Reunión Obama-Mujica

Si bien para algunos podría ser prematuro extraer conclusiones de la reciente reunión entre el presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica, y su par estadounidense, Barack Obama, nada impide se evalúe lo dicho y lo no dicho durante el encuentro.
 

Como es lógico, las conclusiones podrán citarse y analizarse con el paso del tiempo dado que, si nos atenemos las extraordinarias ventas y a los 'excelentes' resultados anunciados por Mujica ante cada oportunidad de trasladarse al exterior, al día de hoy, el Uruguay estaría sobrevendido y ya la totalidad de nuestro stock de productos estaría colocado alrededor del mundo.
 

Retomando el eje de la entrevista, Mujica solicitó -difícil entender con qué fin- a Obama ayuda en la lucha contra el tabaco y, en tono dramático, le desmenuzó las cifras de muertos como consecuencia del cigarrillo. El presidente estadounidense lo contemplaba con estupefacción.

 

Lo que no comentó el jefe de Estado uruguayo -y tampoco pidió asistencia con este fin- fue la necesidad de Mujica de combatir su propia adicción, más teniendo en cuenta que el alcohol -sustancia que, de acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud, revelan que el consumo abusivo de alcohol devuelve un aproximado de 3.3 millones de muertes en el globo.
 

Cuando Barack Obama felicitó a su interlocutor por la participación del Uruguay en misiones de paz de Naciones Unidas, Mujica no aprovechó el momento para reclamar al estadounidense que Uruguay pueda abastecer a las tropas de ONU y a las de EE.UU. en el exterior con raciones elaboradas en Uruguay.
 

Con algún desconocimiento de la realidad, Obama expresó que Mujica mantiene 'una extraordinaria credibilidad cuando se trata de cuestiones de democracia y derechos humanos', y que es 'líder en estos temas en este hemisferio'. El mandatario del norteamiercano desconoce que la credibilidad de Mujica no es tal, desde el instante en que éste se ha mostrado incapaz de solucionar los problemas entre Montevideo y Buenos Aires. Por otra parte, las propuestas de José Mujica para mediar en los conflictos de Colombia y Venezuela fueron oportunamente despreciados.
 

El presidente uruguayo, entrometiéndose en asuntos internos de un país, volvió a aprovechar la ocasión para autopromocionarse, ofreciendo sus servicios de 'che-pibe' con miras a explorar soluciones que morigeren las rispideces de Estados Unidos con Cuba, Venezuela y Brasil. Barack Obama ignoró abiertamente esta proposición.
 

Con el transcurso de los meses, los uruguayos podremos conocer, en concreto, hasta dónde José Mujica otorgó seriedad a la visita a territorio estadounidense. De momento, su visita solo podría calificarse de 'exótica'.