POLITICA: MARIANO ROVATTI

El inicio del poskirchnerismo

El cierre de listas dejó en claro que la Argentina se halla en el fin del ciclo kirchner-cristinista. Días después de una nueva derrota política, tras el fallo adverso de la Corte Suprema invalidando la reforma judicial, y frente a la certeza de la derrota en Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza...

24 de Junio de 2013

El cierre de listas dejó en claro que la Argentina se halla en el fin del ciclo kirchner-cristinista. Días después de una nueva derrota política, tras el fallo adverso de la Corte Suprema invalidando la reforma judicial, y frente a la certeza de la derrota en Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, el Frente Para la Victoria precisaba jugarse con una lista ganadora en Buenos Aires. Además de no encontrar un dirigente de peso que la encabezara, deberá confrontar con Sergio Massa, quien demostró habilidad y temple para manejar los tiempos, erigiéndose momentáneamente en la estrella del firmamento político. Daniel Scioli terminó entregándose sin luchar. Mauricio Macri rescató un acuerdo con el intendente de Tigre que le permitirá retener el distrito y llegar a la línea de largada del 2015. El peronismo disidente dio nuevas muestras de su crónica ineptitud a la hora de construir un liderazgo. El radicalismo y sus aliados cosecharon un buen acuerdo en Capital, y aspiran a la victoria en Mendoza y Santa Fe, aunque se diluyen en Buenos Aires. La campaña se desarrollará en un año en el que todo le sale mal al Gobierno Nacional, previéndose mayores complicaciones en el ámbito económico-social.

Cuando un ciclo político se va agotando, la pregunta que suele hacerse el dirigente suele ser ¿cuál es el perfil que debe adoptarse? ¿Reafirmar la crítica para demostrar coherencia? ¿O apuntar a crear nuevos paradigmas? ¿Prometer un giro de ciento ochenta grados o garantizar continuidad de algunas políticas?
 
En la política moderna, los símbolos son más decisivos que el contenido de un discurso. También ganan importancia los candidatos que los partidos, aunque no tanto los antecedentes que pudieren compartir, sino las sensaciones que transmitan en el aquí y ahora a través de su imagen.
 
Quienes han progresado en la arena política durante los últimos años se han guiado por estos principios; aquellos que los desoyeron, quedaron a la vera del camino.
 
Con una gestión de gobierno aceptable, una excelente tarea de comunicación, un delicado manejo de los tiempos y un silencio impertérrito, Sergio Massa supo convertirse en el dirigente número uno en la consideración social, y luego materializar –a través de esta presentación de listas- uno de los daños más severos en el andamiaje político del gobierno. El que puede marcar el final del ciclo.
 
Massa confeccionó una red de referentes en la Provincia de Buenos Aires, la mayoría surgidos de ambas márgenes del peronismo, y nucleó a una importante cantidad de intendentes: Darío Giustozzi, Joaquín de la Torre, Gabriel Katopodis, Sandro Guzmán, Luis Acuña, Luis Andreotti, José Eseverri, Gilberto Alegre, y recientemente, Jesús Cariglino, entre otros. Sobre el filo del cierre, acordó con Mauricio Macri, y presentó una lista de alcance pluralista integrada por los nombrados Giustozzi y Guzmán junto a Felipe Solá, Juan Ignacio de Mendiguren (ex titular de la Unión Industrial), Mirta Tundis (periodista en temas provisionales del grupo Clarín), Adrián Pérez (ex referente de Lilita Carrió), Guillermo Montenegro, Soledad Martínez y Gladys González (éstos tres últimos del PRO). Recién en el puesto 13 hay un sindicalista, Héctor Daher. También figuran el empresario de medios Matías Garfunkel (pareja de Victoria Vannucci, socio de Raúl Moneta y Sergio Szpolski), el actor Fabián Gianola –quien criticó reiteradamente a la Administración Kirchner- y Silvia Vázquez, lo cual permite vislumbrar un acuerdo con Alberto Fernández, que apoyaba al sciolismo.
 
