INTERNACIONALES: JAMES PHILLIPS

Estados Unidos-Irán: presionar al máximo en las conversaciones nucleares

Las conversaciones de Ginebra han hecho que, de nuevo, surjan esperanzas de un avance en las conversaciones con Irán sobre asuntos nucleares...

23 de Octubre de 2013
Las conversaciones de Ginebra han hecho que, de nuevo, surjan esperanzas de un avance en las conversaciones con Irán sobre asuntos nucleares, estancadas durante mucho tiempo. Los diplomáticos occidentales han expresado un “optimismo con cautela” frente a las perspectivas de éxito tras dos días de conversaciones. No obstante, Irán no se ha movido de su desafío a los elementos clave de las múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU; simplemente ha adoptado un tono más suave y diplomático.
 
Washington debería rechazar un acuerdo parcial que permita que Teherán continúe con su camino hasta lograr capacidades nucleares. Estados Unidos debería mantener las sanciones, así como la amenaza creíble de la fuerza hasta que la República Islámica haya tomado medidas concretas para desmantelar sus instalaciones de enriquecimiento y reprocesado de uranio, entregado sus reservas de uranio enriquecido y permitido unas inspecciones más a fondo de sus ubicaciones nucleares.

 
Desconfiar y verificar
 
Irán ha practicado la negación, el engaño y el retraso en cuestiones nucleares durante más de diez años. Después de haber sido descubierto in fraganti en 2002 construyendo instalaciones nucleares clandestinas, Irán acordó en 2003 suspender temporalmente el enriquecimiento de uranio para evitar que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) remitiese al Consejo de Seguridad de la ONU sus violaciones del Tratado de No Proliferación Nuclear. Además de buscar prevenir las sanciones, Teherán tenía razones para temer un posible ataque militar de Estados Unidos, tras el derrocamiento de Sadam Hussein en el vecino Irak, aunque rápidamente retomó sus proyectos nucleares cuando creyó que hacerlo era seguro, en 2005.
 
En octubre de 2009, Irán alcanzó un “principio de acuerdo” en las conversaciones de Ginebra sobre que habría enviado casi el 80% de sus reservas de uranio enriquecido a Rusia para procesarlas y luego a Francia para convertirlas en barras de combustible. El uranio se devolvería entonces a Irán para hacer funcionar su reactor de investigación. Pero el régimen iraní pronto dio marcha atrás y realizó una contrapropuesta inaceptable que habría reducido en gran medida la cantidad de uranio que saldría de Irán.
 
La aceptación inicial de Irán y el posterior rechazo de esa oferta es coherente con su tradicional patrón de engaño, retirada y retraso en temas nucleares. Cuando se ha descubierto algún engaño en sus obligaciones de seguridad nuclear, Teherán siempre ha prometido que cooperaría con el OIEA para calmar la situación y frenar la intención de imponer mayores sanciones. Entonces, una vez que se ha evitado la crisis, reniega de sus promesas y obstruye las solicitudes de más información por parte del OIEA. Estas tácticas dilatorias consumen un tiempo valioso, que ese país ha utilizado para seguir adelante con su investigación de las armas nucleares.

 
Rohani: el déjà vu de siempre
 
El nuevo presidente de Irán, Hasán Rohani, ha creado la expectativa de una moderación en la hostil política exterior de Teherán y de alcanzar un acuerdo en temas nucleares. Aunque se le ha etiquetado incorrectamente como un reformista, Rohani es -desde cualquier punto de vista- una pieza del sistema. Ha estado estrechamente relacionado con las responsabilidades políticas nucleares de Irán durante décadas y se ha desempeñado como negociador jefe para asuntos nucleares de Irán desde 2003 hasta 2005, presumiendo más tarde de que el programa nuclear continuaba aunque el enriquecimiento de uranio estaba suspendido temporalmente.
 
Rohani sigue firmemente comprometido con el programa nuclear de Irán y ha descartado la suspensión del enriquecimiento de uranio, que Teherán ha declarado de forma errónea como un "derecho". Pero incluso si estuviera a favor de abandonar el programa nuclear, Rohani se enfrentaría a una fuerte oposición por parte del Líder Supremo, el ayatolá Alí Khamenei, que tiene la última palabra en cuestiones de política nuclear. Khamenei ha bloqueado los anteriores compromisos diplomáticos y sigue siendo un enemigo implacable de Estados Unidos.
 
