ECONOMIA INTERNACIONAL: JAMES A. DORN

El FMI apunta a los objetivos equivocados en China

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a China que establezca un seguro de depósitos antes de encaminarse a liberalizar...

18 de Abril de 2014
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a la República Popular China que establezca un seguro de depósitos antes de encaminarse a liberalizar sus tasas de interés y abrir sus mercados de capitales. Las tasas de interés más altas sobre los depósitos podrían alentar una mayor toma de riesgos por parte de los bancos y algunos de los préstamos/inversiones podrían salir mal. El FMI ve en el seguro de depósitos una forma de evitar una corrida bancaria.
 
Ese razonamiento podría ser válido, pero el seguro de depósitos también alienta que los bancos asuman más riesgos, porque últimamente son los contribuyentes quienes tendrán que responder a los depositantes si el banco falla. La mayoría de los bancos en China ya son propiedad del estado y tienen una garantía implícita de que el gobierno no les permitirá quebrar. El seguro de depósitos podría ayudar a los bancos más pequeños y privados para que estos compitan en contra de los gigantescos bancos estatales. Pero el verdadero problema no es la falta de seguro de depósitos; es la falta de propiedad privada y responsabilidad que caracteriza al sector financiero chino.
 
El seguro de depósito federal no fue establecido en EE.UU. hasta 1934. Antes de eso, los bancos utilizaban reglas de responsabilidad para prevenir la toma excesiva de riesgos y proteger a los depositantes. En lugar de las normas de responsabilidad limitada, los dueños de los bancos y sus administradores se enfrentaban a una responsabilidad doble, triple, y, en algunos casos, ilimitada. Como los accionistas podían perder más de lo que invertían en un banco, solían ser responsables al momento de tomar riesgos e imponían a los administradores prácticas conservadoras para la concesión de préstamos.
 
Desde 1865 hasta 1934, los bancos nacionales de EE.UU. estuvieron sujetos a una doble responsabilidad, y las pérdidas de los depositantes como porcentaje del total de las obligaciones en el sistema nacional bancario fueron relativamente bajas, como los académicos legales Jonathan Macey y Geoffrey Miller han documentado. Cuando las reglas de responsabilidad son sólidas, los bancos también tenderán a ser sólidos.
 
El seguro de depósitos trata los síntomas, no las causas, de prácticas bancarias irresponsables. Los bancos de China son por definición “demasiado grandes para fracasar” porque la propiedad estatal naturalmente implica la politización de las decisiones de inversión/concesión de préstamos. Hay un incentivo fuerte para que los bancos estatales concedan préstamos a empresas estatales en lugar de hacerlo a empresas privadas que el gobierno no rescatará.
 
La ausencia de la propiedad privada ampliamente difundida en el sector financiero y la influencia del Partido Comunista de China significan que la probabilidad de que los bancos y las empresas estatales quiebren es mínima. El resultado ha sido un uso muy ineficiente del capital y el auge de la “banca oculta”.
 
China necesita reestructurar su sistema de propiedad para liberalizar completamente su sistema de precios, incluyendo las tasas de depósitos y de préstamos. Las reformas graduales no pueden crear un mercado libre de capitales privados —a menos que los reformadores finalmente creen un sistema en el cual los individuos tengan el derecho de poseer y vender activos capitales sin la interferencia del estado. Dichas reformas, sin embargo, chocarían con el monopolio de poder del Partido Comunista chino.
 
Siempre y cuando se socave la libertad de capitales, China nunca podrá convertirse en un centro financiero de primer mundo. La libertad económica de invertir a nivel doméstico e internacional coincide con la libertad personal de propiedad y contrato, que caracterizan a un verdadero sistema de mercado. China ha avanzado mucho hacia convertirse en una economía de mercado, pero el legado de planificación central todavía acecha al sector financiero.
 
Introducir el seguro de depósitos es un arma de doble filo: podría ayudar a proteger a los depositantes pero también aumenta la toma de riesgos y podría ser costoso para los contribuyentes. Que China se dirija hacia la liberalización de las tasas de interés no requiere que exista un seguro estatal de depósitos; requiere un verdadero Estado de Derecho que asegure la libertad personal y económica, y que haga que aquellos que toman decisiones irresponsables de inversión y/o al momento de conceder préstamos asuman las consecuencias.
 
Enfocarse en derecho a la propiedad privada en lugar del seguro estatal de depósitos es importante porque traslada la obligación y la responsabilidad al centro de la discusión sobre cómo se logra de mejor manera la armonía financiera.
 
La reforma financiera tanto en China como en EE.UU. se beneficiaría si pensamos en términos de estándares de obligación contingente en lugar de asumir que los estándares globales de capitales que provienen de Basilea, Suiza, salvarán al mundo de las futuras crisis financieras (Sobre los argumentos a favor de las normas de obligación contingente, ver artículo de Joshua R. Hendrickson en la edición de invierno de 2014 del Cato Journal (en inglés, en http://object.cato.org/sites/cato.org/files/serials/files/cato-journal/2014/2/v34n1-7.pdf).
 
Privatizar los bancos y empresas chinas, o al menos permitir que el sector privado crezca y que los extranjeros compitan, mejoraría los incentivos y la eficiencia. Aumentar la libertad de capitales al hacer del yuan una moneda completamente convertible expandiría la libertad para elegir de las personas entre inversiones y monedas, China ganaría riqueza y estabilidad —no gracias a la toma centralizada de decisiones sino gracias a la descentralización de la toma de decisiones.
 
El reto será limitar el poder del estado y aumentar los derechos de los individuos. La reforma económica no puede estar divorciada de la reforma política. Los líderes chinos han realizado gestos vacíos en cuanto al Estado de Derecho, pero quieren un sistema legal que no permita un mercado libre de ideas. En dicho sistema, el “sueño” de China podría convertirse en una pesadilla.
 
La represión financiera ha privado estrictamente a los depositantes de ganar tasas positivas de interés real. Eliminar las restricciones sobre las tasas de depósitos, como lo ha propuesto Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Popular de China, ayudaría a los ahorradores a ganar retornos más altos y también ayudaría a normalizar la balanza de pagos al fomentar el consumo doméstico.
 
El llamado del FMI a favor de un seguro de depósitos, respaldado por el Premier Li Keqiang, es un canto de sirena. Distrae la atención de una reforma más fundamental —específicamente, la transición desde una asignación del capital dirigida por el estado hacia una asignación dirigida por el mercado.
 
Hong Kong es la economía más libre del mundo; está caracterizada por la libertad personal y de capitales. La ausencia de una democracia integral no debería distraernos del sólido sentimiento a favor de un gobierno limitado y de una adherencia al Estado de Derecho, promovidos por el liberalismo clásico y fundados en la tradición inglesa. China tiene la fortuna de tener este refugio de libertad para aprender de este y ayudar a internacionalizar el yuan. Pero no puede hacerlo completamente hasta que adopte instituciones similares.

 
 
Sobre James A. Dorn

Es vicepresidente para Asuntos Académicos de Cato Institute y especialista en la República Popular China. Es también coautor de China's Future: Constructive Partner or Emerging Threat? (El Futuro de China: ¿Socio Constructivo o Amenaza Emergente?).