POLITICA: MATIAS E. RUIZ

Las Puertas del Infierno, segunda parte: Equipo de Ajuste

A poco más de un mes para los comicios legislativos -que definirán el cadalso político de la Presidente Cristina Elisabet Fernández Wilhelm-...

09 de Septiembre de 2013

A poco más de un mes para los comicios legislativos -que definirán el cadalso político de la Presidente Cristina Elisabet Fernández Wilhelm-, el Twitter, Matías E. Ruizelenco gubernamental parece aferrarse a una peculiar premura para blanquear los aspectos más disfuncionales de las variables de la regurgitación paraideológica nacional y popular.

Sería injusto no atribuirle al Abogado Hernán Lorenzino, "hombre fuerte" de Economía, un carácter pionero en relación a ese sinceramiento, conforme confesara -oportunamente y sin tapujos- su intención de poner pies en polvorosa, al ser consultado por la TV griega sobre al escabroso panorama inflacionario. Hace cuestión de semanas, el decorativo CEO de YPF, Miguel Galuccio, puso de suyo para orbitar sobre el costado más gravoso del déficit energético; se refería, claro está, a los US$ 14 mil millones anuales necesarios para cubrir las importaciones de energía. Carencias que el organismo por él regenteado se ha visto obligado a disfrazar desde la reducción sustancial del octanaje de los combustibles que se expenden en los surtidores de todo el país. Pocas horas atrás, quien se subió al confesionario fue el autoproclamado economista Roberto Feletti. Este, puesto contra las cuerdas por el periodista Maximiliano Montenegro, no encontró otra salida que proclamar "Estamos completamente quebrados; no te lo voy a negar". Finalmente, el quebranto emocional del candidato Martín Insaurralde pareció rematar la receta de la apoplejía oficialista, en tanto apuntó ante la veterana conductora Mirtha Legrand que las cifras de inflación retornadas por el INDEC son "mentiras". Demasiadas verdades ventiladas en muy poco tiempo. Los grandes hombres del subsistema cristinista han demostrado que, ante la presión, solo contribuyen a materializar con crudeza su propia escasez intelectual.

En los albores de la semana en curso, el fangoso terreno de la seguridad ha conseguido escalar en la agenda de los medios. Curiosamente, las razones para su motorización no tuvieron que ver -esta vez- con un update del cómputo de víctimas, sino con la intentona presidencial de torcer los alcances de la derrota del próximo 27 de octubre. Sergio Berni, Daniel Scioli e Insaurralde parecen haber mutado en férreos defensores del siempre difuso concepto de la "mano dura". Con todas ironías del caso, al Gobernador de Buenos Aires no le ha temblado el pulso para certificar el nombramiento en la cartera de Seguridad provincial del jefe comunal de Ezeiza Alejandro Granados, devaluado marshall salido de algún infortunado Spaghetti Western y que arenga públicamente a arremeter a balazo limpio contra la delincuencia común. Substanciación que se sitúa, por Cristina Fernández Wilhelm de Kirchnercierto, muy a contramano de los postulados del combo derechohumanista amalgamado por Horacio Verbitsky, Nilda Garré -hoy de vacaciones pagas en Washington, D.C.- y el Supremo Militante Eugenio Raúl Zaffaroni. Quizás no haya que elucubrar mayormente sobre la supuesta sapiencia del ex ex motonauta menemista al momento de designar a Granados: el encumbramiento del titular de El Mangrullo remite, sin más, a una imposición de los capitostes del recalcitrante camporismo. Por su parte, el llamativo quiebre de cintura tendiente a que el Gobierno Nacional se reorganice en torno del principio represivo de la marginalidad comporta, también, un origen explicable: el ideólogo y promotor de esta impostura es el General César Milani, flamante confidente de Cristina Kirchner. Conforme se ha descripto su foja de servicios hasta el cansancio desde este espacio, el uniformado coscoíno promueve un desprolijo "ir por todo", amparado en la desesperación por apuntalar a la Presidente y anticiparse a su visita garantizada -y por mucho tiempo- al penal cordobés de Bouer, por delitos de lesa humanidad. Aunque, circunstancialmente, debe lidiar con dos nuevos dolores de cabeza: su próximo procesamiento por enriquecimiento ilícito, y la cercana implosión de su mano derecha (y protegido del tándem Garré/Verbitsky), el General Luis María Carena.

De a poco -apenas evaporado el 27 de octubre-, el interés ciudadano volverá a centrarse en el quehacer económico; y ya se verá el porqué. Es que la bancarrota del sistema ha terminado por volverse evidente, incluso para los siempre bien predispuestos comensales de la retórica gramsciana del poder. No en vano, Ricardo Echegaray (inamovible dictadorzuelo de AFIP) ya tiene en carpeta la imposición del desdoblamiento cambiario auspiciado en forma recurrente por el otrora furibundo cavallista Axel Kicillof -aunque, en una primera etapa, las modificaciones arriben por el lado de un dólar a precio de paralelo, y no ya el oficial, para las operaciones/consumos con tarjeta en el exterior y la adquisición de paquetes turísticos en latitudes foráneas. Otro tanto sucederá con las tarifas del transporte público, área en donde se propugnará una diferenciación de precios del boleto entre clases pudientesnecesitadas, y la energía en hogares (electricidad y gas): sobrevendrá el fin del subsidio, para estos últimos casos. En lo relativo al transporte, recién en esta instancia se comprenderá por qué los datos de tenedores particulares de la tarjeta SUBE fueron cruzados, oportunamente, con la oficina de Impuestos. De tal suerte que el pago de facturas sobrevendrá justo antes de la autopsia política de la oligofrenia dirigencial parapetada en Balcarce 50 y sucursales.

Mientras que los cartelillos con la leyenda "tarjetas de crédito momentáneamente suspendidas" comienzan a florecer en los comercios minoristas, millones de argentinos caerán rápidamente en cuenta de que mercaderías tales como electrodomésticos, automóviles cero kilómetro, combustibles y servicios y bienes intangibles o servicios (viajes) se encuentran -solo de momento, previo al #27O- a precio de oferta.

La realidad suele rematar con la oxidada sentencia: "No hay viajes gratis". Salvo, tal vez, para los alegres integrantes de la ampulosa comitiva argentina que se trasladara recientemente a la cumbre del G-20 en la Federación Rusa. Los legisladores de oposición podrían tener a bien elevar el respectivo pedido de informes al Poder Ejecutivo, a los efectos de inquirir sobre los gastos de la delegación cristinista. Más de uno podría sorprenderse con los hallazgos.


 

Matías E. Ruiz