INTERNACIONALES: ARIEL COHEN

Ajedrez geopolítico sirio: el 'uno-dos' de Vladimir Putin

El reciente editorial político de Putin en el matutino The New York Times es un intento de dirigirse al público estadounidense, eludiendo a sus autoridades.

14 de Septiembre de 2013
El reciente editorial político de Putin en el matutino The New York Times es un intento de dirigirse al público estadounidense, eludiendo a sus autoridades. Desde el punto de vista de un ejecutor de política exterior ruso, se trata también de un acto de guerra de información. Después de todo, Rusia considera a los Estados Unidos como un competidor estratégico -aunque no como un enemigo directo- en la batalla por la influencia geopolítica en el Medio Oriente, Europa, y en cualquier punto del globo.
 
Y es una pena que los estereotipos de la Guerra Fría aún sirven a Putin para construir su pensamiento, veinticuatro años después de la caída del Muro de Berlín.
 
En un mundo con perspectivas sombrías, la opinión pública estadounidense se convierte en un objetivo prioritario, en medio del conflicto de décadas entre Moscú y Washington. Lo propio sucede con la opinión pública mundial, que ya se exhibe aplaudiendo a Putin y criticando la inepta visión de Barack Obama frente a la crisis siria.
 
El caso de Vladimir Putin para la no intervención en Siria le ha reportado beneficios en la sección de comentarios del Times, situándolo en las alturas de la atención mundial. Por su parte, sitúa al presidente estadounidense Barack Obama a la defensiva y conmueve su de por sí frágil apoyo en sus intenciones para conducir operaciones en Siria. Esto es exactamente lo que Putin desea para Estados Unidos.
 
El editorial de Putin representa un segundo impacto dentro del esquema de contragolpe de Putin frente al plan de desarme químico de Siria. Putin ha puesto a los Estados Unidos contra las cuerdas, comprometiendo el liderazgo norteamericano, y cuestionando la agenda internacional de Washington.
 
Putin incluso se permite aleccionar frente a cómo una fuerza militar no puede ser empleada desde una Resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que Rusia podría vetar. No obstante, el presidente ruso descuida la importante asistencia brindada al régimen de Basher al-Assad -incluyendo sus ventas de armamento-, y hace lo propio con la interferencia iraní en Siria desde el despliegue de la Fuerza Quds de Teherán y Hezbolá.
 
El escenario no remite precisamente al conflicto interno sirio y a su probabilidad de hacer estallar al Medio Oriente, sino a la inacción estudiada de Rusia en la forma de una batería de vetos en el Consejo de Seguridad y una corriente de material provisto por Moscú.
 
La infame alianza de facto entre Moscú, los ayatolás iraníes y el brutal régimen de al-Assad podrían representar un intento para detener el avance del extremismo sunita, que amenaza al Cáucaso Norte musulmán en la Federación Rusa. Sin embargo, también es un intento por mantener una esfera de influencia en el Medio Oriente, para respaldar a las instalaciones navales rusas en los puertos sirios de Tartus y Latakiya, y para extender una presencia permanente de la armada rusa en el Mediterráneo, replicando a los aliados de Estados Unidos en la región.
 
La tenaz persecución rusa de una confrontación en torno de Siria remite, también, a la expresión: "La mejor defensa es el ataque". Es preferible involucrarse en un escenario alejado miles de millas de casa, antes que defender las poco envidiables políticas en el terreno doméstico.
 
Mientras Barack Obama se enfoque en el "Carnicero de Damasco", no acosará a Vladimirovich Putin con preguntas frente a la batería de leyes opresivas aprobadas en la Duma. Estas incluyen la prohibición de la adopción de bebés rusos, el recorte del apoyo estadounidense a organizaciones no-gubernamentales (NGOs), leyes draconianas tendientes a limitar la libertad de expresión y la libertad religiosa, el abuso de manifestantes, la retención de Mikhail Khodorovsky y otros prisioneros políticos en prisión, y las amenazas al político Alexei Navalny con una sentencia de cinco años de cárcel.
 
Por estas horas, los estadounidenses se encuentran analizando el plan de Putin para Siria y las intimidantes expresiones del presidente ruso en contra del excepcionalismo americano. Esto es lo que la política obamista de "reseteo" de las relaciones con la Federación Rusa han logrado.
 
Mientras que la Administración Obama podría intentar enmarcar bajo protección internacional a la propuesta rusa sobre el arsenal químico sirio, lo cierto es que esto debe hacerse desde la lucidez. Una condición necesaria para tal operación coincidiría con una Resolución del Consejo de Seguridad de ONU amenazando con el empleo de la fuerza bajo el Artículo Siete de la Carta de Naciones Unidas, si acaso Basher al-Assad no cumpliese con los términos.
 
De otro modo, el ejercicio para privar a al-Assad de su arsenal de armas químicas podría convertirse en otra movida de piezas por parte de Rusia en el ajedrez geopolítico mundial -juego en el que, hasta el momento, Vladimir Putin está venciendo claramente a Barack Obama.


* Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés en: http://blog.heritage.org/2013/09/12/syrian-geopolitical-chess-putin-s-one-two-punch/
 
Ariel Cohen | Heritage Libertad, The Heritage Foundation