ESTADOS UNIDOS: DR. THEODORE R. BROMUND

¿Quiere Usted saber qué es Interpol? La verdad no está en Hollywood

En estos días, la pantalla grande estrena Homefront, película en la que el artista marcial Jason Statham se mete en líos con James Franco...

18 de Diciembre de 2013
En estos días, la pantalla grande estrena Homefront, película en la que el artista marcial Jason Statham se mete en líos con James Franco. Y, ¿cuál es la historia detrás del rol de Statham en la ficción? Pues, se trata de un agente británico de Interpol que se retira a la Lousiana rural, en donde se entromete con Franco y su banda. Como historia, no está mal. Pero, a la hora de describir el funcionamiento de Interpol, es de risa.
 
A contramano de lo que puede verse en Hollywood, Interpol no es una fuerza internacional de policía. No emite órdenes vinculantes para arrestar personas. Y sus agentes no portan armas. Interpol es, básicamente, un boletín en donde las fuerzas de policía nacionales de todo el mundo pueden postear sus noticias sobre personas buscadas y requerimientos de información. Algunos países han decidido, voluntariamente, obsequiar a esos requerimientos un status de fuerza legal. Inteligentemente, Estados Unidos no lo ha hecho. EE.UU. es libre de decidir qué cosa desea hacer -si acaso decide hacer algo- con cualquier tipo de comunicaciones originadas en Interpol. 
 
Conforme lo demuestra un reciente informe de la Fundación Heritage (http://www.heritage.org/research/reports/2013/12/necessary-reforms-can-keep-interpol-working-in-the-us-interest), en un mundo con tantas organizaciones internacionales irresponsables, Interpol es una excepción. Se basa en la soberanía nacional; su constitución -en teoría- evita que se vea involucrada en disputas políticas o religiosas; y sirve al valioso propósito de dificultar a terroristas y criminales evadir la captura, al momento de trasladarse de un país a otro. A diferencia de Naciones Unidas, no ha hecho nada para promover control de armas alguno.
 
Pero el problema con Interpol es que trata a todos sus miembros por igual y, por tanto, asume que cada requerimiento presentado por todos sus miembros son igualmente válidos. Esta presunción podría ser razonable, si se considera a Canadá, el Japón, los Estados Unidos, Corea del Sur, Gran Bretaña o Polonia. Pero no es razonable trazar idéntica presunción sobre Rusia, Venezuela, Cuba o Irán. Como lo revelara en su momento Fair Trials International, las dictaduras ya han aprendido que pueden bordear la constitución de Interpol y utilizarla para acosar a disidentes políticos, hombres de negocios, periodistas y líderes de oposición.
 
El caso del reformista georgiano Zurab Adeishvili ilustra bien este problema. Adeishvili oficiaba de miembro líder del gobierno pro-occidental de Mikheil Saakashvili. Justo antes de las elecciones de octubre de 2012 -que resultaron en la derrota del partido de Saakashvili y en la victoria del Partido de los Sueños georgiano, pro-ruso-, Adeishvili fue acusado de ser responsable por abusos cometidos en el sistema de prisiones, una acusación que, con toda probabilidad, tuvo su impacto en el resultado de los comicios.
 
Hacia fines de 2012, Adeishvili fue acusado in absentia (en ausencia) por una variedad de delitos. Numerosos observadores occidentales -incluyendo cinco senadores estadounidenses- expresaron serias preocupaciones frente a las novedosas investigaciones sobre líderes de la oposición georgiana del anterior gobierno. Pero, en noviembre de 2013, Interpol dio curso al pedido de arresto y extradición de Adeishvili.
 
Es, por cierto, imposible determinar la cuestión de la inocencia o culpabilidad de Adeishvili fuera de un tribunal que conduzca un proceso abierto y justo. Pero existen fundadas razones para temer que el caso sea predominantemente político, y eso debería hacer que Interpol diera un paso al costado. Otros grupos de numerosos políticos pro-occidentales, activistas de derechos humanos, y hombres de negocios sin buena fortuna -incluyendo ciudadanos de EE.UU.- también han sido objeto de Interpol, a pedido de regímenes autocráticos.
 
Así lo cita la Fundación Heritage en su informe: la membresía de Estados Unidos en Interpol es de interés nacional, y debe reconocerse que Interpol lleva a cabo acciones invaluables. Pero eso no debería alejarnos de que, en ocasiones, la organización es utilizada por autocracias, evitando que pueda protegerse a víctimas de abusos. En tales casos, Interpol arriesga a convertirse en otra de las tantas organizaciones internacionales irresponsables.


* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2013/12/16/dont-look-hollywood-truth-interpol/
 
 
Sobre Ted R. Bromund

Egresado de la Universidad de Yale y con un doctorado obtenido en esa casa de estudios, es Analista Senior en Relaciones Británico-estadounidenses. Se unió a la Fundación Heritage (Washington, D.C.) en 2008, luego de oficiar como director asociado de Estudios de Seguridad Internacional en Yale, un centro de investigación y enseñanza dedicado a historia de la estrategia, temas militares y diplomáticos. Ha brindado numerosas conferencias en Historia y, desde 2004, sobre asuntos internacionales. Sus artículos y análisis son publicados regularmente en The Daily Signal.