POLITICA: 'SORGE'

La contribución de César Milani al 24 de marzo: más inteligencia interior

Cierto dicho popular recuerda que 'No se puede estar, al mismo tiempo, en la misa y en la procesión'. En apariencia, el Teniente General César Milani...

23 de Marzo de 2014
Cierto dicho popular recuerda que 'No se puede estar, al mismo tiempo, en la misa y en la procesión'. En apariencia, el Teniente General César Milani -a la sazón, JEMGE, jefe del Ejército Argentino- se propone quebrantar aquella expresión. En medio de una nación fragmentada y dividida como nunca, el coscoíno procede al mejor estilo orwelliano: le ha prometido al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que se encuentra en perfecta posición para controlar 'la calle'. Lo cual coincide, precisamente, con una de las preocupaciones liminares de la gestión: esta variable revistaba en la agenda del difunto esposo de la jefe de Estado como una prioridad. En segunda línea, y como es de público conocimiento, la táctica también obedecía a controlar a grupúsculos de intelectuales, con la meta fundamental de que nadie ose interrumpir la concatenación de negocios ilícitos por parte de la familia presidencial.
 
Pero César Milani ha prometido aquello que no puede cumplir: su proposición es por completo falaz; no solo no puede asegurar el control del espacio público para que éste no caiga en manos de sindicatos y organizaciones contrarias a los intereses de la Casa Rosada, sino que el Teniente General tampoco puede garantizarse lealtades en el seno de las Fuerzas Armadas. Son apenas 58 generales los que construyen el círculo milanista; núcleo que, a la postre, da forma a una verdadera asociación ilícita que porta como objetivo el saqueo en banda y poblado. En el ínterim, el espacio de poder del JEMGE continúa obviando que la legislación que entiende sobre Seguridad Interior y Defensa -Ley 25.520- prohíbe taxativamente la participación de las FF.AA. en el ámbito interno. Con la sola excepción de la designación de un escenario de conmoción interior, por vía de DNU del Poder Ejecutivo.
 
En la órbita castrense, información actualizada -y recibida de primera mano, de parte de oficiales con grado de Coronel- manifestaron recientemente a este medio que el Señor General ha concurrido a distintas unidades del Ejército cual barón del conurbano en campaña proselitista, con promesas de todo tipo. Estas intenciones van desde el reequipamiento de materiales hasta la definitiva recomposición y blanqueo de haberes del personal. En este sentido, es dable destacar que, en la actualidad, un Coronel de la Nación percibe un salario similar al de un vigilante de policía. Por cierto, las mayores porciones de estos haberes se corresponden con sumas fijas no bonificables y remunerativas.
 
Las unidades castrenses se muestran, en una mayoría de casos, virtualmente desmanteladas y sin presupuesto alguno. Basta con remitirse a columnas previamente publicadas en este mismo portal, a los efectos de comprobar, por ejemplo el estado actual del Hospital Militar Central (http://www.elojodigital.com/contenido/12182-una-historia-de-terror-hospital-militar-central-o-criminal-center). Certificándose que, desde la época en que aquel trabajo se publicare, la situación en el nosocomio remite a un deterioro todavía más pronunciado. El HMC volverá a ser el eje de nuevos trabajos de investigación, en tanto el propio Milani ha ordenado a sus personeros denunciar que la responsabilidad por el estado decadente de las instalaciones del Argerich puede rastrearse en las influencias sentimentales del Doctor Sergio Berni. Lo cual invita al surgimiento de una colorida e intrigante interna.
 
Mientras tanto, las mañas del Teniente General continúan obsequiándose el interés de los titulares en los medios masivos de comunicación. Milani jamás pierde la oportunidad de dedicarse a su oficio, esto es, la reunión de inteligencia interior y el control ideológico de unidades de las tres Armas.
 
Para redondear los alcances de su agenda secreta, César Milani cuenta con los buenos oficios de Hebe Pastor de Bonafini y Estela Barnes de Carlotto. En efecto, anticipándonos a las reflexiones del lector mientras repasa estas líneas, se trata precisamente de las mismas militantes del espectro de los derechos humanos, que supieron exhibir como lema: 'La sangre derramada no será negociada'. Y, ¿en qué ha invertido su tiempo el Teniente General recientemente? Pues, quizás intentando emular las más entretenidas peripecias del Superagente 86, ha inaugurado -de manera clandestina, se presume- una nueva unidad de Inteligencia. Considerando, acaso, que para el es lícito continuar jugando a dos puntas. De tal suerte que, en la Compañía de Ingenieros 4a. de Zapadores de Córdoba (localidad de Villa Carlos Paz, geografía conocida como la de las '120 curvas'), ha puesto en marcha el aparato de reunión y monitoreo no solo de espionaje interior, sino con el objetivo de consolidar el control de las Fuerzas Armadas con asiento en la provincia mediterránea.
 
Así las cosas, el General vuelve a enmadejarse en un intrincado laberinto personal. Sumándose tardíamente al 'proyecto nacional' de objetivación y modos bolivarianos. Una peculiar preocupación lo acecha, en estas horas, tal como le ocurre a incontables elementos del staff gobernante: convertirse, eventualmente, en carne de cañón para Comodoro Py, o de algún molesto juzgado de provincia, en donde su figura se ve ensombrecida por causas que enviaron a cientos de oficiales jóvenes a purgar amargas condenas a algún presidio. Nos referimos puntualmente a delitos de lesa humanidad, imprescriptibles en la óptica del derecho argentino. Porque -hablemos claro-: las acusaciones por malversación de fondos y enriquecimiento ilícito no le quitan el sueño al protagonista. Remítase el lector al ex General Martín Balza, quien no puede ocultar su involucramiento en la conspiración para volar un pueblo entero y que hoy va por el plácet para ocupar su segunda embajada. En la Argentina, la corrupción mata. Pero habría que reflexionar sobre la certeza de aquello de que 'el crimen no reditúa'.
 
Vale la pena clausurar la presente columna con la reflexión del patriota estadounidense Thomas Paine, quien supo dejar por escrito que 'No es posible conquistar una idea con un ejército'. El consejo bien podría ser de utilidad para el obscuro JEMGE de Cristina Fernández de Kirchner -aún cuando poco pueda esperarse de un individuo que expone a sus propios hijos, movilizando influencias para conseguirles empleo en el Estado Nacional (a tal efecto, se sugiere repasar los artículos publicados en Perfil.com, http://bit.ly/1moMzqe y http://bit.ly/1lez4sJ).

Las Fuerzas Armadas -por qué recordarlo- son una institución al servicio de la Patria y de la Nación. No pueden languidecer en la forma de un receptáculo de grises reclutas arriados que refaccionan plazas y veredas, comandados por un generalato adicto a los postulados de un proyecto político. Modelo que, dicho sea de paso, tiene al atraso, a la mediocridad y a la decadencia como principales banderas.
 
 
Sobre Sorge

"Sorge" (pseudónimo) es experto en temas militares y de seguridad. Desde su rol de periodista, ofició como colaborador del Episcopado argentino. Es columnista e investigador especial de El Ojo Digital desde 2005. Sus artículos están compilados en la URL http://www.elojodigital.com/categoria/tags/sorge.