INTERNACIONALES: ANA QUINTANA

Tras saludar a Barack Obama, Raúl Castro ordena encarcelar a disidentes

En conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, las fuerzas de seguridad de Cuba llevaron a cabo arrestos generalizados, deteniendo a más de 150 disidentes.

14 de Diciembre de 2013
En conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, las fuerzas de seguridad de Cuba llevaron a cabo arrestos generalizados, deteniendo a más de 150 disidentes.
 
La represión comenzó el martes por la mañana y se prolongó hasta el miércoles. Desde activistas a músicos, nadie estuvo a salvo del puño de hierro de la opresión del régimen. Además de las detenciones, el gobierno canceló también los servicios de telefonía fija y celular de muchas personas, impidiéndoles así que dieran la alarma.
 
Las Damas de Blanco, famosas por sus marchas pacíficas en las que portan flores blancas, vieron como veinte de sus miembros eran violentamente introducidas a empujones en autos que las estaban esperando. A través de la isla, turbas de civiles organizadas por el gobierno lesionaron y atracaron igualmente a los miembros de la oposición democrática.
 
Aunque el régimen dictatorial jamás ha sido tolerante con la disidencia, la osadía compartida por éstos arrestos no tiene precedentes. La última vez que el régimen llevó a cabo tal represión generalizada fue en la primavera de 2003, cuando arrestó a 75 disidentes. A sabiendas de la controversia internacional que se generaría, Fidel Castro realizó los arrestos al inicio de la guerra de Irak.
 
Pero, en esta ocasión, Raúl Castro no necesitaba mitigar la publicidad de su opresión.
 
No es ninguna coincidencia que estos eventos tuviesen lugar menos de dos horas después de que Obama estrechara la mano de Castro. La naturaleza simbólica de este gesto le dio al dictador cubano luz verde para continuar con su opresión contra quienes luchan por los mismos valores que defiende Estados Unidos.
 
Claramente, estaba enviando un mensaje a la comunidad internacional, al arrestar a tantos disidentes durante los funerales de Nelson Mandela y en el Día Internacional de los Derechos Humanos.
 
Como líder del mundo libre, el presidente estadounidense Barack Obama debería comprender que sus actos tienen consecuencias. Al proseguir con su idea del apaciguamiento mediante las reverencias ante los dictadores y estrechando las manos manchadas de sangre de tiranos despiadados, les otorga la legitimidad que anhelan tan desesperadamente.
 
Desgraciadamente, la política exterior de la Administración Obama no incluye el tomar posición frente a la tiranía. Tras su apretón de manos, Obama debería denunciar públicamente esta represión y ampliar su respaldo a la valiente oposición democrática.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, y cualquier otro día, al régimen de Castro se le debería enviar el mensaje de que, por parte de Estados Unidos, no se tolerarán los abusos contra los derechos individuales.
 
 
Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales