INTERNACIONALES: ALEX KAISER

La Constitución de Chile y los refundadores

¿Por qué un grupo de intelectuales y políticos de izquierda -incluída una ex presidente de la república- quiere desechar la actual Constitución?

16 de Julio de 2013
Axel Kaiser es Director Ejecutivo de la Fundación para el Progreso (Chile).
 
¿Por qué un grupo de intelectuales y políticos de izquierda -incluída una ex presidente de la república- quiere desechar la actual Constitución? Jaime Guzmán, su principal arquitecto, nos daría la respuesta, en 1986. En una entrevista al diario La Nación, Guzmán sostuvo: "En la Constitución anterior, bastaba una simple ley para transformar a Chile en un país colectivista. Con la actual Constitución, ello no sería posible, porque sus normas lo impiden". Más claro, imposible. Lo que buscan quienes pretenden hoy echar por la borda la Carta Magna es poner fin al sistema económico liberal que ha incrementado la libertad y prosperidad de los chilenos, y que supo otorgar una estabilidad democrática sin precedentes en la historia del país.
 
Entre estos "refundadores de Chile", sin duda existen quienes -de buena fe- creen que nuestro sistema económico, anclado en la Constitución, beneficia esencialmente a unos pocos, perjudica a las mayorías y limita la democracia más allá de lo tolerable. Ellos persiguen "un nuevo modelo". Otros, simplemente motivados por una ideología febril, prefieren destruir lo alcanzado si ese es el precio a pagar por la construcción de su sueño igualitario. Entremedio, tampoco faltan los ingenuos —demócrata cristianos y otros— que creen que podrán mantaner el afán refundacional de los más extremistas a raya, mostrándose dispuestos a abrir la puerta a un cambio constitucional. En el pasado, pensaron lo mismo con Salvador Allende, a quien antes de darle sus votos en el congreso para que asumiera como presidente, le exigieron firmar un "Estatuto de Garantías Constitucionales" (EGC) en el que el líder socialista se obligaba a no aplastar los derechos fundamentales de los chilenos. Poco tiempo después, Allende reconocería en entrevista al intelectual marxista francés Régis Debray, que había aceptado el EGC solo por razones estratégicas, pero que jamás había pensado desviarse una coma de su proyecto revolucionario marxista. El resultado es conocido.
 
A diferencia de entonces, hoy, el riesgo no es que Chile se convierta en un totalitarismo comunista. El riesgo, si se desbanca nuestra Constitución, es que terminemos cayendo en un populismo redistribuidor a la argentina que liquide tanto a la prosperidad de nuestra economía como a la estabilidad política y social del país. Guzmán comprendió esto perfectamente. El sabía que no era posible una democracia estable sin una economía sana y que ésta, a su vez, era incompatible con un Estado grande. De ahí que la Constitución actual frene el estatismo. Su defensa es, por lo tanto, la máxima prioridad de todo líder político, intelectual y empresarial chileno que aspira, por su propio bien, el de sus hijos y el de sus compatriotas, a proyectar hacia el futuro el éxito de las pasadas décadas.

No es necesario mirar a la Argentina para saber lo que nos puede esperar si los "refundadores de Chile" logran su objetivo. Nuestra propia historia es más que suficiente para entender que todo lo que se creía sólido puede desvanecerse en el aire de manos de ideologías estatistas y buenas intenciones.
 
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario Financiero (Chile) el 12 de julio de 2013.
 
Alex Kaiser | The Cato Institute, sitio web en español