SOCIEDAD: YAMIL SANTORO

9 de Julio: Independencia es no pagar impuestos

"Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional; he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan, porque la miseria y el atraso nada pueden redituar"...

08 de Julio de 2013
"Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional; he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan, porque la miseria y el atraso nada pueden redituar". Así criticaba Juan Bautista Alberdi, uno de los padres fundadores de la Patria, el devenir del proceso revolucionario de Mayo.
 
Es frecuente leer entre liberales la idea de rebelión fiscal como acto de resistencia frente a gobiernos corruptos y autoritarios, dando forma a la lucha entre gobierno y ciudadano. Para quien desconozca el tema, la rebelión fiscal consiste, básicamente, en no pagar impuestos (rebelión directa) o en pagar menos por vía de elusión fiscal, esto es, recurrir a medios legales para tributar menos.
 
Siempre fui crítico de la rebelión porque requiere, a criterio de garantizar su correcto funcionamiento, un nivel de adhesión muy alto, con el fin de evitar que el gobierno pueda tomar represalias contra quienes lo intentan. Junto a la evasión por motivos políticos o de principios existe la otra evasión, la del vivo, la del que no paga porque se cree más piola que el resto. Por último, existe una evasión de la que nadie habla: la evasión necesaria.
 
Esta última es conocida, fundamentalmente, por emprendedores, empresarios y núcleos específicos de trabajadores que entienden que, si tuvieran que pagar todos los impuestos existentes, su negocio no podría subsistir. Si debieran trasladar al precio final el grueso de la carga impositiva demandada por las leyes en vigencia, la mayoría de sus consumidores difícilmente podrían costear la compra de los productos. En los hechos, el empresario no es quien tributa: rara vez internalizan los costos para disminuir las ganancias obtenidas, por lo que quien termina haciendo frente a esos impuestos es el consumidor. 
 
Por estas razones, la totalidad de los hombres de empresa, en mayor o menor medida, evaden. O sea, que se encuentran atados de manos para oponerse al gobierno porque tienen el proverbial muerto en el placard. Todos conocemos personas que evitan participar y comprometerse, por miedo a posibles represalias, provengan estas desde AFIP, ARBA o AGIP. Nadie quiere exponer su fuente de ingresos, la de su familia, ni su salud mental a la persecución de una de estas agencias de recaudación.
 
En la República Argentina, la economía en negro representa aproximadamente el 50% de la actividad económica. De hecho, me atrevo a afirmar que la gente que cumple con todas sus obligaciones fiscales (recuerdo al lector que estamos obligados a exigir facturas ante cada transacción, por ejemplo) -como resultado de una encuesta casera que hice entre unos doscientos amigos y conocidos- no llega al 20%: ocho de cada diez argentinos incumple con sus obligaciones tributarias. Somos un país en negro.
 
Desde los CEDINes y el nuevo plan de facilidades para morosos de AFIP, el gobierno kirchnerista ha demostrado que prefiere la caja antes que la legalidad. Ha quedado demostrado que el origen del dinero obtenido por la vía del blanqueo/exteriorización no interesa, en tanto beneficie a los intereses político-económicos de la Administración. 
 
No te quiero amargar, tampoco es todo negro. Vos, que trabajás en relación de dependencia, ¿sabés cuánto de tu ingreso se va en impuestos? Aproximadamente, el 60%. ¿Te parece demasiado? Sabé que necesitás pagar más, porque la "Patria Grande" equivale a "Gasto Grande". Necesitamos otros como Gaston Pauls yFlorencia Peña (los videos porno vienen gratis, cortesía de la SIDE); necesitamos más programas como 678, que nos recuerden a diario que vivimos en el paraíso. Y, fundamentalmente, más empleados públicos, más subsidios, más organismos gubernamentales, más empresas deficitarias que puedan financiarse con impuestos. Necesitamos hacer que la gente tribute más, para poder seguir brindando servicios de "primer nivel" como el tren Sarmiento
 
¿Sabés cuál es la verdad? Si todos pagasen los impuestos que debieran, la economía colapsa: se precipitarían el consumo, cerrarían empresas, se dispararía el desempleo, y el país se fundiría. La red impositiva existente está pensada para que nadie pueda cumplir con ella. Por ende, todos los ciudadanos terminamos siendo criminales o cómplices. Y siempre es fácil someter a una sociedad de criminales.
 
¿Te imaginás cuántos "curros" se terminarían si dejaras de tributar impuestos? Pero nadie puede pedirte que te expongas. Sabemos que el sistema es injusto, que los laburantes subsidiamos a un grupo de ladrones y parásitos que utilizan a los pobres como excusa para quedarse con nuestra plata. Sin embargo, existe otra solución.
 
Te propongo la otra rebelión fiscal: pidamos todas las facturas; denunciemos a todos los evasores. Mandemos al frente a todos los que sabemos que evaden, y demandemos a la AFIP ante cada oportunidad en que cumpla con su obligación de enjuiciarlos y condenarlos. Dale: hagamos patria grande y fundamos todo. Si hacemos que todos los que hoy no pagan impuestos paguen, el gobierno va a tener un montón de plata para poder llevar adelante su programa revolucionario, nacional y socialista, durante un tiempito. Aumentarán el gasto público como lo vienen haciendo con total irresponsabilidad, mientras que la economía continúa desacelerándose.
 
Eso sí: si te caen desde AFIP o del Ministerio de Justicia, recordales que en la mayoría de los estamentos gubernamentales hay trabajo precario, que por cada zapallo como vos que paga existe otro tanto que evade, que en la periferia nadie controla nada y que el sistema -tal como está montado- fue ideado para que vivamos escondidos, con miedo, y sabiendo que, si hacemos ruido, nos pueden reventar. A eso, agregale que los kirchneristas se han robado -para decirlo poéticamente- las flores de todos los jardines.
 
Es hora de replantearnos algunas cosas como sociedad. Sin dudas, una de ellas es el esquema tributario. Debemos avanzar hacia un sistema que permita que todos paguen, que el peso del fisco sea soportable pero que no impidan el progreso y el crecimiento personal, y que cada argentino pueda perseguir su proyecto de vida. De otra manera, pagar impuestos es financiar la soga con la que habrán de ahorcarnos; es otorgarle recursos a un sistema opresor, inmoral e ineficiente para que se perpetúe en el tiempo. A todo lo cual deberemos sumarle la transparencia en la administración pública y el uso eficiente de los recursos públicos. Trabajemos juntos para reformarlo.
 
Este 9 de julio no hay nada para festejar; seguimos sometidos a una Corona, la Corona Kirchnerista. No obstante, dentro de poco llegará el Día de Liberación de Impuestos (DLI); el día en el año cuando -sumando todo lo que pagás en impuestos (60% de impuestos - 60% del año)-, dejás de trabajar para el fisco y empezás a trabajar para vos. Calculo que este año caerá por agosto: te pasaste los últimos siete meses trabajando para financiar a la estructura gubernamental. Después del DLI podrás festejar que tu salario o ingreso empiece a ir a parar a tu bolsillo.
 
En estas elecciones, podés cambiar las cosas. Por eso, votá distinto: si triunfa la libertad, triunfás vos.
 
 
Yamil Santoro | El Ojo Digital Sociedad