ESTADOS UNIDOS: AMY PAYNE

Barack Obama y su presidencia imperial, segunda parte

A veces, la ley simplemente se interpone en el camino. Por eso, la Administración Obama no ha necesitado del Congreso para promulgar nuevas regulaciones sobre Internet, las empresas, la producción de energía y las instituciones religiosas. Ha utilizado su poder para darles a los sindicatos en apuros una nueva posición ventajosa. Y ha concedido una amnistía a los inmigrantes ilegales.

25 de Octubre de 2012

A veces, la ley simplemente se interpone en el camino.

Por eso, la Administración Obama no ha necesitado del Congreso para promulgar nuevas regulaciones sobre Internet, las empresas, la producción de energía y las instituciones religiosas. Ha utilizado su poder para darles a los sindicatos en apuros una nueva posición ventajosa. Y ha concedido una amnistía a los inmigrantes ilegales.

Este flagrante desprecio por la ley (que implica la creación unilateral de nuevas leyes) está documentado en un nuevo y detallado informe del líder de la Barack Obama riéndosemayoría en la Cámara de Representantes Eric Cantor (R-VA). Basado en las investigaciones de los comités de la Cámara, el informe expone más de cuarenta ejemplos en los que la Administración sortea al Congreso para elaborar sus propias “leyes”, ignorando las leyes existentes, eludiendo el proceso regulador, elaborando su propia “ley” al dispensar de la legislación en vigencia, creando “súper agencias” y estableciendo programas federales no autorizados por el Congreso.

Y cuando su proceso legislador unilateral no era suficiente, la Administración ha desguazado la ley al emitir dispensas de manera selectiva de modo que las partes inconvenientes pudieran ser evitadas. En vez de reformar la educación, la Administración dictó dispensas de los requisitos incluidos en la ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás (No Child Left Behind) para persuadir a los estados y que, de esta manera, favorecezcan sus nuevos planes educativos. En lugar de mostrar honestidad acerca de los efectos de Obamacare, la Administración dictó dispensas de los planes médicos escogidos para suavizar el golpe.

Matthew Spalding, vicepresidente de Estudios Americanos y director del Centro de Principios y Política B. Kenneth Simon de la Fundación Heritage, comentaba en junio sobre esta presidencia imperial que:

Ahora, podemos apreciar ante nosotros un persistente modelo de desprecio a las capacidades del poder legislativo en favor de una toma de decisiones administrativa sin (y a menudo a pesar de) la acción del Congreso. Esto viola el espíritu (y potencialmente la letra) de la separación constitucional de los poderes legislativo y ejecutivo del Congreso y el Presidente.

No mucho después de que Spalding escribiese esas palabras, el Wall Street Journal expresó una preocupación similar: “Cuando el Congreso no hace lo que él quiere, lo ignora y actúa de todos modos”. Ese mismo mes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Obama vació la reforma de la asistencia social de sus requisitos laborales.

El informe de Cantor demuestra que, con independencia de las circunstancias, el Presidente siempre ha encontrado el modo de sortear a los representantes del pueblo:

En algunas ocasiones, el Presidente Barack Obama intentó ganarse a la autoridad legislativa, no lo logró y entonces actuó unilateralmente con una actitud desafiante. En otras ocasiones, el Presidente ni siquiera buscó encontrar el consenso y en lugar de eso ignoró al Congreso y su autoridad desde el principio. En sus discursos, Obama ha reconocido con orgullo que ha actuado sin el Congreso, sosteniendo que no tiene otra alternativa.

Pero no sólo ha puesto patas arriba las vidas de los ciudadanos y las empresas del país con sus perjudiciales normativas, sino que el Presidente Obama está estableciendo también un precedente peligroso. ¿Quién dice que el próximo presidente no vendrá y hará exactamente lo mismo? Independientemente del partido o de las posiciones sobre normativa del Ejecutivo de turno, así no es como se supone que debe actuar la Presidencia. Todo eso está simplemente fuera de la autoridad del Presidente, como explica Spalding:

El Presidente tiene responsabilidades únicas y poderosas dentro de nuestro sistema constitucional como principal responsable ejecutivo, jefe del estado y comandante en jefe. Pero estos poderes no incluyen la autoridad de elaborar leyes o de decidir qué leyes se han de cumplir y cuáles se han de ignorar.

Es crucial que los americanos comprendan el modus operandi de la Administración Obama. La ley no se ha interpuesto en su camino. El Congreso no se ha interpuesto en su camino. El problema es que parece no reconocer más autoridad que la suya propia.


La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

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Amy Payne | Heritage Libertad, The Heritage Foundation