INTERNACIONALES : ANA ROSA QUINTANA

Venezuela: se necesita liderazgo estadounidense

A lo largo de las últimas semanas, Venezuela se ha visto conmovida por protestas contra el gobierno.

06 de Marzo de 2014
A lo largo de las últimas semanas, Venezuela se ha visto conmovida por protestas contra el gobierno. Lo que diera inicio en forma de pequeñas manifestaciones en la ciudad capital de Caracas ha escalado en forma de movilizaciones ciudadanas en todo el país.
 
Como respuesta, el gobierno en Miraflores ha ordenado a las fuerzas de seguridad de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y a pandillas motorizadas y armadas, montar ataques brutales contra la oposición democrática. Miles han sido golpeados y torturados, y al menos una docena de personas han sido asesinadas. Como complemento, Leopoldo López -líder clave de la oposición- fue arrestado bajo cargos políticos. Tres diplomáticos estadounidenses han sido expulsados por -de acuerdo con declaraciones oficiales- conspirar junto con los opositores.
 
El gobierno ha instituído un virtual bloqueo contra los medios de comunicación: los medios de prensa independientes casi no existen, mientras que el acceso al Internet ha sido interrumpido en numerosas ciudades. Aún cuando algunos medios internacionales continúan presentes, éstos han sido censurados por el gobierno, y existe el temor de que pierdan sus licencias para continuar operando en el país.
 
Conforme las manifestaciones ciudadanas se incrementan, Estados Unidos ya no tiene espacio para mantenerse al margen de los hechos.

 
El legado de Hugo Chávez: el 'Socialismo del Siglo XXI'
 
Iniciado por el difunto Hugo Chávez, el movimiento del 'Socialismo del Siglo XXI' -impregnado de populismo autoritario- no ha sido benévolo con Venezuela. Las casi dos décadas de abusos gubernamentales, los programas de gasto estatal sin límite y las políticas económicas socialistas han conducido a explosivos índices de inflación y a pérdidas significativas en materia de libertad política y económica.
 
En los últimos meses, la situación que hace a la economía y la seguridad ha visto agudizados sus problemas. Los estrictos controles de cambio y las recurrentes devaluaciones han hecho disminuir el valor real del Bolívar frente al dólar estadounidense en casi un 40%. El país exhibe los más elevados índices de crecimiento de precios y de endeudamiento en América Latina. En el Indice de Libertad Económica Edición 2014 -preparado anualmente por la Fundación Heritage y The Wall Street Journal-, Venezuela se sitúa en el puesto 175 -solo por encima de Zimbabwe, Cuba y Corea del Norte [1]. Y esto sucede en un país que comporta las reservas más grandes de petróleo.
 
El gobierno venezolano también se ha convertido en una amenaza para los intereses de los Estados Unidos de América. Por vía del bloque ALBA -compuesto también por Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia-, el gobierno venezolano se ha vuelto la punta de lanza para una ola de sentimiento antiestadounidense sin precedentes en Latinoamérica. Los miembros del ALBA han expulsado a diplomáticos de EE.UU., clausurado programas de cooperación antinarcóticos con Washington y obstaculizado las relaciones en materia de intercambio comercial.

 
El nexo Venezuela-FARC-Hezbolá
 
Chávez y el actual líder Nicolás Maduro también han establecido relaciones profundas con parias del concierto mundial, grupos terroristas y organizaciones dedicadas al tráfico de drogas. Venezuela se ha convertido hoy en la plataforma latinoamericana de Irán. Vuelos directos desde Caracas hacia Teherán se llevan a cabo semanalmente, sin mayor escrutinio internacional. Lo que es más detestable todavía, el gobierno venezolano ya había provisto, previamente, apoyo para el sector de la energía nuclear de Irán, en franca violación contra los mecanismos internacionales de sanciones [2].
 
Además de Irán, el gobierno de Venezuela también apuntala al régimen de los Castro en Cuba. Caracas otorga a La Habana un promedio de US$ 10 mil millones en petróleo subsidiado -y petrodólares- anualmente, más del doble de la cantidad que Cuba recibía de parte de la ex Unión Soviética en la cúspide de la Guerra Fría. Como contrapartida, los Castro proveen a Venezuela con agentes de inteligencia civil y militar, así como de mano de obra esclava.
 
Más siniestras son, incluso, las conexiones del gobierno en Caracas con grupos terroristas regionales e internacionales. La organización narcoterrorista colombiana FARC ha gozado de santuarios permanentes en territorio venezolano [3]. Más aún, miembros de alto rango del gobierno de Venezuela han provisto apoyo para Hezbolá. En 2008, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) halló que, en la embajada siria en Venzuela, el diplomático de mayor rango facilitó el traslado de dos representantes de Hezbolá, a criterio de conseguir fondos para abrir un centro comunitario del grupo en Venezuela [4].

