ESTADOS UNIDOS: DR. JAMES JAY CARAFANO

Obama debe proveer al ejército estadounidense de los recursos que éste necesita

Después de combatir contra Osama bin Laden, Sadam Hussein, al-Qaeda, los talibanes, los incendios forestales, los huracanes y las inundaciones...

17 de Abril de 2014
Después de combatir contra Osama bin Laden, Sadam Hussein, al-Qaeda, los talibanes, los incendios forestales, los huracanes y las inundaciones, el Ejército de Estados Unidos está ahora luchando contra sí mismo. Sin embargo, esta batalla entre hermanos versa sobre cómo reducir su tamaño ante los recortes impuestos por la Administración Obama.
 
Las escaramuzas se han adentrado en los pasillos del Congreso y las oficinas de los gobernadores de toda la nación. Entre los ganadores y perdedores, podría incluírse finalmente a las comunidades con presencia militar de todo el país.
 
Washington reduce el tamaño de las tropas de manera rutinaria después de una gran guerra. Pero la estrategia del presidente estadounidense Barack Obama para las fuerzas armadas tras Irak y Afganistán ha resultado particularmente problemática.
 
Previo al 11 de septiembre de 2001, las fuerzas armadas ya eran demasiado pequeñas como para cubrir todos los intereses vitales de Estados Unidos. Y, en la actualidad, el planeta es un lugar mucho más peligroso de lo que era hace una década.
 
Una República Popular China en expansión, una Rusia obstinada, un Medio Oriente que se desmorona, una al-Qaeda protagonizando su propio regreso así como un Irán y una Corea del Norte tan parias como siempre; éstos son todos los retos que requieren unas fuerzas armadas de Estados Unidos preparadas, listas y “vigilantes”. Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos de América parece decidido a encoger las fuerzas armadas al nivel más pequeño que haya visto el mundo en época reciente.
 
Pocos en el Pentágono están contentos con el plan de la Casa Blanca. Pero deben sacar el máximo de lo que tienen.
 
Ese es el caso de las brigadas de Aviación del Ejército, que continúan siendo uno de los activos más potentes de las fuerzas armadas. Pueden abatir enemigos escondidos en la maleza. Pueden mover toneladas de suministros, tropas o refugiados en poco tiempo. Pero son caras de mantener y difíciles de preparar. Por tanto, una de las tareas más duras del Pentágono es ingeniárselas para mantener al conjunto de sus fuerzas aéreas más rentables.
 
Los efectivos de la Aviación del Ejército están distribuidos entre las fuerzas “activas” y la Guardia Nacional. La Guardia Nacional es un componente único de las fuerzas armadas. Hasta que se movilizan para el servicio federal, permanecen bajo el control de los Estados de la Unión.
 
Cada Estado dispone de un TAG (un general adjunto), que comanda las fuerzas para el gobernador hasta que el Tío Sam las necesita. Bajo control estatal, la Guardia Nacional desempeña a menudo una gran variedad de tareas, incluida la ayuda en caso de desastre.
 
Puesto que el Ejército financia gran parte de la preparación y el equipamiento de la Guardia Nacional, los dos tienen que colaborar para asegurarse de que la reserva tiene lo que necesita para realizar todas sus tareas.
 
Durante la Guerra Fría, el Ejército organizó a la Guardia según el principio denominado “contraimagen” (mirror imaging). En pocas palabras, las fuerzas activas y las de la reserva se hallaban organizadas igual, como el reflejo en un espejo. Se trataba de una precaución para garantizar que Estados Unidos tenía el doble de todo en caso de que la Guerra Fría incrementase su temperatura.
 
Pero ese principio hoy carece de sentido. El Ejército de hoy en día necesita un plan mejor. Y el Pentágono ha elaborado uno. En lugar de recortar las unidades aéreas activas y las de la reserva, el Pentágono se presentó con un plan para agrupar todos los helicópteros de ataque Apache en las fuerzas activas. De tal suerte que las fuerzas de ataque se mostrarían mejor preparadas para responder a conflictos inesperados.
 
Mientras tanto, el Ejército planeó trasladar un mayor número de sus helicópteros de servicio Blackhawk a la Guardia Nacional. No sólo es la preparación y el mantenimiento de los helicópteros de servicio menos costoso para las unidades de la Guardia, sino que probablemente serán de mucha más utilidad para las fuerzas de la Guardia dedicadas en tiempos de paz a misiones de búsqueda y rescate en caso de desastre.
 
Sin embargo, este plan de reestructuración de la aviación ha provocado un agrio debate con los TAG, que no quieren ceder “sus” helicópteros de ataque. El debate ha llegado hasta el Congreso, en donde a algunos de sus miembros les gustaría aprobar una legislación para arruinar el plan.
 
Aunque los comandantes estatales podrían ser capaces de defender el punto de vista de que deberían mantener sus helicópteros artillados Apache, lo mejor para la nación es implementar este plan tan rápido como sea posible. En general, esto permitirá sacar más provecho a las fuerzas armadas.
 
Pero, más allá de discutir sobre helicópteros, los comandantes de la Guardia Nacional tienen parte de razón. La Guardia es un componente esencial del Ejército. Mantener una Guardia preparada y lista no puede ser una cuestión secundaria. A menos que el Ejército tenga lo que necesita para protegernos, nuestras fuerzas armadas serán una fuerza hueca que no estará preparada para responder a las necesidades de la nación cuando ésta lo solicite.
 
Obviamente, el Ejército y la Guardia Nacional tienen que hacer un mejor trabajo de colaboración. Sin embargo, este problema sólo se resolverá realmente cuando el presidente y el Congreso proporcionen el liderazgo que los tiempos exigen.
 



Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/04/13/current-uncivil-war/
 
 
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.