. Él prometió que Ellis “tendrá acceso a los fondos que ayudarán con su campaña”.
 
Esto no sucede solamente con los empresarios a nivel local. Los lobbistas en Washington están poniéndose del lado de Ellis. Él también ha destinado US$400.000 de su propio dinero a su campaña —en la forma de préstamos, que pueden ser cancelados con más contribuciones de los lobistas si él gana la elección.
 
En una entrevista publicada en Weekly Standard, Ellis impresionantemente descartó la postura de principios y de respeto a la Constitución de Amash: “Tiene sus explicaciones de por qué ha votado, pero en realidad a mi no me importa. Soy un hombre de negocios, me enfoco en los resultados finales. Si algo es inconstitucional, tenemos un sistema de cortes que analiza eso”.
 
La gran mayoría de los miembros del Congreso votan a favor de leyes inconstitucionales. Pocos de ellos pueden hacer de esto una promesa explícita de campaña.
 
Así como ocurre con todos estos funcionarios electos de tendencia liberal, Amash tiene amigos y enemigos dentro de la comunidad empresarial. Varios miembros de las familias DeVos y Van Andel de Amway han contribuido a su reelección, y sigue siendo popular entre los grupos nacionales de libre mercado.
 
“Él es el estándar de oro dentro del Congreso en lo que respecta a un constitucionalismo de principios” dijo Dean Clancy al periódico The Hill, en ese entonces vicepresidente de políticas públicas de FreedomWorks. “Hemos escuchado que el establecimiento de K Street quiere derribarlo —y pretendemos defenderlo de cada golpe”.
 
De igual forma, fueron los asuntos económicos los que condujeron a las grandes mulas del empresariado en Atlanta a organizarse y eliminar al Representante Republicano Gregory, un gran admirador del ex candidato presidencial Ron Paul. Él no estaba tratando de legalizar las drogas o de sacar a los soldados de Afganistán para traerlos a casa. No, las propagandas y el sitio web especial auspiciados por la Coalición de Georgia para la Creación de Empleos lo acusaron de votar en contra del gasto en educación y en contra de una medida intrusiva para requerir pruebas de drogas a quienes solicitan asistencia alimenticia.
 
El verdadero asunto es que él probablemente no aprobaría los proyectos clientelares que benefician a las empresas, como el financiamiento de los contribuyentes para ayudar a que el equipo Braves de Atlanta se mude al Condado Cobb. Un lobista involucrado en el cabildeo empresarial le dijo al Atlanta Journal-Constitution: “No vamos a dejar que los Republicanos de la libertad expulsen a las empresas del Partido Republicano”.
 
Parece poco probable que un partidario del libre mercado como Gregory quiera “expulsar a las empresas”. Pero puede que quiera persuadir al Partido Republicano de dejar de respaldar subsidios y tratos preferenciales para empresas de $700 millones como los Braves.
 
Este conflicto entre los empresarios con mentalidad política y los liberales partidarios del libre mercado es viejo. Adam Smith escribió La riqueza de las naciones para denunciar el mercantilismo, que era el capitalismo de compadres en su época. Milton Friedman escribió: “Hay una confusión frecuente de que la gente que está a favor del libre mercado también está a favor de cualquier cosa que las grandes empresas hagan. Nada podría estar más alejado de la verdad”.
 
T.J. Rodgers, el franco CEO de Cypress Semiconductor, teme la interacción pervertidora entre las empresas y la vieja guardia del Partido Republicano: “El escenario político en Washington es contrario a los valores esenciales que lideran nuestro éxito en el mercado internacional y amenaza con convertir a los empresarios en empresarios estatistas (...) Los Republicanos dicen que su partido está a favor de los mercados libres, pero han demostrado [durante las administraciones de Bush] ser igual de gastadores que los Demócratas”.
 
Eso es lo que el movimiento a favor de la libertad está tratando de cambiar y los líderes empresariales que tratan de purgar a los funcionarios electos liberales solamente confirman sus sospechas.
 
Sobre David Boaz

Es vicepresidente ejecutivo del Instituto Cato (Washington, D.C.). Desarrolla artículos relacionados con temas culturales y políticos. Ha jugado un rol fundamental en el desarrollo del Instituto y del movimiento libertario. Es el autor de Libertarianism: A Primer, publicado 1997 y descrito por el matutino estadounidense Los Angeles Times como 'un manifiesto bien investigado de las ideas libertarias'. Boaz es también editor de The Libertarian Reader.