POLITICA: LIC. GUSTAVO ADOLFO BUNSE

Acrobacia para proseguir el saqueo

Para muchos que la ven moverse en un camino zigzagueante, ella ha entrado en una especie de delirio enfermizo de contradicciones.

29 de Agosto de 2012

Para muchos que la ven moverse en un camino zigzagueante, ella ha entrado en una especie de delirio enfermizo de contradicciones. Las acciones -absolutamente superficiales- que impulsa con una inexplicable vehemencia, ninguna de las cuales puede escaparse del formato populista, objetivamente, no tienen destino. Ha decidido arrojarse al vacío. Y hacerlo en público.

Twitter, Lic. G. BunseEn efecto, como una graciosa y torpe acróbata de un circo de barrio -y con sus medias caladas visiblemente raídas- piensa intentar una cabriola, sin tener la menor idea de las consecuencias. Parece que no tuviera red. Pero la red somos todos nosotros.

Para ella, estrellarse contra el piso es simplemente un ejercicio de cada día, que es practicado a expensas de nuestros intereses, de nuestro futuro y, básicamente, de nuestro estado de ánimo.  

Tomar por idiota a toda la ciudadanía es una práctica compulsiva que ya no le alcanza a ella  ni a su recua de mercaderes para seguir andando a los tumbos en esta senda de improvisaciones. Ha tomado, orgullosa, la vanguardia de la inmoralidad.

Y todos sus súbditos cruzan con ella -alegremente- la raya del delirio y de la falsificación. Demasiadas veces por día. Mareados ahora, en el mito degenerado  de la autoridad sin límites -y acaso en su continuidad eterna en el poder- han logrado que ella convierta su rostro en una maldita mueca de soberbia, cuya sonrisa de Gorgona le sale, siniestramente, de costado. Una sonrisa de falsa suficiencia, que suele notársele bastante más cuando pasea por delante de la pleitesía y de la capitulación moral de todos los arrastrados que asisten a su atril diario.

La velocidad de su enriquecimiento en los últimos seis años ha superado las proporciones de lo entendible para un contador avezado. Un experto en cuentas queda en un estado de estupefacción al ver la evolución impresionante de sus ganancias. Un récord mundial que establece marca de medalla de oro en “personas a sueldo”. Casi ninguna persona física o empresa en el mundo ha podido lograr ese crecimiento patrimonial.  

Y esto -que puede parecer una exageración- no se refiere al valor adquisitivo de su fortuna mal habida, sino sólo al ritmo extravagante de la acumulación de dinero en la “unidad de tiempo”. Cualquier inversión que quiera tomarse en los últimos treinta años en el país, desde el mejor de los bonos domésticos, todos, las locaciones inmobiliarias hoteleras más exitosas, los bonos de cualquier deuda, incluso los depósitos a plazo fijo que hayan sido más redituables e inverosímiles, los Money Market Funds estrella, no alcanzan siquiera al 28 %  de lo que le han rendido a esta mujer.

Y eso admite un solo nombre: desfalco a mansalva.

A la hora de buscar excusas, sin siquiera sonrojarse, su gesto no puede superar al de un niño escapado de una calesita. Y, así, hablando de mil imbecilidades en Cadena Nacional casi todos los días, ella -lo más campante- nos vuelve a sonreír. Pues cualquier colectivo, la deja bien. Los cartuchos quemados de todas las bengalas y el acre olor a la bacanal de los fondos desfalcados son, como todo ha sido en ella, sólo vestigios desparramados por el piso de lo que hoy ya no puede verse. Son los restos, las señales o las huellas desdorosas del gran latrocinio histórico. El mayor de la República durante el último siglo.

Un día, asaltaron la Intendencia de Río Gallegos y convirtieron a los choferes en apoderados, a los porteros en dueños de escalones cruciales del Estado y a los secuaces de sus primeras horas en buscadores de fondos para depredar en poblado y en banda. El dinero de todas las campañas ha sido poco menos que un foco séptico. La clásica mesa de la repartija de una gavilla.

Parapetada en su moral hostil a la pupila de los honrados, ella confirma linealmente su desprecio por los hombres probos e indomables. Y aparece casi condenada ahora a seguir con la conscripción de los lacayos domesticados y envilecidos. A seguir tapando con ramas la trágica huella de su desfalco. Buscando disimular las pateaduras hechas en todas las puertas y cajoneras que han sido mutiladas para robar. Pero le será difícil.

Buscando cicatrizar con parches la terrible corrupción que desató en la obra pública y en las arcas de la enorme irresponsabilidad de los subsidios. Pero le resultará complejo. Y, aún así, la ignorancia colectiva preferirá quedarse callada cuando el parlamento decida escriturar otra reforma ortopédica y compulsiva para darle a ella otra retorcida oportunidad de seguir arrasando el país.

Toda la oposición parece empujarla -fervorosa- con la estupidez del pavo para que pueda perpetuarse. Muda e impertérrita hasta el grado de la repugnancia. Un desdén que se convierte en auxilio tácito de los hechos delictivos que se están perpetrando en la República Argentina, casi como un guiño colectivo a la inminente acrobacia para que prosiga el saqueo.

 

Lic. Gustavo A. Bunse | El Ojo Digital Política