INTERNACIONALES: MORGAN LORRAINE ROACH

Argelia: el terrorismo se moviliza en el Norte de Africa y el Sahel

Esta semana, en el oeste de Argelia -cerca de la frontera con Libia-, militantes bajo el comando de Mokhtar Belmokhtar (antiguo líder de al-Qaeda) atacó una instalación dedicada a la producción de gas y tomó rehenes.

18 de Enero de 2013

Esta semana, en el oeste de Argelia -cerca de la frontera con Libia-, militantes bajo el comando de Mokhtar Belmokhtar (antiguo líder de al-Qaeda) atacó una instalación dedicada a la producción de gas y tomó rehenes. Supuestamente, el ataque se produjo como respuesta a la intervención de Francia en Malí. Mientras algunos detalles todavía comienzan a conocerse, esta debacle destaca la libertad con la que el terrorismo opera en la región.

En los albores de la Primavera Arabe, los terroristas han sabido explotar el vacío de poder que se extendió a lo largo de Africa del Norte y el Sahel. Pero, si Usted siguiera de cerca la narrativa surgida de la Administración Obama, interpretaría que al-Qaeda se encuentra "en retroceso".

Primero tuvo lugar un ataque en la sede diplomática estadounidense en Libia, en la que cuatro ciudadanos de ese país -incluyendo el embajador- fueron Ejército argelino intenta liberar a rehenes | Euronewsasesinados. Luego, los franceses intervinieron en Malí para contrarrestar la marcha de los militantes islámicos hacia la capital. Ahora, terroristas secuestraron y, muy probablemente, asesinaron a un número no identificado de rehenes.

El norte de Africa enfrenta una serie de desafíos políticos y de seguridad significativos. Con posterioridad a la operación de la OTAN que asistió en el desalojo del dictador libio Muammar Qadhafi del poder, la Administración Obama hizo poco para respaldar al gobierno transicional de Libia en la necesidad de contener la amenaza de la militancia islámica. Las entidades terroristas y las milicias se encuentran desperdigadas a lo largo del país, sin que sus actividades se vean obstaculizadas por el incipiente gobierno libio.

El reporte presentado por el Comité de Asuntos Gubernamentales y de Seguridad Interior del Senado de Estados Unidos incluso refiere que las milicias reclutadas para proteger a la misión estadounidense en Benghazi "no ofrecieron resistencia significativa" ante los atacantes (www.hsgac.senate.gov/media/majority-media/senators-lieberman-collins-release-report-on-benghazi-security-considerations).

Una vez que las esquirlas de Libia se extendieron hacia Malí -poco tiempo después de la caída de Qadhafi-, la Administración Obama animó a los actores regionales a tomar al toro por las astas. Más aún, los países africanos se mostraron predispuestos a resolver una crisis que había llegado al punto de ebullición. Sin embargo, mientras que los actores regionales intentaron divisar una solución a la crisis, ésta empeoró. Instancia en la que la hoja de ruta francesa fue considerada por Susan Rice -embajadora de EE. UU. ante Naciones Unidas- como "una porquería". Aún cuando su definición pudiere observar algo de razón, la Administración Obama falló a la hora de ofrecer una alternativa superior. La intervención militar de Francia en Malí demuestra, complementariamente, la severidad de una crisis que ha terminado por escalar.

Osama bin Laden ha muerto, pero al-Qaeda no se muestra en retroceso. El gobierno de los Estados Unidos de América ha sido sorprendido con los pies descalzos y sin la preparación necesaria para contener las amenazas regionales en perjuicio de sus intereses de seguridad nacional. La pregunta permanece: ¿qué tan mala debe tornarse la situación antes de que la Administración se vea forzada a modificar su curso y hacerse cargo de la amenaza terrorista en la región?


Traducción al español: Matías E. Ruiz

 

Morgan Lorraine Roach | Heritage Libertad, The Heritage Foundation