 
Qué debería hacer Estados Unidos
 
Estados Unidos ya no puede continuar permitiendo la proliferación de este riesgo que se cierne sobre Latinoamérica. Con miras a asegurar la estabilidad del Hemisferio Occidental, interrumpir la expansión de organizaciones terroristas en la región y de proteger los derechos humanos de los representantes de la oposición democrática en Venezuela, Washington debería:
 
- Enviar un mensaje contundente de solidaridad para con la oposición democrática venezolana, y asegurar a los manifestantes que Estados Unidos se compromete a responsabilizar al gobierno venezolano en virtud de sus violentas reprimendas.
- Convocar a la Organización de Estados Americanos (OEA, OAS), para que convenga una sesión especial de su concejo permanente, con el objeto de discutir la situación en Venezuela. Los Estados miembros de la OEA deberían respaldar las libertades básicas comprendidas en la Carta Democrática Interamericana.
- Trabajar en conjunto con sus socios regionales, si acaso la OEA fallare al momento de actuar. Estados Unidos necesita alimentar un diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición.
- Poner en marcha un sistema de sanciones contra funcionarios del gobierno venezolano que ya fueran identificados en la Lista de Funcionarios Especialmente Designados de la OFAC -incluyendo la revoación de sus visados y el congelamiento de sus activos dentro del territorio de los Estados Unidos de América.
- De manera inmediata, ejercer reciprocidad ante la expulsión de más diplomáticos estadounidenses. El Departamento de Estado ha esperado una semana para responder a la expulsión de su personal destacado en Venezuela. El gobierno venezolano ha declarado, de manera explícita, que no desea tener 'lazos cordiales' con EE.UU.
- Apoyar políticas domésticas que incrementen el acceso a fuentes de energía locales, como ser, habilitar terrenos federales para exploración y desarrollo, y permitiendo tomar decisiones a reguladores estatales, para aprobar el proyecto de oleoducto Keystone XL, y evitando regulaciones de índole federal en materia de fractura hidráulica. Aún cuando las importaciones de crudo desde Venezuela han disminuído, aún continúan representando el 9% de la compra de petróleo de fuentes externas. Esta dependencia limita las opciones unilaterales de los Estados Unidos.

 
Solidaridad con la oposición democrática de Venezuela
 
Latinoamérica ha quedado al margen de la consideración de la Administración Obama, y ya es tarde para que EE.UU. retome su posición de liderazgo en el Hemisferio Occidental. La política exterior del gobierno estadounidense hacia la región necesita un llamado de atención en lo que respecta a la promoción de la democracia, la expansión de las libertades económicas, y la protección de los derechos humanos.
 
Esta inexcusable violencia -motivada políticamente- contra manifestantes desarmados exige la condena internacional. Es fundamental que la Administración Obama demuestre liderazgo y responda rápidamente, conforme la recurrente falta de acción solo servirá para nutrir los procedimientos ilegales del gobierno de Venezuela.


Referencias (en inglés)

[1] Terry Miller, Anthony B. Kim, and Kim R. Holmes, 2014 Index of Economic Freedom (Washington, D.C.: The Heritage Foundation y Dow Jones and Company, 2014), pp. 453–454, http://www.heritage.org/index/country/venezuela.
[2] Douglas Farah, 'Threat to the Homeland: Iran’s Extending Influence in the Western Hemisphere', tesitimonio ante el Subcomité de Vigilancia y Eficiencia Administrativa, Comité de Seguridad Interior, Cámara de Representantes, 9 de julio de 2013, http://docs.house.gov/meetings/HM/HM09/20130709/101046/HHRG-113-HM09-Wstate-FarahD-20130709.pdf (consultado en February 27, 2014).
[3] Comunicado de prensa, 'Treasury Targets Venezuelan Government Official Supporting FARC', U.S. Department of Treasury, 12 de septiembre, 2008, http://www.treasury.gov/press-center/press-releases/Pages/hp1132.aspx (consultado en February 27, 2014).
[4] Comunicado de prensa, 'Treasury Targets Hizballah in Venezuela', U.S. Department of Treasury, 6 de junio de 2008, http://www.treasury.gov/press-center/press-releases/pages/hp1036.aspx (consultado en febrero 27, 2014).

 
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original -en formato issue brief-, en http://www.heritage.org/research/reports/2014/03/venezuela-us-leadership-needed
 
 
Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales