POLITICA: MATIAS E. RUIZ

La Salada en Washington: Cecilia Nahón, Axel Kicillof y Guillermo Moreno

El patético periplo angoleño de la Presidente Cristina Fernández Wilhelm y los desbarajustes compartidos por el affaire de la Fragata Libertad en Ghana confluyen ahora en una inconducente exhibición de internas en el Servicio Exterior, con la embajada argentina en Washington como protagonista...

18 de Diciembre de 2012

El patético periplo angoleño de la Presidente Cristina Fernández Wilhelm y los desbarajustes compartidos por el affaire de la Fragata Libertad en Ghana confluyen ahora en una inconducente exhibición de internas en el Servicio Exterior, con la embajada argentina en Washington como protagonista. Cecilia Nahón se asoma al fracaso diplomático, sin siquiera haber asumido como reemplazante del ahora ex embajador Jorge Argüello.

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El cristinismo no deja de acumular tropiezos en su regenteo desprolijo de las relaciones de la República Argentina con el concierto internacional. Los cultores de la hipótesis que reza que el subsistema político arribado al poder en 2003 infiltró el Servicio Exterior para consolidar negocios de familia o para obsequiar oportunidades a sus amigos exhiben hoy razones de sobra para asistirlos en su argumentación. Acaso la muestra más acabada de ello se corporizara Twitter, Matías E. Ruizen el risible periplo presidencial a Angola y la puesta en escena configurada desde la promoción de baratijas, con el único fin de arrojar un velo de ocultamiento sobre una obscura adquisición de diamantes de alta calidad. Operación que -por proximidad geográfica y clandestinidad- solo podía garantizar Isabel Dos Santos, hija del jefe de estado angoleño Manoel Dos Santos y referente obligada de la producción, el comercio y la distribución de piedras preciosas en todo el globo. Los pasos de baile compartidos a los medios de comunicación por la propia Presidente Cristina Elisabet Fernández Wilhelm y el desfile de los esperpentos/dignatarios de La Salada dejaron caer un pesado telón sobre una operación comercial por tres mil millones de dólares que muchos eludieron profundizar.

Sobrevendría luego el lastimoso affaire de la Fragata ARA Libertad -aquella que el mismo Néstor Carlos Kirchner invitó, puertas adentro, a "quemar"- y que remató con el conocido fiasco de proporción épica. Evento que hoy, rozando el más macabro de los cinismos, la Casa Rosada se esfuerza denodadamente por promocionar como un triunfo sobre los "fondos buitres" y que llevará a la Presidente a acometer el craso error de apersonarse para recibir a la embarcación, ni bien amarre en el Puerto de Buenos Aires.

Sobre el cierre del martes, los medios periodísticos argentinos se notificaron de lo que ya asomaba obvio, esto es, sobre el sonoro puntapié propinado al ahora ex embajador en Washington, D.C., Jorge Argüello. Iniciativa que puede rastrearse en los 'alegatos de oreja' -expresión de moda, si los hay- perpetrados por el economista de extracción filomarxista Axel Kicillof con el objeto de que la Presidente Cristina Fernández de Kirchner posicionara a su amiga del secundario Cecilia Nahón como delegada principal en la prístina casona ubicada en el 1600 de la Avenida New Hampshire, en el siempre inalcanzable vecindario washingtoniano de DuPont Circle.

Por múltiples razones (que obedecen fundamentalmente a la importancia del país anfitrión), la sede en Washington es la más cotizada en el mundillo diplomático argentino. París y otras ciudades europeas quedarán para los funcionarios de carrera más nostálgicos, y ciertamente palidecen frente a la oportunidad única de confeccionar jugosos negocios en el país más desarrollado del planeta. Kicillof -no caben dudas- supo tomar nota de ello y, en el proceso, quedar bien con Nahón, su amiga del alma y par en el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA). El piso bajo los pies de Jorge Argüello ya venía siendo conmovido en varios capítulos, desde hacía un tiempo: se tomaban -desde Balcarce 50- numerosas decisiones sin comunicar con D.C. y, muchas veces, intercambiando mensajes primero con interlocutores estadounidenses en el espartano edificio de Av. Colombia 4300. Para el ahora ex embajador en el Norte, las dos recientes visitas de Guillermo Moreno a la urbe ideada por George Washington (de las que se enteró a último momento), cruzaron el límite de lo tolerable y, por ello, se ocupó de poner el grito en el cielo. Pero nadie renuncia al destino más destacado: antes bien, se lo expulsa. El portero por excelencia del comercio exterior argentino, Guillermo Moreno, desprecia a Axel Kicillof, pero aprovecha las circunstancias para congraciarse con Cecilia Nahón y, eventualmente, poder manipularla a discreción. Siempre con la meta de expandir su radio de alcance, y de capturar las oportunidades de negocio que puedan cosecharse en la patria americana. Los casi cien mil dólares diarios -promedio- que el Mercado Central devuelve en forma de ROI [Return Over Investment] parecen ya no rendir lo suficiente y, para cualquier businessman hecho y derecho, explorar nuevas fronteras es una obligación, jamás una opción. Y, dicho sea de paso, ¿qué tuvo que ver Moreno con los diamantes angoleños? Pues -refieren las fuentes de rigor-, más de lo que se cree. El otrora hombre fuerte de Comercio tiene derecho: se ha hartado de tratar en forma directa con el elemento suburbano Nac&Pop y ahora se propone integrarse verticalmente, saltando hacia otros países del orbe.

El problema para la, por ahora, kicillofista Cecilia Nahón no remite sencillamente a su contundente inexperiencia y su carencia de verdadero roce internacional (promocionar productos en Africa o pelear por los limones tucumanos no enriquece el currículum vitae), sino que se verifica en su aterrizaje forzoso en la embajada de mayor importancia estratégica para la Argentina. Este tipo de arribo no suele ser la mejor manera de iniciarse en ningún sitio, y mucho menos cuando el primer destino que se recibe es el más cotizado. Portadora del recalcitrante speech del Modelo, Nahón es digna representante de los postulados teóricos de FLACSO, espectro rebosante de un inverosímil ideario populista que ciertamente no cuadra con las suculentas billeteras y las tarjetas de crédito platinum de los niños bien que por allí transitan. A no ser que lo que se exige sea lavar el propio sentido de culpa, frente a los pobres.

Tampoco constituye la mejor carta de presentación arrojar anclas en una embajada gracias a los buenos oficios (o tráfico de influencias, alguien podría apuntar) obsequiados por un amigo de la juventud, o por cuestiones de género -variable de peso específico más bien relativo que la Presidente de la Nación prefiere para justificar sus nombramientos. Los malos modos que, se refiere, caracterizan a la personalidad de Cecilia Nahón se darán de bruces con las dificultades inherentes al trato de cuestiones sensibles que hacen a la relación con los Estados Unidos de América y, entre estas -para nombrar solo unas pocas- vale precisar:

* El destrato contra los intereses norteamericanos en el país y los respectivos juicios de firmas en el CIADI/ICSID [casos Azurix y Blue Bridge];
* La eyección de la Argentina del Sistema General de Preferencias [GSP] con que el gobierno de EE.UU. beneficia a ciertas naciones en lo que respecta a comercio;
* Las negociaciones clandestinas con la República Islámica de Irán (tropiezo de consideración estratégica, adjudicable al Canciller Héctor Timerman) y el intercambio de tecnología sensible con el régimen de Ahmadinejad, junto con el apego excesivo del Gobierno Nacional al ideologismo antiamericanista propiciado por la República Bolivariana de Venezuela de Hugo Chávez;
* La protección brindada por funcionarios argentinos a elementos residuales del terrorismo internacional en forma abierta o bajo subterfugios, en donde incluso se conjuga la colaboración brindada por referentes del ámbito judicial;
* La falsificación marcaria corporizada por ferias del estilo La Salada y La Saladita, y las operaciones de lavado surgidas de esos espacios que, en ejemplos puntuales, han girado remesas de dinero a la localidad paraguaya de Ciudad del Este para facilitar el financiamiento de grupos sospechosos, categorizados como fundamentalistas islámicos;
* La declarada inacción del Sistema de Inteligencia Nacional en la Triple Frontera, y el hecho comprobado en ciertos círculos frente al temor de los espías argentinos de operar allí;
* El accionar impune de traficantes de cocaína a gran escala y otras substancias en el noreste argentino (Chaco, Formosa), territorios en donde, a lo largo de los últimos años, se han radicado más de sesenta mil ciudadanos mexicanos y colombianos con tiempo de permanencia en el país holgadamente vencido; el ya incuestionable surgimiento de la Argentina como una sucursal importante en producción de narcóticos, a raíz del establecimiento de laboratorios que desarrollan cocaína de altísima pureza y que compite en calidad con la que se manufactura en otros países (antes, productores tradicionales); las operaciones multimillonarias de lavado subsiguientes que, en muchos casos, tienen como protagonistas a dirigentes políticos argentinos, militantes y 'luchadores sociales' de renombre y que terminan siendo redirigidas a operaciones comerciales de variada índole;

Luego de la previa descripción de desafíos, la aparentemente bienintencionada Cecilia Nahón y su creyente sponsor Axel Kicillof deberían encontrarse a un tris de comprender que los libros, la formación universitaria y el amiguismo quizás no representen el basamento idóneo para aventurarse en terrenos desconocidos. Irónicamente -y a manera de bonus track-, será lícito apuntar que la sede diplomática argentina en Washington, D.C. se encuentra en cercanía de las representaciones de las naciones más corruptas del Africa subsahariana.

Vaya para Cecilia el sabio consejo que se suele compartirse en los espacios de poder en la capital estadounidense a los recién llegados: 'Si quieres un amigo en Washington, cómprate un perro'. Aunque será difícil despejar la sensación que remite a camisetas que quedan grandes.

 

Matías E. Ruiz, Editor