INTERNACIONALES: LIC. SANTIAGO PEREZ

Jornada Mundial de la Juventud, edición 2013: el día después

Reflexiones, observaciones y conclusiones relativas a la reciente Jornada Mundial de la Juventud, encabezada por el Papa Francisco en Río de Janeiro.

29 de Julio de 2013

El evento le reportó, sin lugar a dudas, una extraordinaria publicidad a Rio de Janeiro. Durante toda la semana, prácticamente todos los medios del globo se vieron desbordados de imágenes que ilustraron sobre la infinita belleza de la Cidade maravilhosa. El centro neurálgico de la Jornada fue la mítica playa de Twitter, Lic. Santiago PérezCopacabana, conforme se repitiera en prensa escrita, radios, señales de TV, llegando incluso a Trending Topic mundial en la red social Twitter. Los más de 3,5  millones de fieles que se dieron cita representaron, en efecto, una cifra impactante, aunque no representó sorpresa: las Jornadas de la Juventud suelen convocar multitudes, sin mencionar la edición de 1995 en la ciudad de Manila (Filipinas), que oportunamente contabilizó un aproximado de cinco millones de jóvenes.

Los cariocas vivieron por cinco días la jornada en primera persona. La ciudad se vio revolucionada, y -por qué no decirlo- saturada. El transporte público no logró hacer frente a la demanda. Colectivos y trenes funcionaron más allá de su capacidad, mientras que restaurantes y locales gastronómicos fueron testigos de filas que podían superar (muy fácilmente) los 100 metros de longitud. En las inmediaciones del escenario central, la jornada se sintió en forma más intensa. El barrio entero fue clausurado para el tránsito vehicular, y calles y veredas fueron ocupadas en su totalidad por jóvenes portando banderas y entonando cánticos; fue imposible desplazarse a pie si tener que evitar cruzarse con grupos entusiastas de peregrinos. Helicópteros sobrevolaron sin pausa y a baja altura la zona desde las primeras horas del día hasta entrada la madrugada. Policías y militares circulando en vehículos del ejército fueron moneda corriente; monjas compartieron la playa y el sol con mujeres en bikini. Se asistió a numerosos escenarios con recitales en vivo y a tiendas de venta de suvenires y voluntarios portando grandes carteles con la leyenda "¿Puedo ayudar?". Todo un escenario de alta heterogeneidad: elementos conviviendo en un especio limitado dieron forma a un paisaje urbano por demás particular.

La llegada de Francisco en el tradicional papamóvil generó, en cada uno de los días, una reacción capaz de conmover hasta quienes no profesan la religión católica. La ovación de la multitud al paso del Sumo Pontífice podía escucharse a varias cuadras de distancia, y solo fue comparable en intensidad a la explosión de un estadio de fútbol completo al momento en que el equipo local marca un gol definitorio.

Quizás el costado menos destacado del evento fueron los errores organizativos. La misa de cierre estaba llamada a realizarse en la localidad de Guaratiba, sitio que recibió inversiones municipales por tres millones de dólares. Las "relucientes" instalaciones no pudieron ser utilizadas, puesto que las intensas lluvias de los días previos impidieron el acceso al lugar. Modificaciones de última hora forzaron a trasladar el cierre de la Jornada (una vez más) a Copacabana. Los peregrinos comenzaron a llegar el sábado 27 por la mañana y permanecieron allí hasta el fin de la intervención del Papa hacia las primeras horas de la tarde del día domingo 28. Claramente, el espacio no se hallaba preparado para albergar a 3,5 millones de personas. Los baños químicos fueron absolutamente insuficientes y acabaron por generar filas de hasta 3 horas para quienes deseaban utilizarlos. Miles (o porque no, millones) de jóvenes durmieron en la arena de la playa, pero también en veredas y hasta sobre el asfalto de la emblemática Avenida Atlántica. Una vez cerrada la Jornada y anunciada la ciudad polaca de Cracovia como nueva sede, la desconcentración demoró horas, fundamentalmente debido a la muy limitada capacidad del transporte.

Las manifestaciones y protestas que en algún momento amenazaron el éxito del evento terminaron por no generar mayores complicaciones. Si bien se sucedieron en casi todos los días, fueron de carácter limitado y jamás afectaron el desarrollo de las actividades programadas.

Rio de Janeiro no descansa. Dentro de apenas un año, la ciudad retornará al centro de la escena planetaria, para oficiar -ni más ni menos- como sede de la Copa Mundial de Fútbol FIFA 2014.

 

Lic. Santiago Pérez | El Ojo Digital Internacionales