Aunque Teherán ha suavizado el tono de su diplomacia nuclear, continúa rechazando hacer un alto en sus actividades de enriquecimiento y reprocesado, tal y como se le ha pedido a través de seis resoluciones distintas del Consejo de Seguridad de la ONU. Teherán busca conseguir un alivio de la carga que le suponen las sanciones internacionales haciendo concesiones tácticas que incluyen restricciones limitadas del enriquecimiento, lo que le permitiría conservar la opción estratégica de producir posteriormente un arma nuclear.

 
Lo que se necesita: la firma de las exigencias de no proliferación y ejercer la máxima presión
 
Cuando se retomen las conversaciones de Ginebra el próximo 17 de noviembre, Estados Unidos debería insistir en que Irán dé pasos concretos e irreversibles para cumplir con sus obligaciones de no proliferación y minimizar los riesgos de un estallido nuclear. El objetivo debería ser alcanzar un acuerdo creíble y verificable que mantuviera los obstáculos a largo plazo para la proliferación nuclear iraní, no un mero apaciguamiento temporal de la crisis mediante la reducción del tamaño de las reservas de uranio enriquecido de Irán. Por ejemplo, Irán está construyendo un reactor de agua pesada en Arak que generará plutonio, que a su vez se podría utilizar para armar cabezas nucleares. Debe ponerse fin a esta amenaza de proliferación, para que cualquier acuerdo se considere adecuado.
 
Dado el largo historial de Teherán de duplicidad en temas nucleares y el hecho de que será difícil volver a imponer las sanciones de la ONU una vez que éstas se hayan levantado, también resulta crucial mantener dichas sanciones hasta que Teherán tome importantes medidas para cumplir con sus obligaciones de no proliferación. No deberían relajarse las sanciones hasta tanto Teherán no tome medidas para:
 
· Detener el enriquecimiento de uranio y transferir sus reservas de uranio enriquecido al 20% a una potencia exterior. El uranio enriquecido al 20% representa la principal amenaza de proliferación a corto plazo.
· Cerrar y desmantelar las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Fordow. Esta instalación fortificada, construida a gran profundidad bajo una base militar, está ahora enriqueciendo uranio más allá de las necesidades de Irán para su programa nuclear civil.
· Cerrar y desmantelar el reactor de agua pesada de Arak. Este reactor -que generará plutonio- le proporcionará a Teherán una segunda vía hacia el armamento nuclear.
· Ser sinceros con OIEA y permitir inspecciones sin restricciones. El gobierno de Rohani continúa negando las concluyentes pruebas de que Irán posee un programa de armas nucleares, lo que impide confiar en que Teherán cumpla con cualquier compromiso futuro que adopte.

 
No cerrar acuerdo alguno es preferible al cierre de un mal
 
Washington debería rechazar cualquier acuerdo que no aborde inmediatamente las principales preocupaciones en cuanto a la proliferación y que suponga solamente un acuerdo superficial a corto plazo que no acabe de una forma verificable con la amenaza de la proliferación nuclear de Irán. El objetivo de Estados Unidos debería ser convencer a Irán de que no tiene otra opción más que la de detener inmediatamente sus iniciativas relacionadas con las armas nucleares si pretende evitar una escalada de las sanciones internacionales, así como la amenaza de un ataque militar preventivo por parte de Israel o Estados Unidos.
 
Por tanto, sería un tremendo error malgastar el poder de la diplomacia relajando las sanciones antes de que Irán dé pasos concretos e irreversibles para frenar su programa de armas nucleares.


* El autor, James Phillips, James Phillips es Investigador Senior en Asuntos del Medio Oriente en el Centro de Estudios de Política Exterior Douglas y Sarah Allison en la Fundación Heritage (www.heritage.org). Ha escrito extensivamente sobre temáticas del Medio Oriente y terrorismo internacional desde 1978, habiendo previsto la intervención de la ex URSS en Afganistán y su posterior derrota. Phillips también ha publicado numerosos artículos sobre el conflicto árabe-israelí, el radicalismo islámico, Israel, Jordania, Egipto, Libia y Marruecos (entre otros).

This issue brief is available in English, at the URL http://www.heritage.org/research/reports/2013/10/us-should-maximize-pressure-on-iran-at-nuclear-talks
 
 
James Phillips | Heritage Libertad, The Heritage Foundation