No faltan quienes dicen que la presente se trata de una novedosa jugada del peronismo para continuar aferrado al poder, simulando cambios que, en esencia, no son tales porque, a fin de cuentas, siempre sobreviven los mismos. Y que, a excepción de los más expuestos, el resto logra reciclarse ante la sociedad para seguir en el candelero, impunemente. Y quienes esto declaman algo de razón tienen, aunque el análisis demanda mayor profundidad y conocimiento frente a los mecanismos en que funciona el poder. Es cierto que muchos de los que hoy se oponen a la Casa Rosada, "rompieron" hace poco tiempo. Pero -nuevamente- se impone analizar el ejercicio del poder político en la Argentina, particularmente en el peronismo.
 
Asistimos a una época en que el poder se ejerce brutalmente, atando las voluntades de gobernadores e intendentes con los recursos del Estado Nacional, convertido en la última década en la única caja capaz de financiar los tres niveles del Estado. Son contadísimos los proyectos políticos que han dado frutos en oposición a la conducción presidencial.Además, ello se combina con la confrontación cerril como práctica esencial del gobierno, llevando la tensión hasta el extremo, como modus operandi tendiente a la construcción de poder.
 
La cadena de errores presidenciales y la publicidad descarnada de su corrupción estructural que la sociedad ignoraba -o que prefería no conocer- marcan un proceso de declinación en el kirchner-cristinismo. Es, ni más ni menos, una invitación a abandonar un barco que ya está en proceso de hundimiento, y ello conduce a la apertura de puertas que antes se hallaban cerradas.
 
Hace poco menos de dos años, Cristina Fernández Wilhelm arrasó con el 54% de los votos, obteniendo una ventaja jamás vista a sus competidores. En esa elección, la oposición presentó candidatos sin atractivos ni propuestas. En toda sociedad, los gobiernos tienen ciclos. Siempre limitados por los resultados y por el nivel de tolerancia social. Aún las gestiones más exitosas decaen algún día, perdiendo respaldo popular. Este proceso es más agudo en el caso de administraciones que multiplican errores que abiertamente perjudican a la ciudadanía en su conjunto.
 
En este caso, las puertas que ahora se abren se ven activadas por la necesidad de "lo nuevo". En esta coyuntura signada por el hartazgo, el malhumor y la indignación, aquéllos que logren presentarse bajo esa fórmula prevalecerán. Y aquí es dónde juegan los símbolos y la imagen, antes que antecedentes e ideología. "Lo nuevo" no es quien demuestra serlo desde la foja de servicios, sino quien logra transmitir esa sensación en el "aquí y ahora". Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Carlos Kirchner y Cristina Fernández lo lograron, cada uno a su tiempo.
 
La sociedad, por su parte, no disfruta asistir a la confrontación sistemática entre sus dirigentes: casi como cuando los niños padecen las riñas entre sus progenitores. Hoy, "lo nuevo" comenzará por evitar confrontar. Daniel Scioli supo ser el arquetipo del político no confrontativo, pero llevó esa condición al extremo y, dada la enorme dependencia financiera que su provincia tiene respecto de la Nación, se vio impedido de dar el salto, rindiéndose sin pelear. Tal como lo anticipamos hace meses, ese vacío fue ocupado por Sergio Massa.
 
Las dos primeras definiciones del Massa ya convertido en candidato fueron obvias: aportaron a un perfil la no confrontación y el rechazo a la reelección presidencial. Lógico: el sería uno de los beneficiarios del impedimento constitucional.
 
Quienes aguardan por más definiciones, podrían frustrarse. Sin subirse al ring, viene ganando la pelea por puntos, entonces ¿para qué cambiar? Menos aún con una elección legislativa por venir. Un triunfo en octubre ubicará a Sergio Massa en la línea de largada para la carrera presidencial en el 2015. Llegada esa instancia, sí deberá exponer el modelo de país que pretende liderar. La construcción de poder sin objetivos claros repetiría la experiencia de la Alianza, que logró derrotar al menemismo y al duhaldismo, pero luego jamás supo qué hacer con ese poder conquistado; resultado: la Argentina se dirigió hacia una hecatombe.
 
