POLITICA | OPINION: RAUL ZORZON

Festival de contradicciones

Que en la Argentina proliferen los funcionarios charlatanes no es novedad.

03 de Febrero de 2014
Que en la Argentina proliferen los funcionarios charlatanes no es novedad. Escuchar al Jefe de Gabinete de Ministros todas las mañanas en su habitual monólogo no genera ya expectativas, aunque sí numerosos interrogantes.

Quien ejerza cargos de tamaña envergadura, debe ser creíble y serio. Nada de eso se ha visto en el Gobierno Nacional: ahora, desesperados, convocan a todos para no terminar como Alfonsín. 
 
La ineficacia en las funciones gubernativas y la malversación de fondos públicos son una constante en nuestra política criolla. La ambición de poder pareciera tener como único objetivo lucrar a costa de la renta del Estado, emblema de la Administración vigente: estafaron el país. Aquí, la "inmolación económica" tiene lugar, más o menos, cada diez años. Por estas horas, la gran fiesta terminó, y nos encontramos inmersos en una nueva catástrofe con pronósticos reservados, sin lugar a dudas similares al 2001. Es solo cuestión de tiempo.
 
El descontrol que se precipitó en estos últimos meses se ha vuelto dramático. Con solo ver la marea de contradicciones -y viendo a los funcionarios del gobierno hacer todo aquello que prometieron jamás harían- es la más clara señal del desconcierto. En la economía, milagros no existen; antes bien, corresponde armonizar con coherencia. Los funcionarios de la Administración tienen el país patas para arriba, mientras se ríen a carcajadas en conferencias de prensa. Insólito.
 
Así como desmentir es sinónimo de contradecir e impedir es antónimo de autorizar, en ese mar de dudas que no les permite actuar por aprensión, se involucran en peleas y acusaciones mutuas que devuelven los resultados que hoy observamos. La inevitable devaluación ya sacude con virulencia los precios al consumidor, con aumentos que llegan hasta el 50% en algunos rubros, aunque el Ministro de Economía hable para la tribuna expresando que, "ni remotamente es lo que está ocurriendo". Empecinados en el inservible control de precios que siempre fracasó, el hombre fuerte de Hacienda exige ahora a la platea, retrotraer esos valores al 21 del mes de enero pasado. 
 
Si no toma medidas drásticas frente al elevado déficit fiscal -retroalimentado claramente por la feroz emisión-, el Gobierno Nacional (que ya se enfrenta a una corrida cambiaria) terminará envuelto en un nuevo estallido social. 
 
Es un absurdo seguir con las teorías conspirativas y culpar a empresas privadas por "antipatriotas" ante la escalada de precios. Mientras tanto, la "desestabilizadora" YPF -comandada por allegados a la Casa Rosada- es la que más aumenta el valor de sus productos, empujando a las demás a hacer lo mismo. Llenar hoy el tanque cuesta tres veces más que hace cinco años. Fue el retraso cambiario el responsable de estos perjuicios; el valor real del dólar surge de la conversión de la base monetaria contra las reservas de libre disponibilidad. El resto es ficción. 
 
Jorge Capitanich aseguraba que no estaba en los planes depreciar en forma brusca el valor del peso, ya que la política cambiaria es de "flotación administrada"; 24 horas después de ello, tuvo lugar la devaluación más fuerte de los últimos diez años. El Jefe de Gabinete ratifica que aquella actualización no fue inducida por el gobierno, para luego admitir que la actual estampida el dólar ha adquirido un nivel de "convergencia" aceptable. Desde Tucumán, un gobernador disciplinado festejaba el valor alcanzado por la divisa extranjera, y los intendentes del conurbano se desesperan porque sus presupuestos municipales explotaban en pedazos. 
 
En la atmósfera de turbulencia, las idas y vueltas se han vuelto permanentes, casi cómicas. El cúmulo de errores advertía frente a este desenlace. Pero no quisieron oír.
 
La carrera desatada en el costo de vida ya hace rugir los sindicatos; para el oficialista Antonio Caló, a la gente "ya no le alcanza para comer". El aumento del 30% es la base de las próximas paritarias; por ahora.
 
¿Qué hace la Casa Rosada? Opta por echarle la culpa a la prensa, para ellos, enemiga. Y, para coronar la serie de disparates, ordenó decir que la tormenta fue una acción desestabilizadora encabezada por el presidente de Shell. Que una economía con un PBI de aproximadamente US$ 400 mil millones pueda desordenarse con operaciones de apenas US$3 millones, es señal de desorden y del fuerte descalabro existente.
 
La caída de las reservas del Banco Central se acentúa a diario. La restricción de importaciónes -incluídos los medicamentos- pone en serio riesgo la salud de decenas de miles de personas. Axel Kicillof intentó destrabar créditos sentándose con el Club de París, y volvió con las manos vacías. La presión tributaria es la mayor que se tenga memoria, y el gobierno incluso se ha amparado en resoluciones del Proceso Militar para justificar los recargos impositivos. Cualquier paradoja vale, con tal de zafar. Mientras tanto -y desde Cuba-, la Señora Presidente, muy suelta, decía: "Nos quieren hacer tomar sopa con el dólar". Cristina no debería ignorar que, a este ritmo, el BCRA se quedará sin reservas antes de fin de 2014, y ella se verá obligada a probar ese trago amargo.
 
Otra: Capitanich declaró en forma tajante que la actualización del tipo de cambio no debería trasladarse a los precios. Esto, ¿es ingenuidad o desesperación? Costos de producción y niveles de competitividad están atados a una moneda fuerte de referencia y esa es hoy el dólar estadounidense. Porque nadie trabaja a pérdida.
 
Como corolario a este espectáculo de disparates, nada mejor que recordar aquel encendido discurso de la entonces Senadora Nacional, Cristina Fernández de Kirchner, en el mes de diciembre de 2001. Tenía lugar, en ese instante, una ola de disturbios, y la ciudadanía se manifestaba para pedir la renuncia del entonces presidente, Fernando De la Rúa. Así reza la versión taquigráfica:
 
"Dada la situación anómica que ofrece el Gobierno Nacional y en virtud de saqueos y caos que el Poder Ejecutivo no puede ni sabe resolver, es imprescindible y urgente que el jefe de Estado, el Dr. Fernando de la Rúa, presente su renuncia a la Presidencia de la Nación y entregue el gobierno en forma perentoria. De lo contrario, será responsable de las dramáticas consecuencias, provocadas por esta impotencia de gestión"
 
Después de seis años de mandato, Cristina se ha convertido en una mujer autista y sin poder. Se multiplica la sensación de que su gobierno está a la deriva. Como la frase del viejo político peronista, que dijera "Su gobierno no tiene más nada que decir: está absolutamente terminado"
 
¿Es la hora de su final? Nadie pide que renuncie, pero sería bueno que reflexiones, por unos instantes, en aquel viejo discurso. De su autoría.

 
Sobre Raúl Zorzón

Es productor agropecuario en la localidad de Malabrigo, Provincia de Santa Fe. Como columnista especializado en temas del campo, publica también artículos de opinión y temas políticos en El Ojo Digital desde 2010. Su correo electrónico: rzorzon@malabrigo.com.