INTERNACIONALES : DR. JAMES JAY CARAFANO

Cinco razones por las cuales no estamos ante el peligro de otra 'Guerra Fría'

En ocasión de su reciente conferencia de prensa en La Haya, el presidente estadounidense Barack Obama descartó la sugerencia frente a que Mitt Romney...

29 de Marzo de 2014
En ocasión de su reciente conferencia de prensa en La Haya, el presidente estadounidense Barack Obama descartó la sugerencia frente a que Mitt Romney estaba en la razón cuando, en la campaña presidencial de 2012, le asignó a Moscú la etiqueta de principal desafío estratégico para EE.UU. 'La verdad del asunto es que Estados Unidos tiene muchos más desafíos', declaró el Señor Obama. 'Rusia es un poder regional que está amenazando a algunos de sus vecinos más inmediatos, pero no lo hace desde una posición de fuerza, sino desde la debilidad'.
 
La perorata sobre Moscú ciertamente subraya la severidad del desafío representado por una Rusia inquieta. Ningún líder mundial debería mostrarse sanguíneo al momento de tener desacuerdos con otras naciones que poseen armas nucleares. Pero, dicho esto, la naturaleza y el panorama de ese desafío no respalda la retórica del 'regreso de la Guerra Fría' que ahora está de moda entre numerosos expertos. La Rusia de hoy no es la Unión Soviética del ayer. La Federación Rusa actual representa un problema en sí misma.
 
Al enfrentar a los reporteros, el presidente estadounidense sugirió que la toma de Crimea por parte de Rusia era, de hecho, una prueba frente a la debilidad de Moscú -un intento para enmascarar la gigantesca vulnerabilidad estratégica que enfrenta un nuevo 'imperio' ruso. Se trata de un interesante punto de vista sobre los hechos, cuando no terriblemente tranquilizador. Después de todo, la invasión astrohúngara de Serbia se originó en el intento de cubrir las debilidades estratégicas del imperio. En 1941, el Japón bombardeó Pearl Harbor empujado por su propia debilidad. Ese mismo año, Alemania invadió Rusia para, de una vez por todas, poner término a las inseguridades emanadas de su flanco oriental.
 
La Historia se muestra abundante en ejemplos de potencias que intentan ocultar sus problemas a través del ataque. Por cierto, esto no convierte a las guerras que surjan de ese comportamiento en algo menos horrible o menos destructivo.
 
Una Rusia descuidada en los extramuros de la Alianza Atlántica es un problema. Las riñas armadas en las fronteras de la OTAN exhiben el potencial para espiralizarse en un conflicto regional. Lo cual debería ser reconocido por cualquier presidente en su lista de preocupaciones estratégicas.
 
Más aún, y conforme el Sr. Obama continúa desangrando a los militares estadounidenses, los conflictos que tengan lugar en un sitio específico del globo que requieren la atención de EE.UU. pueden generar espacio para que competidores de cualquier espectro cometan travesuras, mientras Washington da vuelta la espalda.
 
La desdeñosa caracterización del presidente en La Haya sugiere que él o bien enmascara o bien omite lo trascendental que el desafío de Crimea representa para su presidencia. Pero eso no equivale a afirmar que el otro extremo -la afirmación de que nos encontramos en los albores de una Guerra Fría- sea más preciso o apropiado.
 
El paradigma del Este enfrentando nuevamente a Occidente es poco útil. En efecto, abrazándose a la idea de una 'nueva' Guerra Fría nos volvería menos seguros. A continuación, tratamos cinco razones por las cuales esa aproximación no es correcta, y lo que necesitamos considerar en realidad.
 
#1— Rusia no es un 'Imperio del Mal'. El Sr. Obama está en lo correcto: Rusia no es una potencia militar global, al menos en lo que respecta a fuerzas convencionales. De manera complementaria, la invasión de Crimea por parte de Moscú no justifica los llamados para restaurar el arsenal estadounidense. Necesitamos, sin embargo, restaurar ese arsenal por razones bastante más importantes que las que entienden sobre Rusia, y que se justifican mucho antes de ser elegido Putin en su país. La realidad es que Estados Unidos ha subestimado su necesidad pos-Guerra Fría de fuerzas convencionales, desde los años noventa. Este problema crónico se ha visto intensificado severamente durante el segundo período del Sr. Obama en la presidencia, en el que el gasto de la Defensa fue presentado como un ejercicio de recortes presupuestarios maquillados de estrategia. EE.UU. necesita mejores fuerzas armadas, no solo para lidiar con Putin porque, aún previo a la crisis de Crimea, las fuerzas estadounidenses han sido privadas de los recursos necesarios para garantizar que pueden proteger los intereses vitales de los Estados Unidos adecuadamente, ante un futuro previsible.
 
#2— Rusia no es un competidor global. La competencia rusoestadounidense fue realmente global, en perspectiva. Hoy, Moscú se entromete en el Medio Oriente y chapotea en Latinoamérica, pero no puede igualar el poderío y el alcance mundial de EE.UU. Asimismo, Estados Unidos debe vigilar a numerosas potencias regionales y de proyección global, en todo ámbito. Las naciones pueden coordinar sus actividades maliciosas con Rusia, o escenificar problemas particulares si perciben que Estados Unidos se preocupará demasiado de Putin para, efectivamente, lidiar con sus acciones. Teherán, por ejemplo, podría decidir juguetear en torno del Estrecho de Hormuz la próxima vez que Moscú intervenga en un Estado báltico. Estados Unidos podría no necesitar una estrategia global de contención como lo hizo en los días más calientes de la Cortina de Hierro, pero desde luego precisa una estrategia global más seria para proteger sus intereses vitales y a sus aliados.
 
#3—No estamos en presencia de un conflicto ideológico existencial. Putin no está intentando resucitar un imperio comunista (en cualquier caso, está construyendo una versión pequeña del imperio del siglo XIX). Sus esbirros son un puñado de oligarcas corruptos; no son la Tercera Internacional. No obstante, Putin ha invertido gran esfuerzo en desinformación y en tácticas cimentadas en trucos sucios antes empleados por la ex URSS. Estados Unidos debe regresar al negocio de la guerra política, si no desea ser superado por Moscú. Más aún, Washington debe evitar mostrarse indiferente de cara a la defensa de valores occidentales como libertad en general, libertad de culto y derechos humanos, contra toda oposición. La inclinación de la Administración Obama por campañas de boutique sustentadas en 'corrección política' no representa aporte válido alguno.
 
#4—Esta no es una 'amenaza singular' para el mundo. Ya no vivimos en un mundo bipolar con dos superpotencias en franca competencia. El presidente estadounidense acertó cuando declaró que 'Estados Unidos tiene muchos desafíos'. Pero erró al momento de mencionar que muchos de esos desafíos son de su propia manufactura. Obama ha fallado en Irak y Afganistán, no atendió al resurgimiento de al-Qaeda, y tampoco cosechó progresos reales a la hora de disminuir la amenaza de largo plazo de un Irán nuclear -y lo propio para Corea del Norte. EE.UU. bien podría no necesitar de la Doctrina Truman, pero ciertamente requiere algo mejor que la Doctrina Obama.
 
#5—La ecuación económica es diferente. Estados Unidos registró una ventaja económica monumental a lo largo de la Guerra Fría. Estados Unidos contó con su motor económico de libremercado para ronronear con suavidad, mientras la economía de planificación soviética se autodestruyó. Hoy, día, Estados Unidos ha perdido grandes cuotas de su ventaja competitiva. De acuerdo al Indice de Libertad Económica -preparado en conjunto entre el periódico The Wall Street Journal y la Fundación Heritage-, la libertad económica en el país ha venido declinando por ocho años consecutivos (http://www.libertad.org/indice). Estados Unidos requiere una estrategia fiscal sana que pueda equipararse con una nueva política de Defensa y de Relaciones Exteriores.
 
Una crítica lógica al liderazgo del presidente Obama no debería convocar a una nueva Guerra Fría con Rusia, pero debería argumentar que la crisis de Crimea y la respuesta del jefe de Estado americano remiten a una Casa Blanca incómoda y descolocada a la hora de tener que lidiar con el mundo tal como es. Deshacerse de la retórica de la Guerra Fría es el primer paso a criterio de desentenderse de un debate carente de significación, y que sirva para enfocarse en lo que Estados Unidos necesita: una diplomacia diferente, una restauración de sus militares, y un estadismo superior.



Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/03/29/five-reasons-danger-another-cold-war/

Artículo publicado originalmente en The National Interest
 
 
 
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.