ESTADOS UNIDOS: STEVEN BUCCI

EE.UU.: no hacer política con la seguridad de la nación

El pavoneo político en torno a la retención de fondos está siendo vergonzoso. Como describió Bob Woodward en su libro The Price of Politics (El precio de la política) la presente crisis no fue producto de la ineptitud o de unas prioridades erróneas (¿quién habría pensado que ahora esos serían considerados como males menores?)

21 de Septiembre de 2012

El pavoneo político en torno a la retención de fondos está siendo vergonzoso. Como describió Bob Woodward en su libro The Price of Politics (El precio de la política) la presente crisis no fue producto de la ineptitud o de unas prioridades erróneas (¿quién habría pensado que ahora esos serían considerados como males menores?). La crisis ha sido causada por las decisiones conscientes de unos líderes políticos que han puesto sus prioridades electorales por delante de su deber de proveer seguridad nacional.

Soldado de EE.UU.La fórmula de la retención de fondos obligada por la ley de Control Presupuestario nos ha dejado con la elección entre un desastroso conjunto de reducciones en el presupuesto de defensa (además de las ya instauradas) o aceptar unas desastrosas subidas de impuestos. Este es el resultado de unos líderes que han afirmado que están francamente cómodos con unas reducciones adicionales en defensa (como ha expresado el líder de la mayoría en el Senado Harry Reid (D-NV)) y que desean subidas masivas de impuestos para financiar los insostenibles programas de derechos a beneficios que tanto defienden.

Reid ha dicho repetidamente que no permitirá que ninguna solución alternativa a la retención de fondos llegue siquiera a ser votada, a menos que contenga unas subidas de impuestos sustanciales. Igualmente, el presidente ha comentado que vetaría cualquier legislación que proteja el presupuesto de defensa de las reducciones de cerca de medio billón de dólares sin que los adversarios acepten su visión del presupuesto, que incluye las subidas de impuestos.

En los buenos tiempos, esto se consideraría una incierta manera de proceder. Sin embargo, estos no son buenos tiempos. Incluso los altos cargos de la administración han dejado de decir que la guerra contra el terrorismo haya terminado y que podemos cosechar unos dividendos con la paz similares a los de los años de Clinton. La muerte la semana pasada del embajador de Estados Unidos y de tres de sus compañeros dejó eso trágicamente claro. Los enemigos de Estados Unidos aún están ahí fuera y además siguen activos. Pero los líderes políticos americanos ignoran estas amenazas al reducir nuestras Fuerzas Armadas por nuestra cuenta y riesgo, pues sólo estamos empezando a comprender las ramificaciones de la agitación en el Medio Oriente tras la Primavera Árabe, además de que al-Qaeda e Irán continúan incordiando a Estados Unidos y a las naciones libres del mundo.

¿Cómo afectaría la retención de fondos a nuestras iniciativas de defensa y seguridad? Todas las peligrosas reducciones de los programas de operaciones, los efectos negativos en la industria de defensa, las cada vez menores capacidades para financiar la Guardia Nacional en caso de desastre en el territorio nacional y las reducciones recientemente identificadas dentro de los programas de seguridad de nuestras embajadas reclaman una solución razonable y bipartita. Nuestros líderes no se pueden mantener fijos en sus posiciones ideológicas, aunque el líder de la mayoría Reid, al aceptar una única opción, sea la definición perfecta de la rigidez ideológica.

Todo el mundo entiende que los políticos busquen su reelección, pero su primera obligación debe ser servir al pueblo. Y proporcionar la defensa común es un elemento primordial de ese servicio. Por lo que no tratar apropiadamente las autodestructivas reducciones presupuestarias debidas a la retención de fondos es una dejación de esa responsabilidad.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Steven Bucci | Heritage Libertad, The Heritage Foundation