En octubre, el oficialismo llevará una lista integrada básicamente por hipercristinistas. Llama la atención la ausencia de militantes de La Cámpora en la nómina bonaerense. La impericia política y administrativa demostrada por la mayoría de sus referentes quizás sea la razón de ello.
 
El primer lugar será para otro intendente del conurbano: Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora. Un reconocimiento explícito de Cristina Kirchner frente a sus necesidades electorales. Lo acompañarán Juliana Di Tullio (nueva presidenta del bloque y también ultracristinista), Verónica Magario (presidenta del Concejo Deliberante de La Matanza e hija del ex tesorero de Montoneros), Héctor Recalde, Remo Carlotto, Teresa García, Carlos Kunkel, Cuto Moreno, Diana Conti, Edgardo Depetri y Dulce Granados. Todos han demostrado lealtad sin límites a la Presidente de la Nación. En el caso del ex abogado de la CGT, traicionando sin tapujos al movimiento obrero que lo depositara en la lista del FPV cuatro años atrás.
 
Dicho sea de paso, la oportunidad fue aprovechada por Cristina para fulminar al Gobernador Daniel Scioli. Quizás su carrera política exhiba algún futuro, pero su proyecto presidencial fue enterrado este sábado próximo-pasado. Tras llevar adelante gestiones con Massa y Macri -luego de días sin que la Presidenta le atendiera el teléfono-, ésta le exigió encabezar la lista y renunciar a la Gobernación. La negativa de Scioli significó que se quedara sin representación en este comicio. Sus seguidores fueron apartados también de la lista que encabezará Francisco De Narváez, quien tenía un acuerdo con los sciolistas. Algunos colaron en la lista del massismo, pero cambiando de jefe.
 
Scioli se enfrenta ahora a un panorama desolador: relaciones quebradas con Cristina, sin reelección en la Provincia, con su proyecto presidencial acabado, con dos años de gestión muy duros por delante y ofreciendo un apoyo gratuito al kirchnerismo en el final de su ciclo, sin cosechar ventajas.
 
La lista de Francisco De Narváez llevará a sus leales Gustavo Ferrari, Alfredo Atanasof y Daniel Amoroso, junto con Claudia Rucci y Omar Plaini, insertado por Hugo Moyano; el líder camionero será candidato simbólico en el último lugar de la lista.
 
Mientras tanto, la candidatura de Sergio Tomás Massa representa un límite poderoso ante las aspiraciones de De Narváez, quien buscará quedar lo mejor posible de cara a las elecciones para Gobernador en 2015, momento en que el principal contendiente podría ser Darío Giustozzi.
 
Con escasas posibilidades y sin acordar con los otros frentes quedaron dos listas peronistas: la de Gerónimo Venegas -integrada exclusivamente por personas de su círculo- y las de Compromiso Federal -motorizadas por los puntanos Rodríguez Saá-, encabezadas cada una por la actriz Zulma Faiad y el Diputado Nacional Eduardo Amadeo. Celebrarían si en octubre lograran anotarse un diputado cada una.
 
Con miras a pelear el tercer lugar, el Frente Progresista Cívico y Social unió a la Unión Cívica Radical, al Socialismo, el GEN y la Coalición Cívica. Encabezan esta nómina Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín y Héctor Gutiérrez. Las distintas versiones de la izquierda presentarán listas encabezadas por Martha Maffei, Néstor Pitrola y Héctor Heberling. Lograr una diputación equivaldría al proverbial "tocar el cielo con las manos".
 
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la elección de Senadores generaba una gran expectativa. Las aspiraciones presidenciales de Mauricio Macri le exigían ganar la elección por amplio margen. La posibilidad de que Roberto Lavagna fuese de la partida como aspirante a la Cámara Alta ponía a Macri frente a un dilema: si le ofrecía estar en la lista, con una victoria se creaba a sí mismo un fuerte competidor de cara a 2015. Si Lavagna se movilizaba por fuera del PRO, podía ganarle a Gabriela Michetti, la elegida por el Jefe de Gobierno. Finalmente, logró lo que mejor respondía a sus intereses: que Lavagna no participara de las elecciones. El acuerdo con Sergio Massa quizás haya sido el marco de esta deserción del ex Ministro de Economía.
 
Así las cosas, PRO llevará a Michetti y a Diego Santilli en la fórmula de senadores, y a Sergio Bergman como cabeza de la lista de Diputados, que casi no incorporó extrapartidarios. Federico Sturzenegger, Laura Alonso, Jorge Triaca, Silvia Majdalani, y Alvaro González se ubicarán entre los lugares expectantes. Si no cometen errores, es lícito afirmar que llevan altas probabilidades de triunfar en el distrito. Crecerían, entonces, las posibilidades de Michetti de ser la candidata a suceder a Macri en la Jefatura de Gobierno.
 
Pero no deja de representar una novedad la conformación del frente UNEN, integrado por el radicalismo, el socialismo, Libres del Sur, la Coalición Cívica y Proyecto Sur. Tres listas que competirán entre sí en la primaria: una llevará a Alfonso Prat Gay y a Victoria Donda para Senadores y Ricardo Gil Lavedra, Humberto Tumini, María Soledad Gutiérrez Zaldívar y Sergio Abrevaya para el cuadro de Diputados. Si consideramos lo citado en párrafos anteriores respecto de "lo nuevo", ésta vendría a ser la lista más competitiva del UNEN.
 
Otra lista tendrá a Fernando Solanas como candidato a Senador y a Elisa Carrió para Diputada, que competirá junto a la Rodolfo Terragno (Senador) y Martín Losteau (Diputado). En las Primarias, cada una de estas tres listas tendrá un caudal relativo de votos, pero la integración en una única nómina en octubre les obsequiará chances de figurar con un porcentual interesante, peleando el segundo lugar.
 
El Frente para la Victoria recurrirá -nuevamente- a Daniel Filmus y Paula Español como como postulantes al Senado, y a Juan Cabandié (aquí sí La Cámpora logró figurar), Liliana Mazure, Carlos Heller y Ricardo Forster como diputados. Sobra decir que no les espera una elección exitosa. La izquierda ofrece listas encabezadas por Claudio Dellacarbonara y Jorge Altamira; y otra -más moderada- con Claudio Lozano e Itai Hagman. Pocas probabilidades asisten a ambas.

En el resto del país, sobresalen las siguientes postulaciones:
 
Córdoba: el Gobernador José Manuel De la Sota -con declaradas ambiciones nacionales para 2015- impulsa a Juan Schiaretti; frente a él estarán Carolina Scotto (FPV), Oscar Aguad (UCR), Héctor Baldassi (PRO), Olga Ruitort (la ex mujer del gobernador) y Domingo Felipe Cavallo, impulsado por los Rodríguez Saá con el objeto de restarle votos a Schiaretti, uno de sus ex colaboradores. El triunfo de Unión por Córdoba mantendría con vida las aspiraciones de De la Sota.
 
Santa Fe: Las principales candidaturas son las de Hermes Binner y Ricardo Barletta (FPCyS) y Miguel del Sel (PRO), quien acordó con Carlos Reutemann. Se atiende a un final abierto, sin menospreciar la lista del FPV encabezada por Jorge Obeid.
 
Mendoza: esta elección puede significar el relanzamiento del proyecto de Julio Cobos (UCR) quien, victoria mediante, podría volver a convertirse en material presidenciable. Alejandro Abraham (FPV), Daniel Cassia (CF) y Carlos Aguinaga (PD-PRO) serán sus rivales.
 
Santa Cruz: Alejandro Victoria (PJ) será apoyado por el Gobernador Daniel Peralta; éste también revelará ambiciones nacionales en el caso de derrotar al radical Eduardo Costa y al kirchnerista Mauricio Gómez Bull. La importancia del distrito es obvia, por ser la cuna del Gobierno Nacional.
 
En otros distritos, se destacan la presencia de Alfredo De Angelis (PRO Entre Ríos), Juan Manzur (FPV Tucumán) y Mario Das Neves (PACH Chubut); todos aspiran a instalarse en el escenario nacional.
 

 

Mariano Rovatti | ArgenPolítica, sitio web